Esbozo Biográfico
Mario Vargas Llosa nació en Arequipa, al sur de Perú en 1936. Después vivió en Cochabamba (Bolivia), Pira y Lima. Precisamente en Lima estudió dos años en el colegio militar Leoncio Prado, experiencia que después plasmaría en su primera novela La ciudad y los perros (1963).
Empezó muy joven a escribir y publicó algunos cuentos en Lima. Inició sus estudios en la Universidad de San Marcos, donde se graduó. A los 18 años se casó con su tía política, Julia Urdiqui, aunque el matrimonio no duró mucho, sí le sirvió como materia para su novela La tía Julia y es escribidor (1977).
Tras estudiar en la Universidad de San Marcos de Lima, se trasladó a Madrid, donde dejó inacabada su tesis doctoral; aunque sí terminó un libro sobre la misma García Márquez. Historia de un deicidio. Desde allí fue a París, en donde vivió hasta 1966, ejerciendo distintas actividades: profesor en una academia de idiomas, redactor de France Press, traductor de la Unesco, doblador de películas…
Poco a poco, Vargas Llosa fue adquiriendo más éxito –en Barcelona publicó varias novelas- e impartió clases en distintas universidades europeas.
Ha residido en París, Barcelona y Londres. En los 80 dedicó más tiempo a su propio país, renegando de su antiguo apoyo al régimen castrista. Así, en 1990, su lucha por la presidencia del Perú con la coalición del Frente Democrático hizo de él una figura principal y controvertida en los medios de comunicación. Perdió las elecciones a favor de Fujimori y abandonó la carrera política y el Perú, a favor de la literaria. De todas formas, las opiniones de Vargas Llosa jamás dejan indiferente a nadie.
En 1986 fue premio Príncipe de Asturias. En 1993 adquirió la nacionalidad española y obtuvo el Premio Planeta. En 1994 recibió el Premio Cervantes. En 1996 ingresó en la Real Academia de la Lengua. Y, por fin, tras varios años de escuchar su nombre como candidato, en el 2010 recibió el Premio Nobel de Literatura.
El “boom” de la novela hispanoamericana
Los años 60 son la etapa importante de la novela hispanoamericana porque coinciden una serie de autores en plena madurez creativa al lado de una serie de circunstancias políticas y sociales que permiten su amplia difusión. Debido a la cantidad de obras que aparecieron entonces y al éxito editorial de las mismas, se calificó este fenómeno como el “boom” que era un nombre muy comercial.
La primera característica que distingue estos autores es que forman un grupo muy compacto, aunque no puede hablarse de generación por sus distintas edades. De todas formas todos comenzaron su producción novelística en los 60. Nos referimos a nombres tan importantes como José Lezama Lima, Manuel Mújica Laínez, Julio Cortázar, Augusto Roa Bastos, José Donoso, Carlos Fuertes, Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante y, por supuesto, Mario Vargas Llosa.
Estos autores es internacionalizaron debido a la azarosa vida que llevaron en sus respectivos países. Vargas Llosa, como ya se ha dicho, vivió en Europa más de 20 años.
Otro aspecto decisivo para el fenómeno fue la reactivación de la industria editorial española, concretamente la de Barcelona, donde vivieron varios años García Márquez, Vargas Llosa y José Donoso. Las editoriales Seis-Barral, Plaza y Janés y Bruguera aprovecharon las obras de estos autores para lanzar grandes tiradas y sucesivas reediciones, siempre con gran éxito. Así, Vargas Llosa recibió el Premio Biblioteca Breve de Seix-Barral en 1963 por la ciudad y los perros.
Obra
Mario Vargas Llosa tiene una auténtica vocación de escritor en exclusiva y así lo expresa: “Necesito trabajar como lo hace un empleado de banco, todos los días, varias horas, de una manera sistemática. Todo lo que me distraiga, todo lo que me impida escribir me pone de mal humor”. Además, es consciente de que escribe para ser leído: “Yo quiero, como novelista, contar una historia de la manera más verosímil y auténtica, de modo que el lector “crea” en ella. […] No me interesa la técnica por ella misma”.
Mario Vargas Llosa es un escritor realista, aunque se trata de un realismo no descriptivo. Así, nos ofrece una visión amarga y desgarrada de diversos aspectos de la realidad peruana. Para José Mª Valverde, Vargas Llosa es el narrador más dotado de la actual narrativa en lengua española.
Se vale de diferentes recursos –fragmentación de la acción, ruptura de la sucesión cronológica, mezcla de distintos diálogos y escenas…- para anular la distancia entre la anécdota y el lector y permitir que éste perciba la realidad de la misma forma desordenada y fragmentaria que los personajes-.
