lunes, octubre 12, 2015

Sin era y jamás,
María García Esperón -Enrique Pérez Díaz
ilustraciones Dagoberto Fuetes,
Enlace Editorial, Colombia, 2015 (El Tren Dorado)

Si no soy el antes ni soy el nunca, soy el ahora y el siempre. Es, precisamente,  el mensaje que se percibe en el título de este poemario, escrito a cuatro manos, que evoca historias de amor que puede que nunca hayan sucedido o puede que se estén celebrando ahora mismo o quizá casi vayan a florecer, justo en el momento en que el lector abra el libro y empiece a leer. Será entonces cuando Sin era y jamás adquiera el significado atemporal que le han querido imprimir sus autores.
A lo largo de 15 poemas, de aire modernista, algunos; evocador otros; mágico y sensual muchos, y legendario, otros, se van desgranando nuevas-viejas historias de amor. Los protagonistas son seres de la memoria, de la infancia, del corazón, del lugar donde siguen habitando los sueños. Son príncipes, princesas, dragones y unicornios. Los sentimientos son de nostalgia, de anhelos compartidos, de búsquedas, de certezas a medias. Los caminos son hacia dentro, hacia uno mismo porque, en realidad, la búsqueda del ser humano, la magia, el hechizo y la evocación le conduce, siempre e inexorablemente, hacia su propia esencia.
Como leemos en el poema inagural todos, sin exclusión, "somos viajeros de un mismo verso" y, en ese viaje, nos iremos encontrando y separando porque "[..] ¿qué es la distancia? / para el que viaja desde el jamás / para el que encuentra en un mismo  verso / todo el misterio y el ser de amar". 
Las historias nos envuelven con su atmósfera tenue y rumorosa. "La princesa Anhelo y el príncipe Esquivo" que desean encontrarse, pero son incapaces de hacerlo porque Esquivo no tiene respuestas y Anhelo sigue haciendo preguntas y esperando, esperando. El sueño se posa en los versos del poemario y no impide que, por ejemplo, un unicornio se enamore de una princesa y, al fin, queden los dos inmortalizados en un tapiz que, con el título "La dama y el unicornio", sigue hechizando, desde el S. XV, a todo el que lo contempla. "El príncipe Hielo" vive en una paradoja porque nota que algo le está pasando, aunque le cuesta descubrir que se ha enamorado de un rayo de sol. "La princesa Suspiro", tan parecida a la de Rubén Darío, sigue soñando y aguardando un destino que no llega porque ella misma lo rechaza. "El príncipe Sueño" sitúa al príncipe en el lugar de la princesa, de la Bella Durmiente, y le hace vivir un sueño, a la manera de Segismundo, mientras la princesa trata de despertarlo con un beso de amor para, oh prodigio, acabar soñando juntos los dos. "El Castillo de mis sueños" muestra que, después de tantos deseos de elementos materiales, lo que importa es la esencia y ese "comenzar otra vez...".
 Algo parecido le sucede a la "Princesa viajera" que busca un amor ideal que solo halla, como Bécquer, en los viajes que hace a sus sueños. De nuevo la paradoja en "Destino y Origen" condenados a no encontrarse nunca, "El hada infinito", mientras, sigue su camino y su labor que nunca se acaba porque todo es un eterno retorno. En "Barcarola", al príncipe hechizado, se le pide algo imposible, vista su trayectoria. "no mueras de amor". Y enlazando con este poema, "Vals" se convierte en nostalgia, en ausencia, en siempre errar, en recuerdo y en infinito, en no ser jamás.  En "Amanezco", se reúnen todos los anhelos de los que se hablan en los poemas porque "Amanezco a un día nuevo / en la torre de mis sueños / y nada importa si tardas, / cautivo, te espero en mi sueño...". Los dos últimos poemas "La princesa dorada" y "Un dragón blanco" siguen hablando de los sueños, de los encuentros imposibles, de los contrastes y, por supuesto, de la búsqueda del amor.
Entre gobelinos, almenas, castillos de cuento, suspiros y anhelos, los poemas de Sin era y jamás nos van sumergiendo en las eternas quimeras del ser humano, en los imposibles, en los misterios, en los secretos y en los sueños.
Y, mientras, Dagoberto Fuetes tiene la misión de ilustrar el poemario y lo hace escogiendo algunos de los personajes más importantes para inmortalizarlos en el momento en que está al punto de cambiar sus vidas porque acaban de descubrir esa sacudida brutal que es el amor.
Es difícil escribir de forma conjunta y, con seguridad, los dos autores han tenido que hacer un esfuerzo importante para aunar sentimientos y acortar distancias.
Entre versos de artes mayor, asonancias, comparaciones, adjetivos rutilantes, metáforas, paralelismos, cadencias, sones y ritmos muy marcados, los versos de Sin era y jamás van fluyendo como fluye el agua de un río en la mar, como fluyen las propias vidas.

