Pueblos prerromanos
“Al Dr. Santiago Mollfulleda. In memoriam”
Nuestro idioma, herramienta común que nos hermana, a veces es empleado con pocos miramientos y, como ente vivo que es, precisa mimo y atención. Para amar un idioma hay que apreden a conocerlo y eso nos permitirá ser más plurales y más generosos con las lenguas que nos rodean porque nos mostrará los puntos de unión que hay entre unos idiomas y otros.
ELEMENTOS PRERROMANOS (SUSTRATO)
El castellano -el español- está formado por dos grandes grupos lingüísticos:
1- el latín vulgar, como elemento básico.
2-otros idiomas: árabe, germánico, lenguas prerromanas...
Las lenguas prerromanas son aquellas que se hablan en la Península Ibérica antes del desembarco de los romanos en Ampurias el año 218 a. C.
Parece que en la Península se hablaban lenguas diversas, resumiendo mucho, como el ibérico en la zona este, el vasco en una zona más amplia que la actual, el tarteso en la zona suroeste y el resto de la Península estaba ocupado por pueblos que hablaban lenguas de procedencia indoeuropea (el ligur, el celta...).
Del pueblo tarteso sabemos que logró una civilización pujante. En cuanto a los íberos era un pueblo de cultura no tan elevada como la tartesa, pero también muy civilizado. Había en sus costas colonias griegas que se instalaron con el ánimo de comerciar, no para ocupar el territorio, y el pueblo íbero, que carecía de alfabeto, adoptó el alfabeto griego y eso nos ha creado problemas porque son dos sistemas fonéticos distintos: el silábico y el alfabético.
Todas estas cuestiones nos llevan al término sustrato que sería la primera capa lingüística de la que tenemos noticias; es decir, el poso prerromano. Así, estas lenguas dejaron influencias en la latina. Vemos, a vuela pluma:
-restos de la lengua ibérica en el castellano (a través del latín): perro, barro, manteca, carrasca, chaparro...
-en cuanto al vasco -que no es una lengua indoeuropea- ha dejado también su impronta en el castellano: izquierdo, pizarra, gorrión...
-otros restos prerromanos son las del celta como vera, cerro, losa, greña...
Los restos del sustrato, para acabar, dependen de varios factores, entre ellos el mayor o menor parentesco lingüístico entre las dos lenguas (primitiva y la que se sobrepone). La influencia no es igual si están emparentadas o si son distintas, eso es evidente.
LATÍN (ESTRATO)
El latín vulgar es el elemento fundamental sobre el que se desarrollan las lenguas románicas. En el año 218 a. C. desembarca en Ampurias un ejército romano bajo el mando de Cneo Escipión, con motivo de la II Guerra Púnica. A partir de aquí, soslayando las cuestiones históricas, se inicia la conquista en dos direcciones básicas:
-desde el Este hasta el Oeste
-desde el Sur al Norte
Esta conquista provoca una serie de levantamientos, sobre todo de las tribus menos civilizadas (celtíberos y lusitanos, el caso de Numancia, por ejemplo).
Hispania quedará dividida en dos provincias:
-Hispania Citerior
-Hispania Ulterior
Ambas gobernadas por pretores. Tras muchos esfuerzos, se pacifica toda la Península -salvo el Norte-. La romanización se produce con mucha rapidez en las zonas más culturizadas: el levante y el sur (la Baetica). En general, los romanos tienden a respetar las instituciones de los pueblos que conquistan, aunque son los propios pueblos conquistados los que abandonan sus costumbres por las otras que consideran superiores.
Las ciudades no eran muy populosas, pero disponen de todos los elementos de la ciudad romana: teatro, circo, foro, tiendas... Así se produce el florecimiento de una serie de personalidades y se condede el derecho de ciudadanía romana a los hispanos. Nombres como Trajano, el primer emperador no romano, Marcial, Lucano, Quitiliano, etc. han de ser recordados por su procedencia hispánica.
