Tras el cristal,
Ricardo Gómez,
Madrid, SM, 2012
Gran Angular, 298
Tras el cristal de Ricardo
Gómez es como un tapiz de tonos delicados y frágiles que, desde lejos, podría
pasar desapercibido, pero, conforme de acercas, va ganando en matices y
adquiriendo la grandeza de lo aparentemente normal.
El autor escoge como punto de partida un personaje singular, un observador
de la vida, un contemplador del mundo. El dependiente de una tienda que, sin
duda, pasaría completamente desapercibido, adquiere el protagonismo porque es
él quien se ha fijado en otros personajes que van y vienen, que pasan por
delante del cristal de su tienda, con sus miedos, sus limitaciones, sus
esperanzas y sus secretas ilusiones. Es éste dependiente quien presenta, de
manera velada, a los personajes que, en los siguientes cuentos, cobrarán
protagonismo.
Así, Tras el cristal se
estructura en 11 cuentos (10 si excluimos la presentación del mismo nombre).
Ricardo Gómez capta la magia de lo anónimo, de lo casual, de lo efímero, de lo
apenas perceptible y muestra que, en las acciones más cotidianas, si se sabe
contemplar bien, se pueden encontrar fragmentos muy ricos en los que las
emociones, los secretos, los anhelos… se exhiben sin tapujos.
La muerte, el destino, la enfermedad, la vejez, los miedos… son temas que
van dándose la mano en el libro y tejiendo, poco a poco, este tapiz mágico del
que hablamos al principio.
La casualidad o el azar hacen que las cosas, que las personas, que los
sentimientos se entrelacen mientras que una especie de demiurgo, en este caso
el dependiente, disfruta contemplándolo mientras hace de su propia vida un
espejo en el que se reflejan las de los demás.
En el libro hay cuentos de belleza deslumbrante, cuentos en los que la
ternura es el eje esencial, cuentos que descubren las ansias últimas de los
seres humanos que a veces son tan sencillas como querer leer o interpretar una
última pieza. Los personajes de Tras el
cristal parecen frágiles, ésa es la metáfora, pero son resistentes y
luchan, a su manera, contra el paso del tiempo, contra la caducidad de las
cosas, contra el destino.
Sin duda, un libro para saborear despacio, destinado a todos los lectores
puesto que las reflexiones que propicia a todos nos pueden llegar. La soledad,
el amor, la amistad, la muerte, los recuerdos… ¿quién puede sentirlos ajenos?
Gracias por la recomendación, Anabel. Me parece muy sugerente la idea del cristal a través del cual el dependiente vislumbra las interioridades de los demás que son, a la vez, las suyas propias. El espejo, el cristal... ¡cuántas veces ha sido utilizado en literatura para ahondar en el alma humana!
ResponderEliminarAnabel tal como me dijiste lo leí rápido. Historias cortas llenas de sentimientos. Como ya comentamos y desde mi interpretación me ha gustado mucho la conexión de la primera historia con la última "tras el cristal" víve el maniqui !!
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