sábado, octubre 10, 2015

Leyenda de un beso,
Asunción Carracedo - Bett,
Amigos de Papel, 2015.

Las palabras son, fueron y serán. Cantan, bailan, juegan, caracolean, aman y tejen otras palabras al son de su propio rumor porque el Bosque del Abecedario "donde las palabras tiemblan en las hojas de los diferentes árboles" permite este y otros prodigios cada día. El problema es que no todos sabemos verlo porque, para penetrar en la vida privada de las palabras hay que ser muy avispado, muy sensible y muy niño. Son cualidadades que, de una en una, quizá podamos encontrar, pero a la vez resulta más difícil. Asunción Carracedo las tiene y las derrocha a manos llenas en este libro, casi poesía, casi cuento, casi luna, casi sol, casi magia, casi certeza. Leyenda de un beso es un trabajo que su autora ha dejado dormir durante mucho tiempo porque, a menudo, lo que nos provoca más ilusión también nos causa respeto. Así que nos alegramos porque, al fin, este proyecto se haya hecho realidad.
La historia puede leerse en clave metafórica, si somos adultos, o, en clave mágica, si somos niños; en cualquiera de los casos, nos llegará al alma porque son tantos los registros que la autora pulsa que difícilmente dejarán a nadie indiferente. 
La protagonista es una poesía que habita en un Palacio de Papel. Es una poesía especial, porque siente vergüenza de mostrarse, aunque es bellísima. Es una poesía lírica porque solo en la lírica el poeta se desnuda y se libera de los corsés que le aprisionan para dejar su alma en libertad. Eso le pasa a nuestra poesía, aunque teme mostrarse, no quiere estar sola porque cree que le harán daño. De ahí que se refugie en un cuento. Y es en ese momento cuando Asunción Carracedo logra unir dos géneros literarios, la poesía y la narrativa y no solo los une, sino que los fusiona. Demuestra, así, que los, aparentemente contarios o distintos pueden llegar a entenderse e, incluso, a enamorarse.
El cuento "es noble, de buen corazón". Es un cuento escrito por alguien joven, por lo tanto aún no ha madurado, pero está en el camino. Y el cuento, que no es ajeno a la lírica, acoge a la poesía entre sus páginas y "le hizo un hueco adornado de silencios para no asustarla, sin exclamaciones impertinentes que la molestaran con sus gestos de admiración". El cuento se expurga a sí mismo, se libera de elementos innecesarios, se va puliendo, como hacen los buentos textos y alcanza la madurez y, de paso, se enamora de la poesía. 
Asunción Carracedo, conmovida y ensimismada, traslada el amor humano a los géneros literarios y les hace vivir una historia de cuento, de leyenda, como reza el título del libro. Y la primera manifestación de ese amor nuevo es el beso, un beso que cobra vida, que sabe, siente y actúa. 
Leyenda de un beso descubre que las palabras tienen secretos más allá de la gramática, la ortografía, la fonética y la sintaxis; es más, comprueba que no hay textos puros, que en la impureza literaria puede residir la mejor historia porque un cuento, por muy bien escrito que esté, si no provoca emoción en el lector, no acaba de encontrar su camino y una poesía, aunque se muestre  muy bien compuesta métricamente, si no nos conmueve tampoco tiene sentido. De ahí la apuesta personal que hace Asunción Carracedo, al unir dos géneros, aparentemte dispares, porque en la literatura todo es posible, incluso un beso de palabras.
El relato, mitad cuento mitad poema, como ya dijimos, está ilustrado por Bett (Beatriz Blanca Tettamanzi) y, gracias a su trabajo, el lector, niño o adulto, se llena de júbilo porque, pases la página que pases, te sale al encuentro la dicha de vivir en forma de explosión de color. Bett juega con las estaciones, con los colores, con las estrellas, con la música y el viento. Bett sabe de los misterios del amor y los humaniza, permite que todos seamos testigos del poder transformador que tiene, sin ir más lejos, un beso. Poesía y cuento, juntos, arrojan por la borda sus miedos, prescinden de sus impedimentos y aceptan ser parte de un nuevo texto, de una leyenda, de un libro magnético y hermoso.
Además, tipográficamente el texto está cuidado hasta en el menor detalle. Las palabras se adelgazan o aumentan, se asoman a las páginas, se mezclan con los dibujos, adoptan distintos tamaños y colores y son, en suma, como el cortejo nupcial de la poesía y el cuento, el sentimiento hecho leyenda.
La metáfora es la reina de  Leyenda de un beso, pero también los juegos de palabras, los paralelismos, las frases con doble sentido, la personificación, la anáfora y un ramillete de recursos formales, retóricos y sintácticos que Asunción Carracedo maneja con soltura. Con este libro se cumple, como dijimos al principio, uno de sus sueños, el sueño de unir la magia del cuento con el rubor de la lírica y la magia de la leyenda.
Leyenda de un beso aparece en otoño, en la estación plena del año, también de forma simbólica como sabrá apreciar el lector. Múltiples son sus colores, múltiples sus registros, múltiples las emociones que provoca.

