domingo, septiembre 17, 2017

Un més,
Olalla González (text) - Marc Taeger (il.lustracions)
Kalandraka, 2017

El conillet troba que la seva mare està diferent i esbrina que aviat tindrà un germanet. La mare li dui que quan no es pugui veure els peus i llavors, impacient, no para de fer-li la mateixa pregunta dia a dia, alhora que també pregunta als altres animals del bosc que li estan preparant algun regal. Així el picot li fa el bressol, l`esquirolet unes joguines, l`ovella li fa robeta i l´os, doncs, l`´os ha de dormir. I així van passant els dies, amb un conillet emocionat que imagina quantes coses farà amb el seu germanet, fins que arriba el dia del naixement i la sorpresa és majúscula perquè la mare té un munt de germans i germanes i això és meravellós.
Un més és un conte molt bonic adreçat als primers lectors que juga amb l`estructura cíclica, però d´una forma una mica més complexa ja que són tres els cicles que veiem. Per una banda, les preguntes del conill a la mare i la seva resposta que, fins al final, és la mateiexa: encara es pot veure els peus. Per altra, la pregunta que fa als amics del bosc i la resposta dels mateixos que és també paral.lel.la i, finalment, la imaginació del conill que, cada vegada que pregunta, es veu jugant i vivint milt aventures amb el seu germanet. En aquest moment, les il.lustracions són monocromes perquè es traslladen al món dels somnis i s´han de diferenciar.
Deiem que el text és cíclic i ens porta a la sorpresa final que cap lector no es pot esperar. Els dibuixos són tendres i suaus i acompanyen al conillet en aquesta espera plena de neguit i expectatives.
El conte, en definitiva, ens parla del germà gran, de com es pot viure aquest moment i de l`alegria que li pot proporcionar si els pares i els que l´envolten l´ajuden a sentír-se bé, com li passa al conillet.
La família, la naturalesa, el pas del temps, els jocs i la imaginación són ingredients bàsics en aquest conte, tan positiu i ple de vida.
El llibre el podem llegir en castellà, gallec, eusquera, portuguès, italià i anglès.

miércoles, septiembre 13, 2017

Contrapuntos del alma,
Ian Charles Lepine
Ars Futura, 2017

El concepto contrapunto, de todos es sabido, se relaciona con la música y con la capacidad de armonizar diversas notas que suenan a la vez. También podemos decir que es un contraste entre dos situaciones que se producen simultáneamente. Sin duda, eso lo sabe bien Ian Charles Lepine cuando escoge este título para su poemario y le añade una aclaración importante, "del alma". Esto es, los contrastes que él nos quiere compartir son los que se dan en el propio centro del ser humano, allí donde reside su capacidad de sentir y de ser.
Son XXII contrapuntos más otros tantos poemas, que les sirven de contraste, los que conforman este poemario singular. Decimos singular porque lo ha escrito un joven poeta, aunque con un bagaje cultural impresionante. Ian Charles Lepine bebe directamente de las fuentes clásicas más puras y se deja empapar por ellas, de una forma muy natural. Es capaz, como indica el título del libro, de relacionar aquellos conceptos más clásicos, más cercanos con el mundo grecolatino que él admira, con situaciones actuales, con la cultura más cercana, con cuestiones más propias de nuestro tiempo. Y ese es el gran mérito del poemario, no desdeñar los orígenes sino integrarlos con lo que uno es.
Ya en el poema que abre el texto, titulado precisamente "Contrapuntos del alma", se dejan claros los principios que regirán los poemas:
"Alma y cuerpo son diferentes
pero son en la misma tonalidad.
Las melodías de la respiración
nacen en contrapunto a la añoranza
y día a día, nota a nota, pieza a pieza
del rompecabezas,
vivimos la música humana
de las esferas eternas".
Así, en Contrapuntos I se nos pide que "no pensemos el pasado", mientras que en el poema que lo refleja se aboga por el "nunca"; en Contrapuntos II es la condena de Ícaro que aparece proyetada en el poema "El hombre" y así, sucesivamente, íríamos con el claro y el oscuro, la luz y las sombras, la soledad y la compañía, la muerte y la vida, el paso del tiempo y la eternidad, el amor y su negación.
A veces, los poemas de Ian Charles Lepine se transforman casi en oráculos como cuando leemos:
"Ningún secreto
queda por revelar:
somos ciegos".
Otras se cuestiona su propia escritura, su concepto de la vida, sus pensamientos porque se sabe en continuo cambio y porque todo es posible:
"Contra las rocas del crepúsculo
se despedaza el día
y nos muestra el camino
de desgracia
que también hemos de hacer".
No es poesía fácil la del poeta, ni complaciente con él mismo, sino llena de aristas, de preguntas, de enigmas sin resolver porque: "La ceguera antigua de las tinieblas es eterna".
Invitamos a leer despacio el poemario, a detenerse en sus imágenes, a tratar de entender sus símbolos porque no hay fatuidad en sus versos, sino verdad y ansias de crecimiento y, por supuesto, mucho respeto al pasado.

