domingo, abril 24, 2011





"Solo la lectura logra que un individuo piense y vuele con cabeza propia."


DATOS BIOGRÁFICOS: AQUELLOS TIEMPOS QUE NO VOLVERÁN

Jorge Luis Peña Reyes es un joven escritor cubano (Puerto Padre, 1977). De él dice el crítico, poeta y narrador cubano Carlos Esquivel Guerra que: Hoy es a mi entender el más sobresaliente cultor de ese género (literatura para niños) en Cuba. Su estilo contagioso, crea adicción, tal vez porque e interpreta, o reinterpreta el discurrir de las falsificaciones de lo solemne. Celebración y reflexión parecen las claves para traducir un yo desbordante y desbordado. La oralidad y la mística son, también, ilustraciones esenciales de este impar poeta.”
No obstante, su vocación literaria surgió ya de joven y él mismo nos lo explica con detalle: “Mi vocación literaria no fue visible hasta que cursaba el tercer año de la carrera de Pedagogía, en la especialidad de biología. Nada tenía que ver entonces con las letras aunque sentía de vez en cuando algunos golpecitos en el hombro por redactar bien o darle cierto toque distintivo a mis notas de clases. Mis lecturas de formación estuvieron inclinadas a las ciencias y no a textos de literatura clásica, que leo ahora como un redescubrimiento de aquellos tiempos que no volverán. Por eso siento que me falta mucho por leer y conocer. Recuerdo de niño mi avidez por los libros de zoología y revistas científicas que mi padre compraba por cantidades como premio al terminar cada curso, así que escribir poesía no estuvo ni siquiera durante la adolescencia cuando mis contemporáneos copiaban libretas completas de canciones o poemas de Neruda, José Ángel Buesa y de otros románticos sin nombres, pero genialmente cursis.
Durante una clase de redacción y estilo en el año 1998 la profesora nos dio la tarea de escribir ciertos textos con distintos tipos de narradores o tendencias, y mi narración le hizo sugerir mi participación en un taller literario que existía como extensión de la Casa Iberoamericana de la Décima (por ser Las Tunas, tierra donde vivió el poeta bucólico cubano más importante del siglo XIX) así que frente a los especialistas leí lo único que tenía a mano: un terrible y fatal texto que en un arranque poético había escrito en coautoría de un amigo, años antes. Me lo sabía al dedillo, y lo recité como quien mostraba un prenda de lujo y claro me lo despalillaron con un alto grado de generosidad, luego me sugirieron revisar la obra de algunos grandes, lo que constituyó mis primeras lecturas poéticas de peso y me hablaron de un tal César Vallejo, tal vez por el tono existencial de aquella primera pieza compartida. Cuando leí al autor de Trilce, me llegó todo el bochorno de un golpe para entender que me faltaba mucho si quería continuar escribiendo poesía. Y continué reuniéndome con aquellos amigos que visitaban el centro con periodicidad, opté debido a la circunstancias, por una de las estrofas poéticas más cerradas, pero a la vez más popular que existe en Cuba, la Décima o espinela (en honor al músico Vicente Espinel) Desde ella aprendí los rudimentos, el recurso de la síntesis y los artificios de la rima.”
Jorge Luis es lLicenciado en Educación y periodista de la Emisora Radio Libertad, es miembro de la AHS, de la UNEAC, del grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel-Cucalambé y del taller de formación literaria Onelio Jorge Cardoso en su cuarto curso. Actualmente es periodista cultural en la Emisora de Radio Libertad en Puerto Padre donde reside y en donde imparte la docencia como profesor de Cine cubano en la Universidad. Está casado y es padre de dos niños pequeños.
Aparte, Jorge Luis Peña es también profesor de Biología. Asimismo, trabajó como asesor literario y promotor literario, escribió guiones para la televisión en un programa de crítica artística y literaria. Asimismo, impartió literatura hispanoamericana, Antropología y Taller de redacción y estilo.

