martes, febrero 26, 2013


Enrich Lluch. Óscar T. Pérez,
Algar, 2012.

                                                                                           
¿Quién dijo que ser bruja era fácil? ¡Que se lo pregunten a la bruja Maruja! Hasta ahora habíamos creído que ser el malo del “cuento” era una tarea consolidada y muy bien aprendida. Pues bien, Maruja está harta, aburrida, cansada… ¿de qué? Maruja necesita un cambio de aires y va a la ciudad a hacer unas compras y a pedir a la bruja Mandona que la releven de su cuento porque Maruja es la malvada bruja de Blancanieves aunque, visto desde su perspectiva, no deja de ser monótono seguir haciendo el mismo papel una y otra vez.
Nunca se nos hubiera ocurrido que eso de ser bruja fuera un trabajo difícil ni remunerado ni que fuera trabajo siquiera. Maruja nos saca de nuestro error y explica, con todo lujo de detalles, los pormenores de su vida. Tiene que esconderse cuando va a la ciudad porque si la reconocen, no hay manera de despertar simpatías y lo pasa muy mal. Maruja solo quiere poder comer algún bocadillo de calamares, comprar lo que necesita (aunque sean excentricidades de bruja) y cambiar de ocupación. Logra el traslado al cuento de “Hansel y Gretel” y ni el lector más avezado imaginaría nunca qué le pasa ahí y en qué lío se mete.
Enric Lluch escribe “La bruja Maruja” con simpatía y desparpajo y respetando al personaje de cuento tradicional, aunque dándole, por decirlo así, un cariz más humano y simpático.  Óscar T. Pérez ilustra el cuento y nos pinta una bruja fea, muy fea, de nariz afilada, desgreñada, con sombrero, vestida de negro y montada en una escoba. Maruja es una bruja tradicional en un escenario cotidiano para el lector, en la calle, en el supermercado, en un bar… El contraste que se establece entre Maruja y el resto de personajes es notable y logra sorprender al lector y situarlo mejor en la historia.
“La bruja Maruja” es un cuento lleno de humor e ironía, muy apropiado para los primeros lectores y también para todo aquel que quiera conocer la trastienda de una bruja tan laureada como Maruja quien, pese a su experiencia, mete la pata de vez en cuando. Y es que ninguna profesión es fácil, si lo miramos bien y la de bruja mucho menos.
El libro, editado por Algar, se ofrece en formato álbum y, sin duda, es un buen regalo para los niños desde 7 años. Les estimulará la imaginación y les hará ver que las cosas pueden ser distintas según la perspectiva que adopten.

lunes, febrero 25, 2013


Texto de Aaron Frisch.
Ilustraciones de Roberto Innocenti
Traducción de Carlos Heras
Kalandraka, 2012.


