¡Sálvese quien pueda!(Coolman y yo)
Rüdiger Bertram. Heribert Schulmeyer,
Algar, 2012.
Los niños y niñas suelen acudir a un amigo imaginario que les ayuda en
su crecimiento. Hasta aquí todo normal, pero ¿qué pasa si este amigo imaginario
decide no marcharse y nos hace la vida literalmente imposible? Ése es Coolman.
Posiblemente muchos lectores, jóvenes y adultos, lo conozcan gracias a la
primera aventura de la serie “Coolman y yo”. Si no, tampoco es indispensable
porque no tardarán en hacerse una idea de quien es semejante criatura y, por
supuesto, no tardarán en hacer de la lectura una diversión llena de estímulos
y, por qué no, de sobresaltos.
En esta ocasión, el joven
Kai viaja a Londres un par de semanas con un grupo de compañeros para mejorar
su nivel de inglés. Ahora bien, la narración empieza por el final presentando,
en primera persona, como suele hacer el autor, a Kai en una situación
comprometida: a punto de ahogarse. Si queremos saber cómo ha llegado allí
tendremos que leer el libro.
“¡Sálvese quien pueda!” nos
ofrece una visión crítica e irónica de las estancias estudiantiles en el
extranjero para aprender idiomas. La familia que le toca a Kai y a dos de sus
extraños amigos no es precisamente un ejemplo de convivencia, aunque Kai es
especialista en líos, ya sean de primera mano o a través de Kai.
Los personajes que aparecen
en el texto suelen ser planos y esperpénticos, por eso favorecen la risa y aun
la carcajada. A Kai le ocurre de todo y, es más, él, llevado por su amor hacia
Lena, es capaz de hacer el ridículo más espantoso.
Rüdiger Bertram conoce bien
la psicología del adolescente y se esconde tras Kai sin que notemos su
presencia porque es Kai siempre el que cuenta, con total naturalidad, sus
andanzas. En esta ocasión, acaba comiendo comida de gato, vistiéndose como una
rana, conociendo a la mismísima reina de Inglaterra y aventurando diversas hipótesis
en torno a un robo. Eso sí, lo más extraño en el libro es lo real y lo más lógico
suele ser lo inventado.
En suma, un libro divertido,
que combina texto con viñetas, y que está escrito con gracia, con transparencia
y esa fina ironía que solo un adolescente es capaz de presentar.
El libro es una herramienta
excelente para atrapar nuevos lectores y supone una bocanada de aire fresco en
las posible lecturas escolares.
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