Vertumno,
María García Esperón,
DosOrillas,
Independently published, 2017

Vertumno es una historia deliciosa que nos habla de los principios de Roma, de cuando todo estaba aún por hacer y todo era posible, de cuando los dioses hablaban, sin acritud, con los mortales y de cuando los emperadores aprendieron a respetar otras culturas y otras creencias.
En esta ocasión, es un canto hacia la conciliación, hacia la importancia de la cultura etrusca que tanto caló en la romana. Aquí se nos habla de un dios, de Vertumno, un dios muy especial, que, como ocurre con el relato, podía serlo todo a la vez y como él quisiera. Vertumno, el dios que se enamora de Pomona y que, por amor, es capaz de lo que sea, incluso de quedarse a vivir en Roma.
Por otro lado, el emperador Numa Pompilio, siempre aconsejado por la ninfa Egeria, siempre justo y conciliador. Y, por el otro, un escultor, Mamurio Veturio, a quien se le encarga la estatua del dios, una estatua tan perfecta que cobra vida, que es capaz de decidir, de pensar y de sentir.
Muchos son los prodigios que se narran en  Vertumno, aunque quizá lo más importante sea cómo se narran, de forma fluida, con mucho sentido del humor y humanizando a los dioses sin el menor reparo porque, en realidad, el límite que los separa de los humanos es tan débil que, alguna vez, sobre todo al principio, alguien tuvo que cruzarlo.
El relato, escrito en tercera persona, sigue un orden lineal, va desde el principio al fin, aunque no al fin total, porque, justamente, cuando se termina el libro comienzan nuevas historias y sigue el avance romano.
Los diálogos, chispeantes y cercanos; las descripciones luminosas y claras; los personajes bien trazados y las situaciones muy detalladas hacen que Vertumno sea un libro ideal para cualquier lector, pero que los lectores jóvenes, incluso muy jóvenes, sean los que más van a disfrutar esta historia tan plástica y mágica a la vez.
El amor, las creencias, el apego a la tierra, el respeto a otras culturas son, sin duda, ingredientes muy potentes en Vertumno.
 