OBRA Y PREMIOS: EL GRITO EN EL CIELO

En cuanto a su faceta de escritor, en verso y en prosa, que es la que aquí nos interesa, ha publicado diversos libros para niños: “Avisos de bosque adentro” (2003), “Donde el jején puso el huevo” (2004), el cuento “La Corona del Rey” (2005), “¿Oíste hablar del miedo?” (2007), “Las doce migajas” (2007) y Vuelo Crecido (2008). Realizó la edición de la antología de poesía de inspiración cristiana Como el fuego que está siempre 2010. Tiene en proceso de edición su libro de poesía Éxodo para dos mitades. A Jorge Luis Peña también se le puede leer en diversas antologías: Árbol de rimas (2000); Antología de da Décima Cósmica en las Tunas, (2001); Antología Los Parques, (2002).
Jorge Luis Peña es también un escritor premiado. No obstante, la opinión que le merecen los concursos no siempre es positiva y merece un amplio paréntesis, antes de comentar algunos de sus premios, en el que el propio poeta hace las siguientes consideraciones. El contenido de sus declaraciones es lo suficientemente importante como para que no resumamos: Concursar implica un sometimiento voluntario a censuras, valoraciones prejuiciadas y excluyentes de acuerdo a jurados más o menos conservadores, sin juzgar a esa permanente y fija tríada de miembros, que aunque escritores maduros, muchas veces están ajenos a los rumbos del complejo panorama de las letras para los pequeños.
Los concursos vienen a ser amigos cuando aportan de manera previa al pago por derecho de autor o purgadores inquisitoriales que establecen normas para ubicar libros en las actuales condiciones de mercado.
A raíz de la crisis en el sistema editorial cubano, las bases de estos coincidieron en aumentar considerablemente la extensión de las obras.
Más que estimular como en décadas anteriores, los concursos se dirigen en la actualidad a garantizar la publicación de un “libro campeón” del año y gracias a las editoriales o a instituciones que auspician, en norma o especie de manual con certeras fórmulas de cómo afrontar una literatura funcional para niños, con una tendencia marcada de ubicar ante todo a estos especializados y escogidos lectores jueces.
Es preocupante que un Certamen literario nacional en el que se ha incluido piadosamente la literatura infantil, considere al género de igual a igual en cuanto a la extensión de las obras, no así en la cuantía del premio, y termine por englobar en un solo punto, a golpe y porrazo:
¡Sesenta cuartillas como mínimo!
Es ahí cuando los poetas para niños ponemos el grito en el cielo.
¿Cómo concebir un volumen de tal magnitud en un contexto donde los libros son cada día más orgánicos y engranados?
¡Cuánto oficio exige un libro de poesía con esas dimensiones para que no sea una píldora contra insomnios!
¿Cuántos buenos libros se malograrán en el camino por las ínfulas de llegar a tamaña meta?
Los Concursos sirven al inicio, de estímulo para los que tienen buen pie, creo que fui un cazador desenfrenado en los primeros cinco años, luego me servían para establecerme en otra instancias nacionales o internacionales, son un paliativo en mi país a lo mal remunerado que es el oficio de hacer libros donde no existen pagos de acuerdo a las ventas y se fija una tarifa sin pagos adicionales, pero soy consciente de los hilos que pueden determinar los triunfos.
Los Concursos, en estas circunstancias que vive Cuba, están sujetos a un proceso de análisis que dura más de ocho meses y por el momento son prohibitivos de acuerdo con los subsidios estatales que implica mantenerlos, por otra parte contribuyen a la banalización de la literatura porque al más pinto se le ocurría un concurso de sonetos sobre hongos y eso se arrastraba de año en año según los presupuestos y la planificación de la economía cubana, por tanto considero prudente hacer un alto en el lanzamiento de tantos concursos y detenernos a pensar cómo estimular con intencionalidad a los que de veras apuestan por la literatura. Con una economía tan sensible es una necedad mantener ese flujo de Certámenes que no prestigiaban a nadie y que tampoco garantizaban un respaldo promocional. Era una culta lotería con demasiados mediadores. “
Y ahora, sí, ahora, mencionaremos algunos de estos premios (una mínima parte):
Premio Regino E. Boti. 2004
Primera Mención en le concurso Nacional Ismaelillo de la UNEAC 2004
Premio en el Concurso Nacional de Glosas Canto Alrededor del Punto 2005
Premio Abril de literatura para niños y jóvenes (poesía para niños). 2005
Premio Décima joven de Cuba. 2006
Premio Nacional Villa Azul. 2007
Finalista en Concurso Iberoamericano Cucalambé 2001.
Mención en Concurso Iberoamericano Cucalambé 2003.
Finalista en el concurso de Relatos Constantí 2005.España
Finalistas en el Concurso Internacional Julio C. Coba. Ecuador 2006
Sería muy larga la lista, pero hay que decir que no se acaba aquí, ya que ha sido también premiado en concursos provinciales y nacionales.

