Ana Fernández-Abascal. Ilustraciones Flavio Morais
Kalandraka, 2011.
El señor don Nicanor, de Ana Fernández-Abascal, con ilustraciones de Flavio Morais, es un texto, escrito en verso, que presenta una estructura circular y encadenada. A la manera de las cajas chinas, un cuento se encuentra dentro del otro para acabar, al final, en el principio. A base de versos –en los que la terminación en aguda es dominante- se pondera el valor de la lectura frente al de la televisión. Son tres los personajes que prefieren leer a ver un programa televisivo: don Nicanor, el lagarto Gedeón y un bigotudo ratón. Cada uno, a su vez, enlaza con el siguiente, hasta que el ratón acaba leyendo “ El cuento / del señor don Nicanor / que estaba solo en su casa / viendo la televisión” y añade, como coletilla final, la autora: “Y si yo no me equivoco / este cuento / lo he leído hace muy poco”.
El cuento de El señor don Nicanor, por su aparente facilidad y su verso claro, va destinado a los primeros lectores e incluso pre-lectores, dado que su lectura en voz alta está llena de ritmo y de musicalidad. No obstante, el juego textual que emplea la autora ha de gustar a todos los lectores puesto que la historia de alguien que ve en la televisión un mal programa y que decide leer un cuento es infinita y puede estar sucediendo en este momento.
El libro está editado en formato de álbum, con las esquinas redondeadas, Un formato muy atractivo que sirve para realzar aún más las ilustraciones de Flavio Morais. El ilustrador emplea colores muy llamativos y acude a un dibujo esquemático, que, de alguna manera, simboliza la simplicidad de algunos programas televisivos, aunque, en este caso, no son simples ilustraciones, sino verdaderas obras de arte, muy modernas y cercanas a la estética “pop”. Es, por ejemplo, muy explícita, la primera ilustración que presenta a don Nicanor, en su casa, entre las cuatro paredes, rodeado de todas sus cosas, pero de una manera plana, como si todo sucediera a la vez.
El señor don Nicanor es, en suma, un álbum vivaz, que presenta una estructura ya clásica, pero siempre sugerente, que gustará a todos los lectores.
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