viernes, mayo 27, 2011

Ángela Sánchez Vallina. Blanca BK,
Pintar Pintar, 2011



Julia es una niña preciosa. Como se lee al principio del relato: “Tiene 8 años y es muy feliz”. A continuación se desgranan sus cualidades (la memoria), su aspecto físico 8 (es pecosa), sus afectos (su hermano y sus amigos), sus animales (el gato) y, sobre todo, su gran afición: cantar en el coro “con su vocecita aguda de soprano a medio hacer”.  La vida de Julia transcurre de manera suave y pautada, no hay sobresaltos y ella está muy contenta con cada una de sus actividades, con su familia, son sus amigos. No obstante, un día, y de manera imperceptible casi, las cosas empiezan a cambiar. El despertador no suena a la hora. La profesora ha perdido la voz. Las voces del coro no se escuchan. Y Julia parece vivir en una burbuja, despistada y perdida. Su familia se da cuenta y la llevan al médico. Finalmente es la audioprotesista quien encuentra el problema: Julia tiene problemas de oído. Ahora bien, lo que podría haber sido un drama para esta niña feliz, se resuelve plácidamente. A Julia le compran unos audífonos muy graciosos, de su color favorito, verde pistacho y, de repente, la burbuja que la ha envuelto por completo, desaparece y Julia, de nuevo, escucha la voz de su maestra y levanta la mano la primera, y escucha los dibujos animados y, sobre todo, no ha de renunciar a su afición principal, el coro.
“El misterio de Julia” es una historia llena de ternura que ayuda a padres y a niños a desdramatizar acerca de los problemas físicos, en esta ocasión la falta de audición, pero se puede aplicar a otros muchos obstáculos con los que se puede encontrar el niño y que, si no son bien tratados, pueden traumatizarlo y hacerlo sentir diferente. Nos referimos al uso de gafas, por ejemplo.  No le ocurre así a Julia quien, gracias a los suyos, acepta muy bien su pequeña limitación y no se resiste a ponerse audífonos. Eso sí, tiene que sacárselos por la noche; de ahí que su padre tenga que seguir llamándola por las mañanas, pero eso ya no es ningún problema.
Ángela Vallina escribe estructura el relato en dos tiempos más una especie de conclusión. En primer lugar, nos presenta a Julia en su ambiente, con sus aficiones y su alegría. Después, llega el cambio, esa alarma leve que se instala en las cosas, en las rutinas y que está a punto de hacer tambalear la felicidad de la pequeña, pero no lo logra. Y ya la conclusión es encontrarnos de nuevo a Julia, más fortalecida y, por supuesto, feliz. El libro además señala muy bien el paso del tiempo. Al empezar la pequeña tiene 8 años y al terminar 9. En ese período su vida ha cambiado sutilmente y ha estado amenazada por un problema de salud, resuelto de la mejor manera.
Blanca Bk ilustra “El misterio de Julia” con dibujos claros y nítidos, que nos trasladan las ganas de vivir de Julia. Cabe comentar la especial relevancia que adquiere el período en el que Julia no oye, que Blanca Bk representa como si llevara una especie de burbuja alrededor, lo cual representa de manera muy gráfica, cómo puede sentirse un pequeño en esa situación.
“El misterio de Julia” es un álbum ideal para los primeros lectores que les ayudará a comprender las limitaciones de los demás y a ser más solidarios, a la vez que les presenta nuevas realidades y les muestra que hay que aprender a superar los obstáculos que nos pone la vida. Por otro lado, insistimos, es un libro ideal para trabajar las diferencias en clase y aquellas pequeñas o grandes particularidades que nos hacen distintos, sí, pero también únicos y válidos. Y ése es el único misterio: seguir adelante y buscar solución a los problemas del día a día. No hay más. Julia lo ha aprendido. Sin duda.

Publicado en Pizca de Papel

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