LECTURAS: LOS MOLDES DE LOS ANTIGUOS

Acerca de sus primeras lecturas, comenta: “Mis primeras lecturas fueron sobre todo, poemas de Miguel Hernández, Lorca, Machado, César Vallejo, José Martí y Jorge Luis Borges, además de Dulce María Loynaz, Raúl Hernández Novás, Witman y tantos otros que descubría con asombro.” Considera que no es muy buen lector –lo cual seguro que le podríamos rebatir-, pero mantiene, como tantos otros buenos poetas, que para escribir hay que tener, primero un buen bagaje de lecturas: “Aunque no fui un gran lector –dice-, y creo que aún no lo soy, creo que es imposible escribir sin tener la dieta de la lectura diaria y comparativa; se exige revisar, contrastar y nutrirse de otros que ya trataron los temas que nos inquietan. Y como no existen temas nuevos es imprescindible fijarse en el tono, las maneras y los moldes que usaron los antiguos para decir hoy lo que para ellos resultó interesante. Cuando un libro me prende soy capaz de sumergirme hasta el fondo, pero el factor tiempo impone sus reglas, por eso creo que he leído más poesía que narrativa. Si un hábito me interesa formar en mis hijos es el de la lectura, nadie que lea como una práctica diaria será un ignorante en un mundo que exige la ligereza como aptitud. Solo la lectura logra que un individuo piense y vuele con cabeza propia.”

LITERATURA INFANTIL: LOS LECTORES MÁS AGRADECIDOS QUE EXISTEN

Jorge Luis Peña escribe para niños, pero huye de los encasillamientos ya que considera que en la vida todo es un proceso y que no se puede limitar a nadie a un solo género. De esta manera comparte con nosotros sus temas y su manera de plantearse la creación literaria: “Escribo con la ansiedad de que lo que hago tal vez no sea lo definitivo, pero me interesa sentarme a maquinar proyectos y una vez que los tengo, me fluyen más rápidos los poemas o los cuentos. Como vivo opuesto a las etiquetas, me molesta mucho que me circunscriban a un género, escribo para niños porque siento que me falta mucho por decir para ese público; luego dedicaré etapas al cuento, la poesía para adultos, o a la crítica. Apuesto que los niños son los lectores más agradecidos que existen y trato de acercarles a mi mundo desde la fabulación porque como un espejo, ellos serán capaces de entender. Un amigo decía que yo disfrutaba en mi literatura burlarme de lo solemne y es cierto, me gusta romper con lo tradicional y sumergirme en lo que tiene fórmulas establecidas, para crear un discurso propio o con cierta novedad, tal vez respiro ese deseo que tienen muchos de palpar cambios sociales endógenos y no empujados por la política internacional. Trato de fabular sobre mi realidad social que es una manera de hacer universal mi experiencia en la aldea, tal como lo hizo Horacio Quiroga y tantos otros. Prefiero la poesía aunque ella siga siendo la cenicienta de la literatura para niños, mientras la novela y el cuento barran en el mercado. Tengo una tendencia a trabajar definiendo conceptos como lo hice en el poemario Vuelo Crecido, otras veces asumo el humorismo con cuidado, no vaya a ser que me deslice en la risa por la risa, y deje a un lado la búsqueda de imágenes polisémicas por asumir un discurso directo y efectista. Soy amante de la rima y prefiero el verso octosilábico por su musicalidad y ritmo. Algunos temas como el alcoholismo, la emigración, la muerte, el miedo, las rupturas familiares y el tiempo, son recurrentes en mi obra. En la narrativa he trabajado el tema de los sistemas totalitarios, la mentira como recurso de supervivencia y el de las sociedades en crisis y todo lo que eso genera.”

