martes, septiembre 04, 2018



"UniVersos"
Marisa Alonso Santamaria - Elizabeth Aguillón
Proyecto Verkami
2018

“UniVersos” es un poemario compuesto por doce poemas que su autora dedica, como dice el título, a elementos del universo, básicamente la luna y el sol, aunque también aparecen las estrellas y los cometas.
De forma deliciosa y muy sugerente, se humanizan estos personajes, lo cual permite al lector infantil sentirlos muy cercanos, con sus mismas emociones e intereses. Así, entre la Luna y el Sol se establece una relación de afecto muy especial, son amigos y se valoran, aunque sean distintos. Todos los elementos del universo se necesitan e interactúan porque no hay nadie más importante, sino que todos son necesarios: “Todos se columpian / y revolotean / en el universo / todos juntos juegan”. El elemento del juego, el elemento lúdico es fundamental en estos versos: “La luna baila en el cielo / junto a la Tierra y el sol./ También juegan a esconderse. ¡Ay, qué revoltosos son!”
Son actitudes que irradian energía, que contagian ganas de vivir: “Entre luceros y estrellas / el sol baila un rock and roll, / la tierra baila una samba/ y la luna un charleston”. Juegan también al escondite y eso hace que, hasta que no llegue el sol, el cielo se quede a oscuras.
La luna muestra sus diversas caras, se enfada si el sol no la atiende, se ruboriza a veces; mientras el sol trata de complacerla y se muestra siempre conciliador. Y es que, en definitiva, la luna y el sol son amigos y así lo demuestran siempre: “Si dieron dos besos / y un gran achuchón./ ¡Ay, cuánto se quieren / la luna y el sol!”.
“UniVersos” es un ramillete de poemas en arte menor cuyos versos mantienen un ritmo muy marcado. A menudo se acude a las rimas agudas las cuales dan mucha sonoridad y a las estrofas populares, con rima asonante. Son versos para ser recitados en voz alta, para ser aprendidos y cantados en los juegos, que entroncan con el origen de la poesía, hecho de música y de ritmo, hecho de melodía.
La personificación constituye el eje semántico de todo el poema, aunque la autora no olvida ni los juegos de palabras, ni las exclamaciones ni las enumeraciones. Todo permite lograr un conjunto estético muy apto para los más pequeños.
No podemos olvidar las ilustraciones de Elizabeth Aguillón que son explosiones de alegría y de luz. Sobre el fondo negro, que imita el cielo oscuro, se pasean todos los personajes en sus actitudes humanas. Mediante el collage, nos acercamos a los rostros del sol y la luna, a las estrellas, vemos las luciérnagas y, por supuesto, observamos a los propios lectores que acaso puedan interactuar y jueguen a pintar el sol y la luna o a coger una escalera y visitarlos. La imaginación es libre, sin duda.
En suma, un libro muy visual, lleno de guiños al lector, que apela a la amistad, al compromiso personal, al respeto por los demás y a la alegría de vivir.

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