domingo, octubre 04, 2015

El príncipe Niebla,
María García Esperón
Ilustraciones: Carlos Fuentes Baute
Colombia: Enlace Editorial, 2014. (El Tren Dorado)

¿Tienen los cuentos tradicionales vigencia hoy en día? ¿Pueden aportar algo a niños y jóvenes? ¿Pueden competir con las nuevas tecnologías? ¿Es una apuesta arriesgada retomar un tema legendario y ofrecerlo a los lectores del S. XXI? A todas estas preguntas y a muchas más  contesta el libro que María García Esperón ha publicado dentro de la colección el Tren Dorado, en Enlace Editorial.
La escritora retoma la historia del legendario Califa que protagoniza tantos cuentos en Las Mil y una Noches y nos lo trae, nuevo, fuerte, recién nacido, para que todos podamos disfrutar de un camino, de un destino, de un viaje iniciático y de una promesa. La promesa de la sabiduría, de la comprensión, de la humanidad, de la aceptación de uno mismo.
En un reino, entre brumas, acaso Asturias, acaso Galicia, vive un niño, aparentemente huérfano, en compañía del sabio Emrys. Es un niño extraño, solitario, distinto al que todos llaman Niebla. Gracias a Maravilla, una niña que aparece en a la vida de Niebla de forma difícil, pero acaba calando en su alma, Niebla entiende el valor de la amistad. Un buen día, se recibe una carta de un reino lejano que obliga a Niebla a aceptar su destino. Él es hijo de reyes y, como tal, debe tratar de llegar a su país porque su padre se encuentra moribundo y quieren usurparle el reino. Niebla acaba poniéndose en camino y es entonces cuando empieza su verdadera historia -y la de Maravilla que se obstina en seguirlo-. Son muchas las pruebas que ha de superar en el camino. Niebla muestra su gentileza, su amabilidad, su solidaridad y, poco a poco, se va acercando más a su destino, montado en su fiel caballo, Humo. Continuamente se suceden las señales y continuamente Niebla, envuelto en su propia historia, las va superando. Y es que la vida es eso, camino, superación, proyecto, sueño, bruma y seguir caminando.
El relato ofrece todos los ingredientes propios de un cuento tradicional, personajes, escenarios, así como la atmósfera mágica y de misterio que envuelve continuamente a  estos personajes, Niebla aún no es el gran rey que será, pero sí es un niño con la fuerza necesaria para creer sin ver porque eso es la fe y una gran fe envuelve a Niebla que, por fin, está encontrando la respuesta a la pregunta que tanto inquieta, que tanto nos inquietra: ¿Quién soy yo?