TEMÁTICA: LE ESCRIBO AL NIÑO PARA QUE NO ACEPTE NADA AJENO A SU EXPERIENCIA

Jorge Luis Peña defiende que los temas de su obra no son solo para niños, ya que se trata de temas universales y en eso estamos de acuerdo. O hay buena poesía o no hay nada, con independencia de la edad. Así, afirma tajante, en una entrevista realizada en “Mundo Cultural Hispano” por Carlos Téllez Espino, el 4 de noviembre de 2006: “Los temas no me aparecen, los temas están, uno solo tiene la posibilidad de verlos con claridad en algunos momentos y acomodarlos en moldes precisos. No hay temas para niños que no sean los profundamente humanos, así que cuando les escribo a ellos no siempre voy a mi infancia, a veces fabulo y hago que mi realidad sea accesible a la de los niños. Ellos creen que mientras más crecemos más libres somos, pero eso es solo un producto de su ingenuidad. La libertad entonces es un tema que vive ante nosotros para cuestionarnos”.
Si dirige sus poemas a los niños es con una finalidad y un objetivo concretos que así expone en otra entrevista, esta vez realizada por Frank Castell González: “Le escribo al padre para que no tenga vacía su gaveta de respuestas, una de las primeras motivaciones de los niños son las preguntas, esas que hacen sin temor: ¿qué es la luz, por qué yo tengo cinco dedos y no seis?
Le escribo al niño para que no acepte nada ajeno a su experiencia. Escribo para buscarme respuestas diferentes o para volver a la de siempre: ¿qué hago yo en medio de tantas interrogantes?”
Jorge Luis Peña escribe con rigor, con honestidad y con mucho respeto hacia sus lectores. En la entrevista realizada por Raúl Martes González, “En el horizonte de niñas y niños, está el poeta”, acerca de sus lectores, comenta, vehemente: “Ellos no viven en una burbuja y creo entender la complejidad de su mundo, por eso insisto en la necesidad a tiempo y a destiempo de responder las preguntas que nacen en su lógico andar por la vida; esto implica afrontar una doble literatura que va dirigida a niños sin reparar demasiado en sus edades sicológicas y, por supuesto, a los adultos que son en definitiva los primeros consumidores de la literatura para niñas y niños; estos dependen del poder adquisitivo e intereses de sus padres; por tanto es importante incluirlo en el diapasón de lectores que ha de consumir la literatura que hago y que trato de proteger, sin hacer concesiones ni perderme.”
Y sigue añadiendo: “Creo absolutamente en que los niños son buscadores de respuestas y si no acertamos, ellos mismos se responderán sus cuestionamientos desde sus límites, estoy comprometido en hacer una literatura ni escapista ni enajenante, sobre todo persigo estimularlos a un compromiso ético con su realidad y aunque no todos mis libros tienen fórmulas similares, se impone en ellos un tono irónico y reflexivo, a veces, humorístico, y otras veces triste, porque le escribo al niño en su plenitud y no solo a niños alegres, lamentablemente, hay más niños sufridos en este mundo que ebrios de gozo”. Y concluye: “Tengo fe en lo que hace falta decir, en algún momento lo expresé con claridad, así que la creación de toda una vida, no es más que una búsqueda constante para cumplir las múltiples expectativas de mis lectores, con el interés de construir un discurso que trascienda las barreras locales e incluso que se torne interesante, pese al curso de los años. Esa es mi meta personal, tal vez ambiciosa, pero no hablo de libros sino de huellas, y el tiempo dirá la última palabra.”