martes, septiembre 05, 2017

Príncipe silencio (Poesía)
María García Esperón
DosOrillas, 2017

Príncipe silencio es un poemario que recoge un abanico de poemas nacidos de la emoción, de la contemplación, de ese momento en que el alma se ensimisma y vuelve a la infancia y trota, alegre, al lado de un unicornio y vuela, presurosa, con el hada más pequeña y le arranca, sin problemas, todas las palabras al príncipe más callado de los cuentos. Es en ese momento, cuando el lector se siente arropado por una antmósfera de fantasía, de riqueza expresiva, en que todo y nada, hoy y ayer, silencio y palabra se dan la mano porque, al fin y al cabo, principio y final son lo mismo, solo que desde otro punto de vista.
Los poemas del libro van desde el arte menor al mayor, desde la rima muy marcada a aquella otra leve y etérea, desde un personaje claro hasta la intuición de una presencia que es y no es al mismo tiempo.
Varios son los temas que la autora roza con su varita de ritmos. Así, el sueño es uno de los más importantes. Soñar que soñamos, soñar al otro, soñar el amor, soñar que el sueño el real, soñar, por qué no, despierto. La palabra es asimismo otro motivo de la autora, palabra callada, palabra apenas pronunciada y que ya no nos pertenece, las preguntas, sobre todo aquellas que carecen de respuesta se asoman, sin miedo, entre los versos de este libro. El paso del tiempo y la confluencia de los aspectos temporales, el hoy y el ayer y el mañana, en una especie de eterno retorno es quizá uno de los temas destacados. Los elementos de la naturaleza, las plantas, el mar, la tierra van entrelazándose para dar cuerpo a los poemas y permitir que los sentimientos fluyan. El amor, el desamor, la soledad, la búsqueda del destino y la verdad se columpian del brazo del príncipe silencio y le dan la mano al hada infinito.
Son poemas muy rítmicos, llenos de imágenes visuales, de sinestesias, que nos permiten oler, paladear, sentir, estar, ser protagonistas de muchas de las escenas que la autora nos muestra. A menudo la primera persona se hace dueña y señora de los versos y muestra un poso de ternura lleno de magia, pero también de melancolía, una melancolía de la infancia, del recuerdo, del tiempo que se nos fue, de aquel destino que nos aguardaba y pasó de lejos. Cerca y lejos, sí, como leemos en uno de los poemas, así va galopando el príncipe silencio, entre lo que no pudo ser y lo que acaso sea, pero que aún no es. La paradoja es, sin duda, una de las bazas del poemario.
En definitiva, un poemario para degustar muy despacio, para dejarse envolver sin miedo, para sentirse seducido por el poder de las palabras.

lunes, septiembre 04, 2017

María García Esperón
El escudo de Aquiles,
DosOrillas, 2017

El escudo de Aquiles es una novela épica, enérgica y vibrante que se centra en un objeto, en un símbolo, en una leyenda, en una quimera tan descomunal como es el escudo de Aquiles, del gran héroe, del héroe por antonomasia.
Lo valioso de la novela es su forma de contar una historia que nos puede sonar, porque las alusiones a La Illíada, son constantes, pero su autora, María García Esperón, logra narrarlo como si fuera nuevo, como si estuviera sucediendo aún ante nuestros ojos y es muy acertada esta visión en presente porque, hoy en día, en cualquier lugar, en cualquier rincón, siguen dándose luchas, pulsos de poder, errores de cálculo, injusticias, arrebatos, guerras, amores, cuitas, llantos y heroicidades, porque, mientras el hombre conserve un ápice de su humanidad, no podrá ser ajeno a las grandes historias, a las epopeyas griegas en donde, y los dioses del Olimpo bien lo saben, se contiene toda la peripecia de los pobres mortales.
El escudo de Aquiles tampoco es una novela al uso no solo por la manera de tratar a los personajes, que son héroes y divinos, pero también finitos y prestos a equivocarse, sino por la estructura. La novela se divide en 24 noches y se va desgranando desde el final hasta la noche primera, en donde empezó a fraguarse la leyenda, en donde Tetis, la madre de Aquiles, suplicó armas para su bienamado, y también vulnerable, hijo.
La novela, así, se podría leer de dos maneras, desde atrás o desde el principio y, aunque leeríamos lo mismo, la visión de los hechos cambiaría. Si comenzamos en el capítulo XXIV nos situamos en la actualidad, en un lugar sin nombre, lejos del campo de guerra en Pérgamo, cerca de Alemania, donde un arqueólogo decide enterrar esas armas fabulosas porque considera que así deben pasar su posteridad. A partir de aqui, como en un sueño, hacia atrás, los personajes van deshaciendo el camino y van mostrando qué siempre hay varias maneras de resolver los conflictos, aunque una predomina y triunfa, pero el lector es capaz de ver las dos ya que, como si de un caleidoscopio se tratara.
Los grandes personajes de la Iliada, los viejos amigos de Homero, cobran otra dimensión en el libro, se nos aparecen menos ajenos, porque entendemos sus defectos y observamos sus virtudes gracias a su comportamiento, a su manera de actuar.
Con El escudo de Aquiles no nos podremos sentir indiferentes porque toda la gama de las emociones humanas se nos presentan, además de manera muy abigarrada, tanto que nos dejan sin aliento y comprendemos y también odiamos a Aquiles, a su hijo que qusi vengarlo, a Odiseo, de nuevo por estos lares, a Héctor, a Príamo y todo el dolor que sintió, a sus hijos, a su mujer, a Helena y sus contrariedades, a Eneas, marcado con otro destino...
El escudo de Aquiles es una novela, de acción trepidante, sin duda, pero que también reflexiona acerca de los compartimientos humanos y de las casualidades a las que estos conducen. La guerra de Troya, acaso, fue una casualidad, acaso nunca tuviera que haberse dado y, pese a todo, fue capaz de hacer aflorar lo mejor y lo peor del ser humano. Como todas las guerras, como todas las sinrazones, aunque esta contaba con el apoyo de los dioses.