El amor, la amistad, los obstáculos, las luchas por el poder, la sabiduría, la bondad... son ingredientes que el lector irá encontrando en el relato; ingredientes que le harán olvidar su propio tiempo para sumergirse en otro, atemporal, donde sigue siendo posible creer en uno mismo. Porque, como le dice el sabio, casi al final del relato, cuando Niebla parece desfallecido: "Ningún hombre debe ejercer sobre otro su tiranía, ni privarlo de la libertad y de los sentidos, de su futuro y de su amor".
Niebla acaba haciéndose cargo de su trono, aunque no puede despedirse de su padre, pero sí sigue con las dos personas que más lo han ayudado, Maravilla y el sabio Emrys. Envuelto en la niebla de la madrugada, Niebla llega a Bagdad y todos los pesonajes, peones de esta historia, ocupan su lugar. No sabemos si estamos en un sueño o vamos a despertar, pero todo sucede como debe ser: "Los tres soñaban mientras uno formado por muchos, Uno que era todo el pueblo, avanzaba como la niebla cuando baja de la montaña". Y ese es símbolo que se oculta tras el nombre del príncipe, la Niebla, como un manto, acaba confundiendo a los usurpadores y llevando al príncipe, al fin, a casa.
El Príncipe Niebla se divide en 17 breves capítulos que siguen el esquema clásico de introducción, nudo y desenlace. Es más, si lo analizamos bien, observaremos todas las funciones propias de los cuentos, las que V. Propp analizó en su día. Hay protagonista, ayudante, oponente, objetos mágicos...
Es un relato, por otra parte, muy bien construido que te envuelve como la propia niebla y que prepara al lector, como si tuviera que hacer a la vez que Niebla el camino, porque el príncipe y el lector van de la mano y, juntos, entran en Bagdad.
Carlos Fuentes Baute es el encargado de darle rostro a los personajes y a los escenerios y lo hace con unas ilustraciones realistas y muy cercanas al lector porque Niebla bien podría ser un niño de hoy, así como el sabio un venerable anciano o Maravilla, una niña morena y tierna. Son dibujos, en blanco y negro, que permiten equilibrar, en la mente del lector, la magia y la realidad porque, al fin, el día a día también pueder revestir misterio. ¿O no?
Niebla es el gran personaje que podemos rastrear en la historia y en la mitología; será el gran líder y será el gran rey; pero ahora es solo un niño-maduro, en la línea del tópico del puer senex, que quiere conocerse más y busca contestar a las preguntas que, desde la infancia, atormentan su alma. Las respuestas están en las páginas de este delicioso libro que nos hará creer que la magia existe, que es posible aún encontrar nuestro futuro escrito, en letras doradas, en el firmamento.
Por otro lado, el libro forma parte de la colección El Tren Dorado, que es un proyecto de Enlace Editorial, que pretende -y ya lo está consiguiendo- ofrecer historias de gran calidad a niños y jóvenes; en esta ocasión a niños desde 11 años, aunque, por supuesto, la lectura no tiene edad.