martes, abril 27, 2021

"Los del medio"

Kirsty Applebaum (traducción: María Alonso Gómez)

Bambú, 2020.


"Los del medio" es una novela de acción y, a la vez, un retrato psicológico, una historia iniciática y una metáfora del alcance que puede tener en las personas un abuso de poder enmascarado de buena voluntad. Maggie tiene 11 años y es quien, en primera persona, nos cuenta el relato que sucede en un pueblo perdido llamado Fennis Wick.  A Maggie le atormenta ser la hermana del medio porque, en su pueblo, solo los mayores son considerados, solo los mayores reciben regalos y protagonizan fiestas ya que, al llegar a cierta edad, han de ingresar en un campamento para prepararse y ser los defensores de su pueblo. ¿Contra qué se libra la guerra? No se sabe bien, pero el foco de atención está en los errantes que son perjudiciales y hay que luchar contra ellos para protegerse, según les hace creer la alcadesa. A Maggie le gustaría ser algo más que la del medio y eso la hace sentir frustrada. Un día, por azar, conoce a Una, un errante de verdad, que necesita ayuda para ella y su padre. Maggie le ofrece esta ayuda, aunque su idea es delatarlos para, al fin, tener un nombre propio.

Fennis Wick vive completamente aislado del exterior, separado por una frontera vegetal tras la cual solo existe el miedo y el horror... pero ¿es así de verdad?

Maggie finalmente sí denuncia a Una, aunque lo hace forzada y sin ser muy consciente del error que está cometiendo, aunque eso es el primer paso hacia el descubrimiento de la gran verdad. Ni existe campamento, ni la alcadesa es una buena persona ni los mayores se dedican a prepararse para la guerra. No. Esa guerra absurda terminó hace tiempo y ahora la alcadesa, ansiosa de perpetuar su estatus y su nivel, se dedica a comerciar con los mayores a los que vende a cambio de comida, por ejemplo plátanos, de bombonas de gas butano y de otros elementos.

La novela transcurre a un ritmo intenso, ya que en 10 días, del 1 al 10 de septiembre, sucede toda la acción que, en los últimos momentos, llega a ser trepidante. Por otro lado, se logra un buen equilibrio con el análisis psicológico de Maggie quien no deja de reflexionar, de hacerse preguntas, de observar su mundo y a los seres que la rodean. Entre estos está su familia, sus padres, el hermano mayor y el pequeño, el pintor de retratos (que esconde una historia terrible y muy dura), los compañeros del colegio, Una, su padre y la Alcaldesa, quien, pasa de ser una benefactora a ser una persona odiosa. 

"Los del Medio" es un texto que puede gustar a los lectores desde 11 o 12 años en adelante que permite una reflexión importante acerca de lo que esconden, a veces, las apariencias y de que las costumbres que se perpetúan sin averiguar el por qué, si vulneran los derechos humanos, no deben sostenerse y es bueno revelarse frente a los abusos de poder y, además, catártico, ya que todo el pueblo sale reforzado.

Maggie, en fin, vive un momento iniciático en su vida puesto que, tras esos días vividos con total intensidad, no volverá ser una niña cobarde ni miedosa, sino que adquirirá sus principales rasgos de identidad, la honestidad y el valor.


 

sábado, abril 24, 2021

"Mujeres que leían"

Rosa Huertas

Tres Hermanas, 2019

Nos encontramos ante una de esas obras íntimas que deben leerse con recogimiento y emoción porque forman parte de nuestra memoria más inmediata.  Rosa Huertas nos ofrece un texto que tiene mucho de novela, mucho de ensayo y mucho de poesía. En él se centra en las mujeres que la precedieron, sobre todo en su madre, para descubrir que las mujeres que forman parte de la generación de la posguerra, las mujeres nacidas en plena guerra y en los años posteriores, tienen mucho que decirnos porque, por desgracia, se las silenció en su tiempo, no se les permitió otra cosa que ocuparse de su familia, atender a su marido y a sus hijos. Con ello se perdieron tantas oportunidades y se truncaron muchos sueños. Pese a ello, estas mujeres, fuertes y con coraje, siguieron adelante y sembraron sus semillas en sus descendientes.

Rosa Huertas nos habla de las frustraciones cotidianas, de esa falta de reconocimiento que hace que se pierda la autoestima y se piense que no vale de nada tratar de realizar los sueños puesto que no son ni útiles ni necesarios, pero también nos habla de la revancha, de las segundas oportunidades, de la fuerza y la templanza de tantas y tantas mujeres que hicieron su labor callada y resignadamente, pero sin perder jamás la alegría ni el saber estar.

A la escritora le sucedió también que, por distintos motivos personales, creyó que lo que ella escribía a nadie le iba a interesar nunca, hasta que rompió el dique y se demostró que sí, que ella también tenía voz porque descendía de aquellas mujeres que leían casi en secreto, que cantaban, que pintaban, que tocaban el piano y que, por desgracia, muchas veces tuvieron que renunciar a ello.

En "Mujeres que leían" aparece la voz en primera persona de la autora y narradora, pero también la de su madre que es quien revisa lo que ella ha escrito, algo así como una crónica de su vida, y quien le da el visto bueno.