DONDE EL JEJÉN PUSO EL HUEVO: COMIENZAN LAS VACACIONES

Acerca de este su primer libro, Jorge Luis Peña comenta que “Es un libro de décimas para niños que incluye algunas cuartetas y redondillas a modo de descanso, es mi primer libro publicado obediente al Primer premio nacional de poesía para niños, Regino E. Boti 2003, si tenemos en cuenta que Avisos de Bosque, adentro anterior a éste es solo un capitulo que mereció el premio provincial Principito y que está incluido en Donde el jején...Es hasta ahora el libro que más satisfacción me brinda debido al visus humorístico que tiene, es un homenaje a Samuel Feijoo y por ello el libro más cubano que tengo, es también uno de los más técnicos debido a su variedad con el trabajo de la décima desde sus variantes métricas y estilísticas.”
Diusmel Machado, otro poeta cubano opina sobre su forma clásica de componer: “La décima también, empinada entre otras estrofas poéticas, protagoniza Donde el jején puso el huevo. ¡Su autor enseña, en su empleo, una temprana maestría! Los versos octosílabos (así como los pentasílabos, en un par de “decimillas”, y los dodecasílabos, en una décima “de arte mayor”) discurren ligeros, con la fluidez que su destinatario exige, y las estrofas por lo general resultan de una factura notablemente eficaz: títulos ingeniosos, de sugerente ironía (“Extremismo”, “Alerta sobre peligros inminentes”, “Tiempos modernos”, “Respuesta mínima de doña Porcina a Verraco por su vulgaridad e interés malvado”); versos sugerentes que dan pie a disímiles asuntos, muy pícaros también; y los sorprendentes finales, que rematan las estrofas con un sabor feliz, repetible en la próxima lectura… Son muy buenas décimas, que vienen de la mejor tradición espineliana y, en varios ejemplos, también acusan las ganancias de una renovación que –desde el discurso decimístico cubano en las últimas décadas– ha dignificado la estrofa con el más profundo rigor de su escritura.
Exquisita y rara es aquí la décima “irregular”, que enfrenta todos los riesgos: versos largos (dodecasílabos), con rimas asonantes y… ¡esdrújulas! En el poema “Amor imposible”, la ironía se da la mano con la pura lástima, ante un conmovedor “amor ciego” del abejorro por la rosa plástica… No menos armoniosos, pero más hilarantes, son los esdrújulos “Breve historia del mosquito accidentado” (una duodécima antológica que, por cierto, ha sido publicada ya fuera de Cuba) y “El súbito caso del perro del vecino.
La inquisición a las normas del idioma, a sus palabras y el uso acuñados (en especial, al acto de nombrar las cosas, tan relevante para los humanos), ofrece a este poemario mucha más cercanía a la perspectiva y psicología del niño: pues mira por sus propios ojos, con su mirada desprejuiciada siempre, pero crítica, y no complaciente hacia las cosas del mundo, incluyendo de modo especial al lenguaje que se le enseña, alcanza o impone.”
Si empezamos a leer el libro, ya nos sorprende la afirmación del “Próloco” como lo califica el autor, en donde leemos, en forma de versos, estas afirmaciones:
“Así no se enseña.
Así no se escribe
Así no se vive
Así no se sueña.”
Y más adelante nos advierte el poeta sobre el contenido del libro:
“Advertencia
Prohibida esta información para todos los menores.
Prohibida para mayores que muestren alteración
(nerviosa o del corazón).
De todas formas ¡cuidado!, No vaya a ser que atrapado en la lectura le entre una molestia en el vientre por reírse demasiado”.
El ingenio y los juegos de palabras aparecen por doquier y hacen que el lector piense y llegue a algunas conclusiones:
“¿Qué son la prueba y el pruebo?
¿Qué son el caso y la casa?
¿Qué son el trazo y la traza?
¿Dónde el jején puso el huevo?”
Los animales son los protagonistas de este libro en el que resuenan los ecos de las fábulas, aunque modernizadas, con otras actitudes y sin moralinas caducas, puesto que Jorge Luis Peña crea palabras, les da otro aire, juega con los versos, maneja los esdrújulos (tan difíciles en poesía) y busca la complicidad y aun la ironía:
“Un día de mar estático
sobre la arena muy pálida,
soplaba una brisa cálida
que trajo a un mosquito errático.
Pasó un cangrejo lunático
ensimismado y atlético.
Lo vio el mosquito esquelético
y se lanzó el muy tiránico...
Quedó del impacto estrábico,
alicaído y anémico
con problemas ortopédicos
y tratamiento psiquiátrico.” (Breves historia del mosquito accidentado).
Estos animales viven experiencias raras, a veces conmovedoras como la que leemos en “Amor imposible”:
“Era un abejorro que en amor dinámico
se lanzó un buen día a un jardín poético.
Admiró a la rosa con su tallo espléndido
y le dijo bella con su voz de cántico.
Alistó en sus alas otro vuelo mágico
porque la creía la rosa fantástica.
Mas la vanidosa se mantuvo estática
tan indiferente, que pensó tristísimo:
“Esta no es mi rosa”, y en su vuelo mínimo
se olvidó por siempre de la rosa plástica.”
Pese a la métrica tradicional, lo que les ocurre a estos animales es actual, como leemos en “Empleo”, en donde una garza y una chiva se alían formando una sociedad bien curiosa:
“Una garza agricultora
fundó una cooperativa.
Puso de jefa a una chiva
con una computadora.”
Tampoco olvida el poeta los viejos estereotipos acuñados en la literatura y, entre ironías y veras, lanza sus críticas a una sociedad muy a menudo hipócrita, como leemos en “Extremismo”:
“Por malicia de la gente,
por acusarla de un vicio,
lanzaron al precipicio
a una cigarra inocente.”
Jorge Luis también se hace preguntas, en apariencia inocentes, pero que encierran un planteamiento serio, como en “Curiosidad”:
“Si los hombres tienen pies
Y los animales patas:
¿por qué se dice ciempiés
y no se dice ciempatas?”
A veces, ocurren accidentes en el mundo animal, debidos… a la “Fatalidad”:
“Ayer murió de repente
un pulgón, intoxicado.
Se montó por accidente
en un perro fumigado.”
En el mundo de los animales más pequeños, los niños son un serio peligro, como leemos en “Alerta sobre peligros inminentes”:
“Comunico a los reptiles
y a los pájaros también,
que deben cuidarse bien
de palos y proyectiles.
Para que no mueran miles
hay que extremar precauciones.
Deben mudar provisiones
a los árboles esbeltos.
Ya los niños están sueltos
(comienzan las vacaciones).”
Mucho más podríamos comentar acerca de este libro ingeniosísimo, pero acudimos al poema final, “Último mensaje” en donde Jorge Luis Peña sugiere que los casos que ha contado no son tan “animales” como pudiera parecer y pide disculpas, jocoso, si a alguien ha ofendido:
“Querido lector: Ya sé que está en la
hoja final, pero le aclaro: hace mal
en decir que lo engañé. Si a veces
lo defraudé, doy mis disculpas.
Si puede, cierre este libro y no quede
convidado a la venganza,
porque cualquier semejanza
o coincidencia es adrede.”