Desde “La Caperucita roja” de Perrault hasta “La niña de rojo”, muchas han sido las aproximaciones o versiones que se han hecho en torno a la niña vestida de rojo que ha de cruzar un bosque lleno de peligros para poder ver a su abuelita. Sin duda no podemos olvidarnos de “Caperucita en Manhattan”, de Carmen Martín Gaite quien nos recordó, con esta obra, que nunca se es demasiado mayor para “leer cuentos”.
En esta ocasión, Aaron Frisch nos ofrece una versión moderna de “Caperucita”. “La niña de rojo” es un relato agridulce que una voz de abuelita narra a un grupo de niños. El cuento nos traslada a una ciudad en un día de lluvia. Sofía debe ir a visitar a su abuela enferma, pero, para lograrlo, ha de atravesar un espacio urbano, a veces tentador, otras inhóspito, donde los peligros acechan.
El bosque es un espacio lleno de rascacielos y Sofía asiste, nerviosa, preocupada, extrañada, al espectáculo de una sociedad abocada al consumismo.
Sin duda, el texto de “La niña de rojo” no es solo un cuento infantil, sino mucho más puesto que se aprecia la crítica social y a todos los lectores adultos nos inquieta la lectura, mucho más que a los niños. Los adultos hemos perdido la inocencia que aún tiene Sofía y nos aterra vernos retratados a nosotros mismos en el relato, a la vez que intuimos que el final puede que no sea tan bueno como el del cuento original.
En “La niña de rojo”, el lobo feroz es aún peor puesto que no es lobo, pero sí feroz. Viaja en motocicleta y sabe mucho de la noche y de los peligros que la aguardan. La madre de Sofía, mientras, se consume en una dura espera. Ahora bien, el cuento puede tener dos finales, como bien se observa. Uno trágico y otro todavía mágico y esperanzador. Cada uno escogerá el que le parezca más acertado, aunque, insistimos, a los lectores adultos, “La niña de rojo” no nos dejará indiferentes.
El relato es espléndido, ya que, de forma precisa, sobria, contundente, se van desgranando las distintas etapas de ese viaje de Sofía hacia la casa de su abuela. Es como si una tela de araña se fuera tejiendo alrededor de la niña. Las ilustraciones de Roberto Innocenti, por otra parte, nos trasladan a esa ciudad inhumana, sobrecogedora, llena de cosas, abigarrada en su decadencia y en sus lujos. Carlos Heras realiza una traducción magnífica, sin duda.
“La niña de rojo” está editada en un formato espectacular y va destinada a los lectores desde 8 años. A los niños les gustará este relato porque conocen el clásico y podrán comparar. Pero, insistimos, el texto alcanzará todo su significado si es un adulto quien lo lee.

lunes, febrero 18, 2013


Jesús Aznar –Blanca Bk,
Eolas Ediciones, 2012.



 A veces los niños pequeños lloran y nadie sabe por qué. A la pequeña princesa del cuento de Jesús Aznar le ha entrado una pena muy grande y, pese a que vive en un palacio y tiene todos los caprichos, su llanto es inconsolable. La princesita del cuento llora y llora y sus lágrimas causan bastantes inconvenientes en su reino. Al final, llega la solución cuando a alguien se le ocurre preguntar por qué llora y se averigua el objeto de semejante llanto: la princesa ha perdido su osito. Y es que los niños, con o sin sangre real, sienten apego por sus juguetes favoritos y entre todos siempre hay un amigo especial con el que se comparte penas y alegrías. Jesús Aznar lo sabe bien y en este delicioso texto destinado a los primeros lectores nos cuenta una historia sencilla en el fondo, pero muy importante para todos los pequeños que alguna vez han perdido su juguete favorito.
¿Por qué llora la princesa? tiene, además, otra particularidad: está escrito en verso. El autor opta por las estrofas de cuatro versos y enlaza, con profusión de finales agudos, un relato sonoro y fácil de memorizar. Sin duda, los niños acabarán aprendiéndose más de un verso porque el ritmo está muy marcado y las imágenes poéticas son claras.
El texto, por otra parte, se complica y enriquece con la aparición de todos los remedios que se le ocurren a los reyes para calmar a su hija, algunos realmente chocantes. Seguro que causarán la sonrisa e incluso la carcajada de los pequeños lectores:
“Vinieron payasos y magos,
trapecistas y un fiero león,
dos caballos con sus dos jinetes
y hasta un mono que toca el tambor.”
A menudo los adultos damos por sentadas las respuestas y olvidamos preguntar, embebidos como estamos en encontrar una solución que colme sus problemas. Pues bien, como nos enseña esta simpática princesa, escapada de un cuento tradicional, hay que aprender a preguntar y, sobre todo, a escuchar.
El libro está ilustrado por Blanca BK. Todos los personajes aparecen muy bien caracterizados, con ese punto de ternura que les imprime la ilustradora. Destaca el color azul propio de las lágrimas de la princesa que llenan, como si de un lago se tratara, las páginas del libro. La reina y el rey, don Tiritas, los personajes del circo, la propia princesa… y el osito están recreados con mimo, con mucho detalle. Los lectores y los que aún no saben leer disfrutarán enormemente con la escena, por ejemplo, del barco que surca el mar de las lágrimas o con la montaña enorme de juguetes que no consuelan a la princesa… porque solo ella sabe qué necesita para calmarse. Al fin:
Al fin:
“Y de pronto el llanto ha cesado.
La princesa dejó de llorar.
Pues su osito perdido ha encontrado
y por fin ya podrá descansar.
Con fregonas, toallas y trapos
el castillo pudieron secar.
Desde entonces vivieron felices.
¡Colorín colorado, ya está!”
¿Por qué llora la princesa? se presenta en castellano publicada por Eolas Ediciones en un formato muy cuidado.
En definitiva, un cuento actual, aunque con un aire clásico, de cuento de hadas. La deliciosa princesita, contra lo que pudiera parecer, no es una niña mimada o consentida, sino, como ya hemos dicho, una niña normal que llora por su juguete. Hasta en los lejanos reinos, como bien cuenta Jesús Aznar, los niños siguen siéndolo. Menos mal.  

