martes, noviembre 15, 2011


Los diez pájaros de Elster,
Ana Campoy,
Edebé, Barcelona, 2011
(Las aventuras de Alfred&Agatha)



Los diez pájaros de Elster, de Ana Campoy, es el primer volumen de “Las aventuras de Alfred & Agatha”. Los protagonistas no son dos chicos cualquiera, no son un niño y una niña anónimos, qué va. Ahí está la sorpresa. Los protagonistas son, ni más ni menos, Agatha Christie y Alfred Hitchcok. ¿Cómo puede ser?, se preguntará el lector. ¿Y por qué no?, se dirá en cuanto lea la aventura. Alfred y Agatha fueron niños, vivieron su infancia, como todo el mundo, y Ana Campoy ha decidido fabular en torno a esta posible relación. Lo ingenioso de la trama es que, por un lado, gustará a los lectores pequeños ya que el caso de investigación que resuelven Agatha y Alfred, con la ayuda de una perrilla singular, Morritos Jones, es ocurrente y está lleno de elementos que lo hacen muy cercano a los niños, como los problemas de Alfred en el colegio y en su casa. Hasta aquí perfecto, pero es que la novela entretendrá a los lectores adultos a los que les hará atar cabos, como en un puzzle muy bien construido, porque en Los diez pájaros de Elster se encuentran pistas para entender el origen de la mítica película Los pájaros y de la no menos mítica novela Diez negritos.
Ana Campoy empieza la novela describiendo a un niño singular, Alfred, que tiene una extraordinaria capacidad para los inventos y una no menos extraordinaria capacidad para meterse en líos. Tanto es así que su padre, habitualmente pacífico, le pide al comisario que lo encierre una noche en el calabozo a ver si aprende. Alfred conoce a otro preso, Víctor y éste le lleva a Agatha. Víctor le suplica que hable con ella y lo que no sabe Alfred es que se trata de una niña, de clase alta, que se dedica a resolver pequeños casos entre su selecto vecindario. Alfred, que procede de un barrio de clase media, se asombra por el lujo en el que viven los vecinos de Agatha y su propia familia. No obstante, también advierte que la niña, que se apellida Miller, su apellido familiar, lo trata con total normalidad. Alfred encuentra, por fin, a una amiga de verdad y eso lo alivia y lo reconforta e, incluso, lo hace más fuerte.
Alfred se ve envuelto en una peripecia que él no había buscado y acaba, con Agatha y Morritos Jones, viviendo una auténtica aventura en torno a la desaparición de inas lujosas figuras con forma de pájaro que han sido sustraídas en casa de los Elster por el jardinero, Víctor. Aunque la realidad no es tan fácil y es lo que van a descubrir esta curiosa pareja formada por un futuro cineasta y una futura escritora de novelas policíacas.
Los personajes principales están muy bien descritos. Alfred se comporta como un niño observador, curioso, que teme no encajar en ese ambiente de lujo y Agatha es descrita como una niña flacucha, muy bien vestida, que disfruta con su habilidad para la deducción. La perrita, Morritos Jones, es un rasgo de imaginación por parte de la narradora, aunque tiene un peso importante en las aventuras. Morritos además presenta una característica singular: tiene dos rabos. No es una perra fácil de entender ni aprecia a Alfred, pero sí colabora en la resolución de los casos.
Los diez pájaros de Elster se divide en diez capítulos más un epílogo y está escrito en tercera persona por una narradora que, poco a poco, va presentando a sus personajes y permitiendo que ellos mismos se muestren al lector. Los diálogos, en ese sentido, son muy importantes, así como las descripciones de los escenarios y de los pequeños detalles. No olvidemos que la novela es una novela de detectives, aunque los detectives sean dos niños. El volumen se cierra con un capítulo titulado ¿Sabías qué…? en donde se aportan algunos de los detalles que el lector adulto ha podido entender y que aún le faltan al lector niño.
En definitiva, aguardamos con mucho interés los siguientes casos de esta pareja de detectives de “ficción” que bien pudieron haber sido reales.

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