miércoles, octubre 03, 2012


David Merveille,
Kalandraka, 2012.


 El actor Jacques Tati creó en los 50 un personaje emblemático que llevó a la gran pantalla con el nombre de Monsieur Hulot. Fueron varias las películas que entre los 50 y los 60 interpretó el propio Tati encarnando a este personaje del cine cómico, en la línea de Charles Chaplin o Buster Keaton.
En el libro que estamos comentando, El papagayo de Monsieur Hulot, David Merveille, su ilustrador, le rinde homenaje con una historia, sin palabras, en la línea del cine mudo, en la que el lector podrá crear sus propios diálogos y recrear las sensaciones que le producen los escenarios que dibuja Merveille.
El libro es un álbum muy bien trabado puesto que las imágenes destilan vida y emoción, ya que pueden desplegarse con lo que se crea una narrativa particular, cercana al estilo cinematográfico,  que permite que el texto visual avance de forma dinámica, sorprendiendo a cada paso al lector, niño o adulto, ya que el libro es un festín para todos.
Cada página es una escena de la historia, cuando se despliega ofrece la continuación, sorprendente en la mayoría de los casos.
Monsieur Hulot se levanta por la mañana, muy de madrugada, pero es capaz de generar la ilusión de la luz dándole a un interruptor porque el cielo de París se transforma, con ese movimiento, en un cielo luminoso. No en balde es conocida como la ciudad de las luces. Acompañamos, expectantes, a este personaje despistado y un tanto excéntrico, por las calles de la ciudad y lo seguimos de cerca. Monsieur Hulot monta en bicicleta y va siempre con su inseparable paraguas y su pipa. Es un personaje inconfundible que resalta entre todos los demás. Hulot es muy despistado y tiene una gran emoción. No es consciente de los problemillas que genera a su alrededor y sigue su camino. Compra un papagayo para sorpresa del lector, aunque, al final, entendemos el porqué.
Monsieur Hulot es algo patoso, pero siempre amable e inocente.
Las ilustraciones de Merveille ofrecen tantos detalles que se pueden crear otras historias al margen de la principal porque son dibujos minuciosos que pueden leerse desde varios puntos de vista. El lector tiene total libertad para empezar la historia por dónde guste y, lo garantizamos, no se aburrirá nunca. El mero hecho de la contemplación ensimismada ya favorece la imaginación del pequeño lector que se aguzará, sin duda, tras cada nueva lectura porque El papagayo de Monsieur Hulot, es un texto que gana con cada exposición.

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