LAS DOCE MIGAJAS: PULGARCITO DECIDIÓ ALGO DIFERENTE

Jorge Luis Peña explica la gestación de este libro: “De un libro de epigramas para niños que aún tengo inédito y a solicitud de Enrique Pérez Díaz, ahora director de la Editorial Gente Nueva, escogí unos cuentos muy breves, que intentan dinamitar esas historias clásicas tantas veces repetidas, pero con elementos que no soportan la lógica más común y actual. De ello me aproveché para cuestionar aquellas y crear las propias. Para defender el proyecto que me asumiría la colección de minilibros de dicha editorial, creí pertinente usar a pulgarcito de acuerdo al concepto estructural, las mínimas piezas narrativas y a la inquietud del personaje de usar migajas para encontrar el camino y como creo que el arte cuestionador puede ayudar en ese empeño (más que el pan) a partir del clásico personaje, tejí estos doce cuentos que el caricaturista Ares me ilustró con acertada mano. Esta publicación en cuanto a la promoción es muy importante para mí, pues tiene una tirada de 10 000 ejemplares y se vende mucho, tanto como parte de un paquete de minilibros como en solitario. Así lo corroboró la Feria Internacional del Libro Habana 2007.”
“Las doce migajas”, escrito en prosa, es también un libro hecho con ingenio y audacia narrativas, en el que partiendo de un cuento tradicional, “Pulgarcito”, escribe doce pequeños relatos:
“En medio del bosque, Pulgarcito decidió algo diferente.
Algo le dijo que esas migajas de pan, lanzadas por todas partes para encontrar el camino, podrían atraer a las aves. Luego de mucho pensar, escribió doce cuentos de su misma estatura que fue dejando por todo el trayecto porque la cuestión era no solo encontrar el camino. Lo importante era que el camino se alumbrara a su paso.” Algunos de los pequeños cuentos están protagonizados por animales, otros recrean episodios de la cuentística tradicional. Lo curioso es el manejo narrativo del autor, que, de una forma limpia, sin demasiados accesorios, logra sugerir más que explicitar. Jorge Luis Peña, por lo tanto, está muy cerca del conceptismo:
“La verdad
El espejo mágico le dijo a la madrastra
maligna y vanidosa, después se rompió tranquilo.”
O este otro ejemplo, tan cercano a Monterroso, que esconde mucho más de lo que parece:
“Higiene
Cuando el Ratoncito Pérez se cayó a la olla
hubo que hacer la sopa de nuevo.”