Son varias las voces femeninas que se entremezclan, abuelas, tías, madre, hermana... aunque no son las únicas protagonistas, ya que también lo es la casa de verano en donde Rosa Huertas, con su madre, pasa las vacaciones de verano y en donde son más vivos los recuerdos, a veces punzantes, los secretos, la memoria, el pasado. Las fotografías, los muebles, los libros perdidos -algunos reencontrados- son como luces en el camino de esas mujeres; son el faro que nos orienta hoy.

El libro se organiza en torno a 20 capítulos más un epílogo. Su estructura es como un tapiz tejido de sutiles hilos que unen pasado, presente, lo que fue, lo que pudo ser y lo que tal vez nunca sea. Las reflexiones de la autora, llenas de vida, de entereza, nos permiten, sin duda, otra profunda reflexión que trasladamos a nuestras propias vidas.

Sin duda, un libro hermoso, escrito con la verdad, desde el corazón y la pasión de quien conoce el oficio y sabe cómo ejercerlo.


 

viernes, abril 02, 2021


 

"Desde mi orilla",

Rosa Ruiz Gisbert

Ediciones del Genal, Málaga, 2020


"Desde mi orilla", de la poeta malagueña Rosa Ruiz Gisbert, recoge una colección amplia de los poemas que la autora, por los motivos que fuera, no publicó; de ahí que lo subtitule "Poemas reunidos".  Por lo tanto, no se trata solo de un poemario sino de varios ya que, si miramos con detenimiento el índice, veremos que son varios los títulos que conforman este libro misceláneo que es un auténtico regalo para la mente y el corazón. Así, desde "Primeros poemas" hasta "Postales" pasando por "Desde la rabia", "Pequeños poemas II", "Carta desde mi orilla", "Alborada", "Homenajes" y "Sonetos, entre otros, Rosa Ruiz se nos ofrece con total generosidad.

Queremos ver en el título "Desde mi orilla" reminiscencias del soneto que Leopoldo Panero dedicara a su hijo y que comienza con  las palabras "Desde mi vieja orilla".  De alguna manera, Rosa Ruiz quiere dar testimonio de su obra y lo hace en este libro que es un broche en su producción literaria, aunque deseamos y esperamos que se anime a publicar también en un volumen el resto de su producción que aparece dispersa en revistas, antologías o selecciones poéticas.

El libro que nos ocupa es desigual puesto que abarca muchos años de la vida de un poeta y señala su evolución y sus gustos literarios a la vez que indica su madurez y su consolidación como poeta. No obstante ya, desde el principio, observamos una mirada atenta, traspasada de sensibilidad hacia lo cotidiano: "De la breve mano / va surgiendo la vainica / como un milagro".

La poeta no es indiferente a las zozobras del mundo y se muestra crítica cuando la situación así lo requiere o, como ella misma dice, con rabia. "Como la edad postrera / encierra todas las edades" nos confiesa" y añade, "Es tiempo de crecer y multiplicarse / de borrar ecos y perfiles adolescentes...". Tras esa reflexión intensa "la ternura llega como un sollozo".

No es ajena a la lucha de sexos tampoco y manifiesta que deben mirarse a la misma altura, pues son como espejos: "Dos fuerzas más dos dulzuras / pero no idénticos del todo..".

Muchos de sus poemas contienen todo un pensamiento existencial, otros se nutren de la filosofía de María Zambrano, algunos de la propia experiencia, pero todos contienen esa carga de verdad, de certeza, de hondura compartida: "Porque es vivir un pretexto / para abrir los ojos cada mañana...". Más adelante escribe: "Algo hice con mi vida, sin duda, / pero se me escapa su contenido / y ese día que empezó ilusionado, / sin quererlo yo, me llevó a la melancolía.

Muy hermosos son los poemas que componen la sección "Homenajes" y que ella dedica a los poetas que la han hecho crecer como Miguel Hernández, Rosalía de Castro, César Vallejo o Gabriela Mistral, entre otros.

No olvida Rosa Ruiz sus deudas y afectos, la ausencia de su madre, de sus seres queridos; tampoco soslaya sus dificultades para salir de una depresión ni nos hurta la especial mirada que ella ha tendido sobre los lugares a los que ha viajado.

La poesía de "Desde mi orilla" es difícil de comentar de forma uniforme puesto que, como estamos viendo, no es homogénea, pero ahí está su virtud y su esencia. Encontramos versos de arte menor, con ausencia de rima, pero mucho ritmo, al lado de versos clásicos, como el soneto. Aparecen poemas muy largos, casi como confesiones, en donde el encabalgamiento está siempre presente. Notamos una abundancia de metáforas, al lado de anáforas o personificaciones. Son poemas muy trabajados, a los que su autora les ha dedicado tiempo y mucho mimo, aunque parezcan espontáneos. Ese es otro secreto de la buena poesía.

 Los poemas de Rosa Ruiz son espejos en los que acaso ella se haya reflejado alguna vez pero que, ya en el libro, nos reflejarán a nosotros mismos. Esa es la gran verdad de la poesía, su capacidad para tejer urdimbres y aprisionarnos dentro.