domingo, marzo 26, 2017

Grisela,
Anke de Vries - Willemien Min
Kalandraka, 2017

Sucede, a veces, quizás más a menudo de lo que creemos, que algunas personas no se sienten bien con ellas mismas y buscan, de forma equivocada agradar a los demás y parecerse a otros con el fin de tener más éxito y, sobre todo, de ser aceptadas socialmente. La búsqueda de la propia identidad se fragua ya en las edades tempranas y es bueno que relatos como Grisela ofrezcan una respuesta llena de esperanza y muy válida para todos.
Grisela es una hermosa ratita de color gris pero que se siente "muy triste, tan triste como su piel gris". Así, intenta transformarse y cambiar radicalmente oara mofa y escarnio del resto de los animales que se burlan de ella. Decide pintarse el morro de color rojo y una oca aparace para amargarla; lo mismo ocurre cuando opta por el verde en que llega la rana, o por el amarillo en que son los pollitos los que dicen muertos de risa "¿Dónde se ha visto un pollito con bigotes y orejas?". Grisela no se desanima y se pinta lunares, entonces son las mariquitas las que dan en el clavo cuando gritan: "¡Un ratón disfrazado de mariquita!". Aún queda el intento de pintarse de rayas, para mofa de la cebra. Finalmente, Griselda decide cubrirse de flores y son las abejas las que la persiguen. Parece que no queda salida y se lanza al agua.
El baño, aquí, tiene un valor simbólico porque Grisela sale purificada y, de nuevo, es ella misma, gris. En esta ocasión, no hay nadie al otro lado para reírse de ella, es un ratón el que aparece y le dice lo que ella estaba deseando oír y no creía de sí misma: "¡Qué color tan bonito tienes!". Y es que a veces también se necesita la mirada de otro para convencernos a nosotros mismos de nuestra valía y nuestras capacidades. Gracias a esta otra percepción, Grisela pasa de sentirse la más triste del mundo a "la más feliz".
Las ilustraciones, precisas, sobre el fondo blanco, inciden en los esfuerzos de la ratoncita por cambiar, por ser distinta cuando, realmente, ya lo es y especial, como lo somos todos. 
El relato nos acerca a uno de los problemas que tenemos en esta sociedad, de la opulencia y la riqueza, de las diferencias y las comparaciones, y es que se tiende a fijarse en las apariencias, en la imagen, en lo externo cuando, y es importante inculcar este valor desde la infancia, todo eso es superficial y pasajero porque lo que, de verdad importa, es sentirse bien, saberse especial y válido con independencia de nuestra apariencia.
Grisela va dirigido a los primeros lectores y podríamos decir que es una especie de fábula moderna que a todos puede interesar porque todos sentimos emociones y todos necesitamos saber transmistirlas e identificarlas. 

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