miércoles, febrero 13, 2013

Pepe Márquez – Natalia Colombo,
Kalandraka, 2013.




Nidos es un álbum exquisito, una alegría visual para los niños y un texto ingenioso, divertido y lleno de humor.
Animales de todo tipo se pasean, con sus formas estilizadas por las páginas del libro. Se parte de lo general, para llegar a lo particular. Muchos son los animales que habitan en el mundo, pero, en esta ocasión, interesan los pájaros y su capacidad para hacerse un nido en cualquier parte. A los pájaros les pasa como a las personas, que parecen iguales, pero no lo son. Los nidos se convierten, de esta manera, en el símbolo del hogar. Puede que no sea perfecto, pero es el propio y eso lo convierte, por supuesto, en el mejor.
Nidos se destina a los pequeños lectores, desde 4 años. Es un texto rico en matices, fácil de entender y de interpretar. El texto de Pepe Márquez se une, en perfecta simbiosis, a las ilustraciones de Natalia Colombo, quien acude a los colores intensos y llenos de luz para plasmar, de forma esquemática, un mundo en donde no existe la repetición, en donde cada ser es único y especial, aunque, a la vez, igual. Ése es el misterio que el niño ha de aprender.
En la fauna no hay nada que sobre, todas las criaturas, por muy extrañas y estrafalarias que parezcan tienen su razón de ser y eso en Nidos queda más que demostrado.
El libro, en formato muy manejable, es el germen, sin duda, de nuevas historias porque cada imagen y cada texto apelan a la imaginación. El niño, lector o aún no, se lo pasará en grande viendo estos animales curiosos y aprendiendo que no hay nada raro en la naturaleza.
La diversión, la sorpresa, el humor y el disparate se asoman con desparpajo en esta historia tierna y luminosa.

Los animales también se tiran pedos,
Ilan Brenman; Ionit Zilberman,
Algar, 2012.