Con su primer libro Los jefes (1958), obtuvo el premio Alas y la fama literaria. El libro es un conjunto de cuentos en el que ya se vislumbran algunos temas que después desarrollará en sus novelas.
En La ciudad y los perros (1962) se refleja la vida de unos adolescentes internos en el colegio militar de Lima Leoncio Prado y la crueldad que el medio genera. Es su primera novela, una novela madura que inició, junto con Cien años de soledad, de García Márquez y algunos títulos más, como acabamos de comentar, el llamado “boom” de la literatura hispanoamericana. Ya en sus relatos anteriores, como hemos dicho, Los jefes y Los cachorros (1967) adelantaba el universo narrativo que culmina en La ciudad y los perros. Se trata de una novela amplia, que recrea un universo donde la ternura y la piedad son vistas como defectos, ya que en el colegio militar Leoncio Prado, los alumnos, la mayoría de ellos obligados por sus padres, han de aprender a vivir y a generar una serie de estrategias en donde la brutalidad es algo presente. Se trata de sobrevivir. De ahí que chicos como Ricardo Arana, el llamado Esclavo, mucho más sensible, no encaje con los procedimientos y Alberto Fernández, el Poeta, choque con la hipocresía de los medios que se aplican. En la disciplina militar no importa qué pase, solo que todo quede bien oculto y que, cara a la galería, parezca que no hay problemas. El autor ofrece unos análisis psicológicos impresionantes de adolescentes –el Jaguar, Cava, Boa…- que luchan por salir adelante y preservar su libertad frente al autoritarismo –social, familiar, político- que quiere amputarla.
Vargas Llosa en sus siguientes novelas sigue explorando ese mundo especial, del llamado realismo mágico. La casa verde (1966) es la novela total del interior del Perú. Se desarrolla en Piura, región del norte del país, y en la Amazonia. Los dos escenarios le permiten una superposición de planos, de acciones y de personajes, en los que se mezcla la fantasía, la memoria y las vivencias personales. Conversación en La Catedral (1969) reconstruye el periodo de la dictadura de Manuel Odría y las corrupciones del régimen. En Pantaleón y las visitadoras (1973) y La tía Julia y el escribidor (1977) vuelve a las formas tradicionales de narrar. En ambas aparece el humor y la ironía. Así, en la primera satiriza las normas rígidas del militarismo, ya que cuenta cómo un capitán, por mandato de los superiores, debe organizar un cuerpo de prostitutas que se trasladen donde acampan las guarniciones de soldados, en la selva peruana. En La tía Julia y el escribidor, tal y como anticipábamos, aparecen elementos biográficos de su boda fallida; en esta caso se trata de la tía Julia, mujer divorciada y un incipiente escritor llamado “Varguitas”.
La guerra del fin del mundo (1981) es una novela de aventuras, pero también histórica porque relata la rebelión de los sertaneros brasileños a fines del XIX. Vargas Llosa llega aquí a la cumbre literaria: reconstruye un universo complejo, critica determinados sectores sociales e ideologías, reflexiona sobre actitudes humanas permanentes, maneja hábilmente los procedimientos narrativos tradicionales, emplea el humor, la ironía…
Otras novelas suyas son Historia de Mayta (1984), ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), El hablador (1987), Liturna en los Andes (1993, Premio Planeta), Elogio de la madrastra (1988), Los cuadernos de don Rigoberto (1998), La fiesta del chivo (2000) y El sueño celta (2010) que es, por ahora, su última novela.
Premio Nobel
La concesión del Premio Nobel de literatura a Vargas Llosa, por esperada, no ha dejado indiferente a nadie y ha sido muy bien recibida. La justificación del premio fue que su obra es “una cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”.
Vargas Llosa, como nadie, domina los recursos narrativos y crea obras de gran calidad humana y literaria, en donde el idioma está a la altura de los más exigentes, pero puede ser entendido por todos. Cervantes aplaudiría su estilo.
Según Vargas Llosa, la misión del escritor es “agitar, inquietar, alarmar, mantener a los hombres en una constante insatisfacción de sí mismos, estimular sin tregua la voluntad de cambio y de mejora. En el momento actual la realidad americana ofrece al escritor un verdadero festín de razones para ser un insumiso y vivir descontento”. A Vargas Llosa le gustaría que la sociedad actual cambiase y que acabase imponiéndose la justicia social; aunque, en cualquier caso: “los escritores tendremos que seguir como ayer, como ahora, diciendo no, rebelándonos, exigiendo que se reconozca nuestro derecho a disentir, mostrando que el dogma, la censura, la arbitrariedad, son también enemigos mortales del progreso y de la dignidad humana”.
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