domingo, septiembre 03, 2017

María García Esperón
Hora de partir
Publicación Independiente
DosOrillas, 2017

El poeta Aurelio González Ovies prologa este libro y lo hace formulando una serie de preguntas que, por mucho que nos las reformulemos de mil maneras distintas y en otros idiomas, siempre quedarán abiertas porque no somos capaces, así es nuestra mortalidad, de darles respuesta, pero eso es también un punto de grandeza a favor del ser humano, que siempre debería ser consciente de su finitud.
Nausícaa encuentra a Odiseo, exhausto en las costas de su país y le pide a su padre que lo ayude a culminar su proyecto que no es otro que llegar a Ítaca. Siempre que hemos leído o escuchado hablar a acerca de La Odisea hemos pensado que, de verdad, Odiseo o Ulises deseaba regresar a su casa, que, por muchos que fueran los obstáculos, su determinación era tal que acabaría llegando a su casa y echando a los pretendientes que se estaban comiendo su patrimonio y abranzando a Penélope. Eso nos pensábamos y eso nos reconfortaba porque Odiseo, como todos nosotros, perseguía un objetivo, tenía un sueño y un afán y eso era bueno y eso es lo que debíamos hacer todos.
Siempre también, gracias a la poesía, gracias a los tópicos, la palabra Ítaca evoca en nosotros viaje, peligro, pero también llegada y descanso. Disfruta del viaje, nos advierte el poeta, disfruta de tu trayectoria a Ítaca. Y ese mensaje nos confortaba, nos hacía creer que valían la pena las adversidades y los peligros, si al final llegábamos, pero, ahora, tras leer Hora de partir, ya no estamos tan seguros de nada.
Nausícaa acaba condenando a su propio pueblo por amor a Odiseo y, en primera persona, nos transmite su desesperación de mujer, de persona que sabe que el principio y el fin están más cerca de lo que aparentan porque todo, después de todo, es eterno retorno, pero, para lograrlo, a veces tiene que haber destrucción, dolor, quimera y, después, un momento de calma para empezar de nuevo.
Odiseo sabe cuál es su condena y sabe por qué, sabe cuál es su misión porque así se lo exigen los dioses, aunque él, en el fondo, ya habría renunciado mucho tiempo a ese peregrinar sin meta. Odiseo quiere a Penélope, es posible, la quiere como el recuerdo de lo que fue, la quiere porque así está escrito, pero él ha crecido en esos años de desazón y su peregrinar lo ha cambiado, lo ha hecho más humano y, por lo tanto, más vulnerable. No es casi un dios Odiseo, no, es una persona, cansada, agotada, pero con una voluntad de seguir adelante porque así ha de ser.
Y así parece que quedaría todo, sino fuera porque no hay nada eterno, porque todo es cambiante y porque el divino Tiresias profetizó algo que debe cumplirse para cerrar el círculo -como bien sabe Nausícaa- o para empezar de nuevo. Y Odiseo, una vez que ha recuperado su ansiada Ítaca, ha de seguir adelante, con su remo al hombro porque, en algún lugar, alguien lo espera; porque en algún lugar alguien le dará la mano para empezar de nuevo y crear un nuevo mundo. Por eso es hora de partir y de llegar y de seguir partiendo cada día porque las aguas del mar nos llevan de un lado a otro y los caprichos de la vida o del hado no nos permiten que nada sea cierto. Y, si, es hora de partir y de llegar a la otra orilla.
Hora de partir  se estructura en 24 capítulos en torno a distintos momentos de La Odisea, aunque, insistimos, cambian las perspectivas, cambian las voces. Aquí se da protagonismo, en primera persona, a la mujer y se la permte expresar sus dudas y esa sirazón que la ha condenado, desde el principio de los tiempos, a esperar, a ser pasiva. La mujer aquí hace algo más, toma su responsabilidad y la ejerce. Entre primera y tercera persona se desgrana una historia que nos conmueve, que nos permite ver, de cerca, el lado humano de los grandes héroes, incluso de los dioses y que nos hace, por eso mismo, más vulnerables.
Al final del relato se ncluyen una serie de textos antiguos o clásicos que nos permiten reflexionar y entender un poco mejor, nunca del todo, la visión global que tiene de la vida y de la creación del universo María García Esperón que une, en la figura de Odiseo y en la de Nausícaa, la creación de un mundo al que ella misma pertenece. 
El mar sigue siendo el mismo, Odiseo aún no ha perdonado a Odiseo, pero nosotros, tarde o temprano, entenderemos que es hora de partir con nuestro remo al hombro porque, en algún lugar, alguien, a quien no conocemos aún, nos aguarda. Es hora de partir y de abrazar la cultura clásica.
Nadie como María García Esperón conoce y respeta a los clásicos grecolatinos y nadie como ella es capaz de unirlos con el Atlántico, con ese otro mundo.