VUELO CRECIDO: EL NIETO QUE FUI AYER

De este volumen afirma que “es hasta ahora el libro que prefiero, con él aprendí lo que debía o no hacer para el público infantil, es mi libro de formación aunque Donde el jején puso el huevo me dio y me da muchas satisfacciones. Vuelo crecido es más lírico, no persigue la risa sino la mirada escrutadora, hurga en la sensibilidad de una familia fragmentada en la que el abuelo asume la paternidad de un niño que pregunta mientras crece, los discursos poéticos se entrelazan y confunden.”
Es, como dice el autor, su libro más maduro, más meditado y de más calado lírico. En él los poemas son pequeñas obras de arte que pretenden estimular la imaginación, el mundo de los sueños, la fantasía, porque sin ella el mundo sería distinto, como nos dice en el poema “Sin la fantasía”:
¿qué fuera la mar?
Agua, sal, arena,
sol… y nada más.
Sin la fantasía,
¿qué será una estrella?
Una luz distante,
un seco planeta,
una luz prestada
moribunda, muerta.
No fueran las nubes
palomas de pan
ni espumas inquietas
ni potros de cal...”
Este poema, mirándose en el espejo, en una apuesta lúdica muy ocurrente, origina qué es el mundo “Con la fantasía”:
“uedes ser la mar.
Ir a las estrellas
en su luz de sal.
Decir que las nubes
son ese disfraz
que la lluvia tiene
antes de ser mar
o que las estrellas
que en el fondo están
son las que cayeron
por su vanidad,
(sintieron envidia
del blanco coral
y ahora ya no pueden
volver a brillar).

Sin la fantasía
quedará vacía
nuestra inmensidad.”

El tono irónico, epigramático cede su lugar al registro más lírico, como leemos en “La noche y el mar”:
“—¿Quién le puso al día broche?
—La noche.
—¿Y quién la va a enamorar?
—El mar.
—¿Es un vivero de llamas?
—De escamas.
Si cuando a la noche llamas
sientes la voz de los peces,
no te asombres, porque a veces:
La noche es un mar de escamas.”
El poeta echa mano de todos los recursos de la retórica y enriquece sus versos con metáforas, personificaciones, juegos de palabras y varias imágenes más:
“Debajo de aquella foto
el tiempo duerme
vestido de telarañas
y de nieve.
Al Señor todos le nombran
el durmiente.
Usa traje y los bigotes
se le mueven
al compás de mil relojes
impacientes.
Lleva siglos esperando
que lo besen,
pero reinos y princesas
no se atreven,
porque luego,
¿qué será de las paredes,
de la calle, de la vida
de la gente? (¿El tiempo?)”
El libro está organizado en distintas secciones, a manera de preguntas y respuestas en donde aprendemos qué es la nada, dónde están los sueños, qué es la risa, por dónde andan los sentimientos. La figura del abuelo, sabia y paciente, llena de experiencia, preside el libro, puesto que, como leemos al final:
“Este es el libro del abuelo que seré.
Lo hice a retazos con abuelos que encontré.
Yo soy el nieto, ese niño que tal vez
hizo preguntas que yo mismo contesté.
Envejecí y vuelvo a ser
casi tan niño como el nieto que fui ayer.” (“Cancioncilla del final de viaje”)


OTROS LIBROS: LA CORONA DEL REY Y ¿OÍSTE HABLAR DEL MIEDO?

Cabe aún mencionar, aunque sea de manera rápida, otros dos libros del poeta cubano, “La corona del Rey” y “¿Oíste hablar del miedo?”. El primero mereció el premio Principito 2004 y “es – sigue el poeta- mi primer volumen de cuentos para niños, aborda la temática de lo regímenes totalitarios en ambientes cerrados, lo publicado es solo una selección de los tres cuentos con que participé en el certamen y que consta de sesenta cuartillas. Satisfecho con el resultado final, planeo publicarlo íntegro pero las condiciones que vive el país no lo permitirían por ahora.”
En cuanto a “¿Oíste hablar del miedo?”, Jorge Luis Peñas nos explica su génesis: “Partió –empieza el autor- de un romance en el que pretendo personificar el miedo a través de varias vivencias desencadenadas por la aparición un gato oscuro y de todas las creencias asociadas a esos animales. Habíamos encontrado, Helier y yo, una convocatoria de ilustración en España, pero luego de iniciar el proyecto nos dimos cuenta que era casi imposible acceder debido a las exigencias del mismo. (Pocos recursos como siempre)
La de Ecuador tenía otras características y muchas más posibilidades, así que la emprendimos y luego de estudiar bien el concepto del libro álbum en el que texto e ilustración se complementan, trabajamos 9 meses, tiempo en el que tuvimos que adecuar texto e ilustraciones para no reducir al texto y a la vez dar otras miradas desde la plástica. Así aprovechamos para describir gráficamente algunos elementos que atemorizaban al niño y como el miedo es también universal, creímos estar en el camino.
Con el libro (logramos ubicarnos entre los seis finalistas y discutir hasta el final entre los tres primeros puestos).
Participaron 84 obras de 13 países. Es hasta ahora el libro que más se parece al ideal que tiene todo autor para niños.
Para que un niño adquiera un libro es vital el colorido y pocas veces un autor cubano tiene esas posibilidades, aunque ya comienza a recuperarse este elemento en las editoriales nacionales.
En Europa cualquier autor puede tener publicado 40 volúmenes y cuando penetramos, concluimos que un solo cuento o una decena de poemas es suficiente para conformar un libro. Es un fenómeno de mercado, generalmente los libros profusamente ilustrados son caros. Nosotros vivimos otra realidad. Pocos colores, pocos ejemplares, pero cualquier concurso exige de 40 a sesenta cuartillas. El poemario que mereció el premio Abril y que saldrá por esa editorial tiene 80 cuartillas. No siempre uno puede hilvanar un libro así y que sea ameno, a lo mejor no funciona, pero tuve que estudiar mucho para darle períodos de descanso y ubicar casi 25 ilustraciones que hizo también Helier Batista.
Al menos aquí se garantiza cierta calidad, aunque aparejado a la mejor literatura se promueve otra de dudosos matices, casi siempre en concomitancia con muy buenas ilustraciones.”