                                                                                             
Recordamos a Laura de su anterior aventura, Las princesas también se tiran pedos. En esta nueva entrega ha crecido, aunque su curiosidad sigue siendo la misma. Ahora, no obstante, quiere saber si son los animales los que se tiran pedos. Su padre cree, iluso, que la pregunta es mucho más fácil que cuando quiso averiguar las intimidades gastrointestinales de las princesas, pero se equivoca. ¿Nos podemos imaginar a una lombriz tirándose un pedo? ¿Y a una pulga? ¿Acaso sí lo hace un delfín? ¿Y la grácil mariposa? El libro va entretejiendo animales hasta que les toca el turno a las sufridas ovejas y vacas quienes, las pobres, son responsables del calentamiento global. ¿Por qué? Eso lo tendrá que averiguar el lector… y de paso concienciarse de que es importante cuidar del mundo en el que uno vive.
Los animales también se tiran pedos es un libro divertido, ingenioso y muy apropiado para los primeros lectores. Juega con una palabra que siempre provoca risa, “pedo”, aunque aquí resulta de lo más normal; tanto que, incluso, se habla de su composición. Y es que no es nada risible eso de “tirarse pedos”.
Si de lo que se trata es de conseguir lectores y demostrar que en el entorno cotidiano hay más sorpresas de las que nos imaginamos, el texto que estamos comentando lo logra con creces. Las ilustraciones, por su parte, recrean cada uno de los animales y permiten al lector, niño o adulto, pasar un buen rato y reírse imaginando la escena, como les ocurre a Laura y a su padre.
Nos parece una propuesta diferente, fresca, para desmitificar ciertos temas y permitir que los niños puedan hablar de “casi todo” sin pensar que están diciendo cosas raras. No hay nada extraño en “tirarse pedos”. ¿O sí?
Romeo y Julieta, Shakespeare
Versión en cómic.
Texto Ricardo Gómez. Ilustraciones David Rubín,
Madrid, SM, (2012)


 A la hora de opinar acerca de las adaptaciones no todo el mundo está de acuerdo. Hay detractores que piensan que es mejor leer el texto en su versión original. Sin embargo, no nos parece desacertado tratar de acercar los clásicos al público juvenil de una manera, por decirlo así, más directa. Gracias a ese primer contacto, es posible que se generen ganas de seguir leyendo y la adaptación habrá conseguido su propósito.
En el caso de la versión de “Romeo y Julieta”, que Ricardo Gómez realizó para SM en el 2008, se consigue no solo un texto directo y rico a la vez, sino una recreación moderna, muy del gusto actual, ya que se presenta, como sabemos, en cómic. Buena prueba de ello es que va por su quinta edición.
El propio Ricardo Gómez nos habla del proceso que siguió para realizar esta versión: “Quería respetar desde el principio la idea de que se trataba de una obra de teatro, y deseaba transmitir esta idea a los lectores. De ahí la primera página, que abre el cómic, en la que los actores se presentan sobre el prólogo de Shakespeare. Y también me propuse seguir paso a paso las escenas del libro, con el objetivo de que todas, absolutamente todas, estuvieran representadas y en el mismo orden. Un tercer objetivo fue mantener en parte el lenguaje arcaico, literario, de la obra.”
Por supuesto, se añade una dificultad o un reto, según se mire. No es lo mismo adaptar un texto para hacerlo más asequible, que adaptarlo en formato cómic. El cómic, como género, presenta unas características que, en principio, hacían difícil la unión del clásico de Shakespeare con la modernidad de las viñetas. Y, sin embargo, David Rubín lo logra con creces.
El libro se presenta en un formato muy atractivo y demuestra que los clásicos lo son por su capacidad camaleónica de saberse adaptar a los nuevos tiempos. Sin duda, los chicos y chicas del s. XXI disfrutarán de esta historia de amor inmortal y entenderán que hay temas que nunca pasan de moda.
En vísperas de  San Valentín, el Día de los Enamorados, no está de más volver a Romeo y Julieta, que recrea un amor sin límites, muy alejado de las exigencias comerciales que acompañan en la actualidad a esta celebración.

Texto de "Romeo y Julieta", en traducción de Pablo Neruda

martes, febrero 12, 2013

El sueño de Matías
Leo Lionni,
Kalandraka, 2013. Libros para soñar.