El latín sobre el que se desarrolla el castellano no es el latín culto, sino el latín vulgar, el que hablaban los legionarios, los conquistadores. De la evolución del latín, más los otros elementos comentados surge el primitivo castellano; surgen también las lenguas románicas o romances o neolatinas. Al pueblo romano no sólo debemos el idioma, sino una actitud cultural, una influencia notable que ha llegado hasta nuestris días.
El latín del Imperio no era uniforme porque el territorio del Imperio Romano era extensísimo y no resultaba fácil establecer las conexiones con los distintos territorios; así, posteriormente, cada sector se iría diferenciando de Roma y se irían perdiendo los lazos con el latín. El proceso se acelera con la caída del Imperio Romano de Occidente.
ELEMENTOS GERMÁNICOS (SUPERESTRATO)
En el S. V d. C. al sustrato latino se sobrepone otra capa lingüística, que recibe el nombre de superestrato. En el año 409 se produce la invasión germánica; suevos, alanos y vándalos invaden la Península. Poco después, entra otra invasión, la de los visigodos, que es quien deja los restos lingüisticos más singulares. Era un pueblo muy romanizado. Así, se mantuvo el latín como lengua dominante y común en toda la Península. Los invasores fueron abandonando su lengua materna a cambio del latín, aunque aportan algunos rasgos, dentro del aspecto militar (guerra, heraldo, espía, yelmo...), en la toponimía (Godino), en la antroponimía (Álvaro, Fernando, Rodrigo, Elvira...- y otros.
ELEMENTO ÁRABE (SUPERESTRATO)
El latín, con los elementos germánicos, fue evolucionando hasta que el 711 se produjo la invasión por parte de los árabes y la Península quedó ocupada por otra capa lingüística. La influencia lingüística del árabe es fundamental para el castellano. Según Américo Castro, el español es el resultado de la confluencia de tres factores: lo hispanoamericano, lo árabe y lo judío. El pueblo árabe era un pueblo vivo, con ideas, que ocupa pronto la Peníncula, llega a los Pirineros y en Potiers son detenidos por Carlos Martel, aunque el dominio de la Península, salvo el núcleo del Norte, es total. En el 756 un Omeya lleha a España, huyendo de la matanza de su dinastía, y se erige como emir independiente. Es Abderramán I, que se establece en Córdoba. En 912 ABderramán III se proclama Califa y se mantiene el califato hasta principios del S. XII. Poco después se produce la dispersión en los Reinos de Taifas, pero eso ya es otra historia.
El pueblo árabe, en principio, respetaba al pueblo dominado, el pueblo mozárabe, que eran los súbditos hispanos, romano-visigodos. Progresivamente, conforme se organiza la resistencia del norte, hay miedo y se presiona sobre los núcleos mozárabes. El pueblo y la lengua mozárabe quedó eliminada y sólo tenemos unos restos: las jarchas.
La influencia del árabe en el castellano es, salvo algún rasgo morfológico y fonético como “ojalá” que es un giro curioso. Significa “Quiera Alá” y llama la atención quye lo siga empleando un pueblo, el español, que, al invocar a Dios, lo haga con Alá, o los indifinidos “zutano, fulano o mengano” o el sufijo en “i” (alfonsí); bien, salvo estos elementos, la influencia del árabe en elementos léxicos es impresionante: entre cuatro y cinco mil arabismos conserva el castellano. Términos que se incorporan a todos los ámbitos de la vida: terminología militar (adalid, alférez, atalaya), vida pública (alcalde), agricultura (acequia, noria, alcachofa, azafrán, azúcar, naranja...), comercio -almacén, aduana, maravedí...), vida urbana (arrabal,...), ciencia (álgebra, algoritmo..), toponimia (Guadalquivir, Gualajara, medina...) y un largo etcétera de términos, muchos de los cuales se inician con “al” que es el artículo árabe.
OTROS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL CASTELLANO
Otros idiomas han influido en la formación del castellano: los galicismos, provenzalismos, catalanismos, americanismos... Sion embargo, no han sido una capa estable, sino que se han ido incorporando por oleadas. Hoy en día una de los idiomas que más peso tiene es el inglés. Hay que tener cuidado con los anglicismos, ya que la mayoría no son necesarios porque en el idioma contamos con términos afines que deberían ser utilizados.
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