DosOrillas surge, tras un proceso lento, pausado, tras muchos años de experiencia, tanto en la escritura, como en la docencia, como en la investigación literaria y en la animación a la lectura.
Los libros que abren esta colección no son fruto de la rapidez, de la prisa, sino que han aguardado, con paciencia de orfebre, a estar listos, a estar pensados, consensuados, leídos por lectores anónimos, hasta poder ser ofrecidos para que cualquiera que lee en español pueda abrir sus páginas, tanto en formato digital como en tapa blanca, y sumergirse en la lectura.
Con el tiempo se ampliará la oferta, se corregirá y se mejorará, porque estamos en un proceso de aprendizaje, aunque queremos compartirlo con aquel que así lo desee.
Poco a poco iremos reseñando los distintos títulos, aunque, de momento, como presentación, podemos mostrar sus portadas que, sin duda, resumen, parte de sus contenidos. Poesía, prosa, relato breve, novela, novela inicática, novela histórica, poesía infantil, canciones... Nada es ajeno a DosOrillas porque múltiples son los lectores y múltiples han de ser la propuestas.



En DosOrillas se muestra que los lazos que unen el Atlántico con la otra orilla con importantes y llegan incluso al Mediterráneo, porque encontramos ecos de Homero, a las sirenas entonando su melodía, a Ulises volviendo a casa, a Aquiles en eterno conflicto y a los dioses arrojando pequeños momentos de paz a los mortales. Todo eso y mucho más es DosOrillas.
Encontraremos un repaso a la literatura clásica,como hemos dicho, a figuras lejendarias como Alejandro, Ulises, Eneas y tantos otros, pero también llegaremos a la Edad Media y asistiremos, con ojos velados, a las justas del Cid y cabalgaremos con él camino del destierro. Sin duda alcanzaremos la mejor locura con el Quijote y entenderemos qué es la poesía gracias a Machado.
No obstante, la magia nos cerrará los ojos y acudirán las hadas a hacerlo y algunas mariposas y quizá una golondrina.
Los niños y las niñas seguirán creciendo, despacio, como siempre, mientras gustan de algunos de los relatos.
DosOrillas también ofrece el relato iniciático y las respuestas que busca la adolescencia y las preguntas que siguen sin responder, pero que así ha de ser, desde que el mundo es mundo y la vida es vida.
DosOrillas está en perpetuo movimiento como el mar , como las olas, como la propia palabra.