CONEXIÓN A INTERNET: UN CANAL MÁGICO E INFERNAL, PERO NECESARIO

“La red –asevera- vino a ser para mí una realidad hace muy poco cuando comencé a trabajar como periodista y sentí esa necesidad de rastrear información, eventos y tener contactos con homólogos de otras partes del mundo y cuando comencé en la Unión de escritores y artistas de Cuba, que da la oportunidad, cerrada a su membresía de revisar la red luego de pagar una cuota establecida con los límites y la angustia de una conexión lenta y parpadeante. Me adapto a bajar documentos Word, Pdf y algunas imágenes no muy pesadas, imposible: videos, cursos y otras potencialidades. Por otra parte como periodista no tengo asignada la conexión en casa, aunque sí prometida, con las ansias de aprovechar este canal que tiene de mágico e infernal, pero que resulta necesario. No hay posibilidades de pagar por el servicio en mi país, ni resulta costeable para un ciudadano común. La red está restringida a instituciones de obligado contacto con el exterior y bajo estrictas normas de seguridad.”
No obstante, la obra de Jorge Luis sí circula por Internet y se puede leer, para disfrute de los ciudadanos de cualquier latitud.

HACIA EL FUTURO: UN ESCRITOR COHERENTE

Jorge Luis Peña es un escritor, joven en edad, pero con una obra rica y sazonada por sus lectoras, su habilidad estilística y su experiencia. Valdría la pena que se conociera de manera más amplia para que todos los lectores, pequeños y adultos, gozarán de esta peculiar manera de entender la escritura, tan ingeniosa, ocurrente y pensada.
En definitiva, como afirma el poeta en la entrevista que realizó Carlos Téllez Espino, “La misión del intelectual es ser coherente consigo mismo, no plegarse al bagazo ornamental que tanto abunda, no fundirse aunque se una y no perder de vista la palabra anuncio luego de otra fundamental: denuncia. Ser un intelectual en estos tiempos no es una pose sino una forma de vida, sacrificada y lejos de los oportunismos que hacen dormir en paja caliente.



BIBLIOGRAFÍA DE JORGE LUIS PEÑA REYES

-“Avisos de bosque adentro” (Editorial Sanlope, 2003),
-“Donde el jején puso el huevo” (Editorial El mar y la montaña. Guantánamo, 2004, reeditado recientemente en la Editorial Sanlope, 2008, y en Gente Nueva, 2009),
-“La Corona del Rey” (cuento) (Editorial Sanlope, 2005),
-“¿Oíste hablar del miedo?” (Editorial Libressa, Ecuador 2007),
-“Las doce migajas”. (Editorial Gente Nueva 2007)
-“ Vuelo Crecido”( Editora Abril. 2008) .
-“Como el fuego que está siempre”, 2010 (edición de la antología de poesía de inspiración cristiana).
-“Éxodo para dos mitades” . Editorial Sanlope (en proceso de edición)
-“Árbol de rimas” (Antología), España 2000;
-“Antología de da Décima Cósmica en las Tunas”, México 2001;
-“Antología Los Parques, Cuba 2002.

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