                                                                                            

“El sueño de Matías”, de Leo Lionni, es un clásico de la literatura infantil. Gracias a Kalandraka podemos disfrutar, en una edición reciente y muy cuidada, de esta fábula moderna que va a permitir a las nuevas generaciones seguir soñando.
En esta ocasión, Lionni escoge el arte como muestra de libertad y de superación de las limitaciones personales. Matías es un ratón que vive con sus padres en una buhardilla destartalada. Sus padres esperan que sea médico, pero él quiere conocer algo de mundo. Un día, con sus compañeros, va a un museo y allí descubre la magia de los colores, de las formas, de las emociones. Matías ve que hay un mundo mucho más profundo que el que ve delante, gris y triste; que hay un mundo donde lo cotidiano se reviste de magia y donde es posible ser libre y ese mundo es el arte.
Las ilustraciones son también de Leo Lionni y muestran distintas tendencias artísticas, clásicas y modernas. De esta manera, el libro no solo es un festín para el alma, por el relato que cuenta, sino para la vista, por las espectaculares imágenes que incluye.
Matías, en suma, encuentra su camino y descubre el poder de arte que es capaz de trasformar cualquier cosa, cualquier realidad… Matías aprende que los sueños son poderosos y que hay que tratar de cumplirlos.
“El sueño de Matías” es un álbum que disfrutarán los niños y adultos de todas las edades, aunque, dada la sensibilidad especial de los personajes, cautivará a los pequeños lectores e, incluso, a los que aún no saben leer.
El mundo, visto desde los ojos de Lionni, es un lugar en el que aún es posible ser libre y ese sentimiento lo transmite a sus personajes quienes, adoptando comportamientos humanos, consiguen algo tan difícil como es la creación de un universo personal en el que está permitido ir contracorriente.
Vale la pena releer a Lionni y disfrutar con sus ilustraciones. No hacen falta excusas para hacerlo. La literatura infantil, gracias a autores de la talla de este italiano universal, alcanza una espléndida madurez… que nunca pasará de moda. En eso consiste ser "clásico".

miércoles, febrero 06, 2013


A la sombra de Cervantes,
Raúl Sánchez Plasencia.
Madrid. Cultiva Libros, 2012.


Raúl Sánchez Plasencia mira con ojos penetrantes, escudriña allá donde otros no ven nada y sabe traspasar las capas de lo cotidiano para encontrar piedras preciosas en forma de palabras. No es tacaño con el verbo, en absoluto, sino que lo derrocha a manos llenas y, con generosidad, lo ofrece a sus lectores. Raúl disfruta atesorando quimeras como si fueran figuritas de cristal. Joven en edad, pero maduro en lecturas y en experiencias aprendidas o contadas o intuidas.
En A la sombra de Cervantes, Raúl Sánchez Plasencia recoge todos sus editoriales en la revista “Omnia” porque, desde el número 69, en 2005, hasta el 39 en 2011, Raúl ha escrito, de forma puntual, un editorial para servir de pórtico a esta revista alcalaína que solo sigue un propósito: realzar la poesía y rescatarla allá donde se encuentre para devolverla al lugar que le toca, al lado de la gente sencilla, al lado de aquellos que luchan por el día a día, al lado de los que se sienten traspasados por el sentimiento y deciden plasmarlo en un papel.
Los editoriales de Raúl forman una especie de itinerario personal gracias al cual podemos ver la evolución del escritor. Poco a poco, va centrando su estilo y madurando sus ideas. Pasa de la vehemencia en estado puro a la calma y al reposo. Son editoriales dispares que arrojan luz, que conmueven, que extrañan, que inquietan o sorprenden. Editoriales enigmáticos o claros como el agua. Hay vivencias personales, crítica social, reconocimiento literario y mucho entusiasmo en cada una de las palabras que escoge Raúl.
Desde hace unos meses, gracias a la propuesta “Editorial Abierta”, otros amigos en “Omnia” nos hemos asomado a sus páginas y, siguiendo la estela de Raúl, hemos tratado de seguir con el hilo conductor de sus emociones, de sus anhelos, de esa inquietud, a veces febril, a veces esquiva, que a nuestro autor le provoca la poesía.
No hay medias tintas en los textos de Raúl Sánchez quien incluye en el libro, aparte de los editoriales amigos, algunos textos suyos. Son pocos, sin duda, pero suficientes para intuir parte del mundo literario y personal del autor. A Raúl le interesa la memoria, la historia personal, la intrahistoria; le interesan los recuerdos; es cuidadoso con el bagaje que le legaron sus mayores y lo cuida y atesora con todo mimo. Raúl quiere ser ese puente tendido entre lo que fue y lo que sigue siendo o acaso será.
El libro está muy bien arropado, con las palabras de Purificación Fernández Ríos, la presidenta de este proyecto emocionante que es “Omnia” y un poema preciso y premonitorio de otro amigo de la revista, Rafael Alcalde. El título, por otra parte, es un homenaje a Cervantes y a la patria chica, Alcalá de Henares, que lo vio nacer.
Nos parece, en suma, una buena idea recopilar estos textos que, quizás, dispersos en las revistas, se hubieran desdibujado. Ahora, ordenados de manera cronológica nos permiten seguir los avatares de esta revista que ya cuenta con más de cien números y descubrir el potencial creativo que tiene Raúl Sánchez Plasencia, a quien animamos para que siga no solo escribiendo, sino publicando.