DosOrillas es una colección literaria, de publicación independiente que ofrece una serie de títulos de calidad literaria y de interés para diversos lectores (desde niños hasta jóvenes, pasando por profesores, padres, educadores, entre otros) con unas condiciones de precio y calidad muy ventajosas.
No es un proyecto que surja de la nada, sino que sus dos promotoras, María García Esperón, desde México, y Anabel Sáiz Ripoll, desde Tarragona, llevan años escribiendo, entendiendo a los lectores, defendiendo una literatura libre, sin cortapisas, ágil, sin valores caducos, sin ramplonerías, una literatura que conmueva, que conecte con sus lectores, que les haga sentir y soñar y que, lo más importante, les invite a seguir leyendo. A continuación podemos leer cuáles son los objetivos de esta colección y lo que la diferencia de otras.

La plataforma Amazon, en donde se pueden encontrar la mayoría de estas obras (novelas, poemarios, relatos...) permite interactuar con el lector y ofrecerle textos que, de otra manera, no podría leer o bien por problemas de distribución o por cuestiones económicas.
La colección irá creciendo e incorporando a otros autores que quieran, compartir, este bello sueño que es unir dos mundos.

María Teresa Bravo Bañón
Manos de tiza,
Círculo rojo, 2017
Manos de tiza  es un libro luminoso y agradecido. Tras 40 años de docencia, como maestra en distintas escuelas, Mayte Bravo entiende que comienza a ser el momento de recordar y de sentir, en plenitud, cuál ha sido el resultado de todos esos años vividos a pie de aula, rodeada de niños y niñas, con las manos sucias de tiza y el corazón repleto de ilusiones. Si hay alguna profesión que debe escogerse de forma activa, vocacionalmente, este es la de la docencia. Se puede ser maestro o profesor, sí, pero, si no tienes esa llamada singular, si no estás dispuesto a empaparte de tus alumnos y a tratar de quererlos más allá de los exámenes y las calificaciones, entonces es posible que no vivas plenamente esos años y que te acaben pasando factura. No es el caso de María Teresa Bravo quien ha derrochado, desde el principio al final, interés, emoción, verdadero cariño y empatía hacía sus alumnos, niños y niñas, hoy muchos hombres y mujeres que la recuerdan con afecto puro y limpio. 

En Manos de tiza, la escritora, no se limita a recoger, de manera autobiográfica, unos cuantos recuerdos, no, sino que lo hace de manera original, acude a las cartas, cartas antiguas, cartas recientes, cartas de niños, cartas de adultos, cartas oficiales, cartas de escritores, cartas de apoyo, cartas de reconocimiento... Destacan momentos emocionantes, aquellos que se ha perdido a algún alumno por el camino, aquellos en que el dolor y el desánimo nos invaden; pero también aquellos de exalumnos que la han buscado, que han querido compartir con ella complicidades y, sobre todo, las de su propio hijo y las reflexiones de ella misma que siempre entendió la docencia como el arte de llegar a los demás sin hacer mucho ruido, sin alaracas, con discreción y cariño.

Si las leemos, despacio, y aprendemos a hacerlo entre lineas descubriremos dos pasiones de su autora: la enseñanza y la poesía. En torno a estos dos núcleos ha girado su vida y lo ha hecho contra viento y marea, no siempre bien entendida por los que mandan, pero sí muy arropada por los que han tenido el gusto de disfrutarla como maestra.

Le quedan, sin duda, muchas palabras por decir y escribir a este mujer de coraje y de fe, pero, sin duda, Manos de tiza, conserva intacta toda la ilusión que tuvo, cuando hace ya más de 40 años, decidió dedicarse a enseñar sin claudicar, sin vacilar, sin temor a darse a sí misma. Así lo hizo y así se lo reconocen los alumnos. Porque, más allá de enseñar lecciones impresas, existe una lección universal que requiere de una pedagogía muy fina y delicada, la Pedagogia del amor y esa, Mayte Bravo, ha sabido compartirla generosamente.