lunes, febrero 04, 2013



Nougumbi,
Dolors Todolí Bofí,
Amigos de Papel, 2012.


Nougumbi, de Dolors Todolí Bofí, es el  título más reciente de Amigos de Papel. El libro, cuidadísimo en todos sus aspectos, combina emoción, lirismo, ternura y algunas nociones de historia y nos congracia con nuestros orígenes. La autora, de la mano de un niño, Nougumbi, se adentra en la vida de los hombres de las cavernas y trata de acercárselos a los más pequeños y hacerlos cotidianos y, sobre todo, reales. Nougumbi no puede ir a cazar, porque no tiene la edad, pero sí sabe observar y, sobre todo, sabe escuchar. Para él todos los sonidos son nuevos y distintos. Nougumbi descubre el ritmo y la armonía a su alrededor, en el sonido de las bramaderas, en la extraña cadencia de los huesos cuando entrechocan, en el golpear de las piedras…
Así, de esta manera tan sencilla y, a la vez, poética, Dolors Todolí imagina cuándo pudo haber aparecido la música en las vidas de nuestros más primitivos antepasados. Desde el momento en que Nougumbi se llevó una primitiva flauta a los labios y comenzó a silbar, desde el momento en que los demás se pararon a oír ese sonido, desde ese momento, con seguridad, el ser humano comenzó a ser, de verdad, humano.
El cuento está escrito de manera progresiva y acompaña a Nougumbi en su desarrollo personal. El niño crece y, con él, su curiosidad y su asombro por las cosas que lo rodean. Así, no es ajeno a las pinturas rupestres –de las que se nutre la portada del libro y las portadillas-, ni a la belleza de las estalactitas y las estalagmitas ni al sonido que se extrae de un enorme caracol cuando se le copla.
Nougumbi vive la fascinación de la infancia, que es también es la fascinación de la evolución de la especie porque no para de descubrir, de sorprenderse ni de imaginar. Poco a poco, averigua que, de su improvisada flauta, salen sonidos “suaves como un suspiro” y otros “frescos como el agua”.
El texto acompaña al relato en todo momento, ya que las letras parecen bailar también, se acurrucan, cambian de color, de forma, se ondulan, se vuelven melódicas conforme Nougumbi va progresando en su fascinante descubrimiento.
El color marrón es el dominante en las ilustraciones, color de tierra, de orígenes, de firmeza; color de piedra, de roca, de caverna, de piel. Dolors Todolí es también la ilustradora y llena sus dibujos de alegría, acompaña a Nougumbi en ese proceso y va con él de aquí para allá, muy cerca del fuego, muy cerca del sol, muy cerca de los árboles, muy cerca del cielo porque Nougumbi vive de manera sencilla, muy pendiente de los ciclos de la naturaleza, pero fascinado por los cambios de la misma.
Nougumbi, en suma, es un libro hermoso. Irradia luz, magia y alegría de vivir. Es un libro que permitirá a sus pequeños grandes lectores descubrir la importancia de los sueños y las ilusiones.