Para siempre,
Ramón García Domínguez,
Anaya, 2014.
San Teresa de Jesús, la santa andariega, fue una mujer excepcional, se mire por dónde se mire. Gracias al V centenario de su nacimiento, su talla como escritora y como fundadora, vuelve a reconocerse, así como su coraje y su manera especial de encarar la vida. Teresa de Jesús vivió una época complicada y, pese a todo, salió victoriosa.
El lector puede acercarse a la Vida, su obra autobiográfica, o dejar, según sea su edad o intereses, que sean otros quienes la hayan adaptatado; en ese sentido una de las mejores adaptaciones es la que ha hecho la Dra. Rosa Navarro Durán para Edebé.
No obstante, en esta ocasión, no se trata de adaptar, sino de imaginar cómo fue la infancia de Teresa, el momento en que se fraguan todos los destinos. Ramón García Domínguez imagina un diario de Teresa y le pone fecha, desde sus 10 años recién cumplidos hasta los 14. No era Teresa una mujer de mucho método, más bien se dejaba llevar por la intuición y el momento, como ella misma decía "escribo como hablo" y eso ha plasmado muy bien el autor del "Cuaderno secreto de la niña Teresa de Jesús".
El libro, dirigido a lectores desde los 8 años, se divide en 23 estampas que vienen a ser los 23 días que Teresa se dedicó a plasmar en su cuaderno. Hay un trabajo psicológico importante porque nos olvidamos del autor y pensamos que es, de verdad, Teresa quien escribe ya que reproduce ese estilo especial de la santa, muy cercano a la oralidad.
Teresa escribe e introduce sus reflexiones, se burla de ella misma, se da ánimos, se regaña cuando se equivoca y va hacia adelante y hacia atrás con mucho desparpajo. Además, se reproducen expresiones propias de la época ("harto", por ejemplo), con lo cual nos parece que estamos en la Ávila de hace 500 años. Teresa escribe acerca de sus padres, del cariño que la profesan; habla de sus hermanos, en especial de Rodrigo, pero también de los juegos y de los amigos que podría haber tenido y no olvida mencionar sus anhelos, sus secretos porque Teresa también pudo haber sentido el amor de pequeña. ¿Quién nos lo impide creer? Comenta su afición por la lectura de novelas, que compartía con su madre, y el deseo de ser santa de forma temprana, que compartía con Rodrigo (de ahí el episodio de su huida a tierra conquistada para morir como mártires).
Además, Teresa de Jesús, fue una mujer fuerte que se dolió de la poca importancia que se daba a las mujeres en su época, como se ve, también, en este libro. Mujer adelantada a sus tiempos, pudo haberlo sido, al menos en sus reflexiones, desde la infancia.
El texto es emocionante en todo momento, pero sobre todo cuando describe como su madre, a quien tanto ama, va perdiendo fuerza y como, por fin, muere, para desolación de la niña que se siente huérfana de madre y necesita acudir a la Virgen María para que sea ella, a partir de ese momento, su madre.
Para siempre recoge los intereses de Teresa, su afición a la escritura, a escribir versos (el título del libro es un ejemplo) y esa especial manera de ver la vida, propia de una niña, que no entiende de cristianos viejos ni nuevos, pero sabe que su padre guarda un secreto y eso la entristece.
Las ilustraciones, de Albert Asensio, son muy realistas y, a la vez, evocadoras.
Es, en definitiva, un buen texto para que los más pequeños entiendan quién fue Teresa de Jesús y, puedan, de alguna manera, trasladarse al S. XVI.
Ramón García Domínguez,
Anaya, 2014.
San Teresa de Jesús, la santa andariega, fue una mujer excepcional, se mire por dónde se mire. Gracias al V centenario de su nacimiento, su talla como escritora y como fundadora, vuelve a reconocerse, así como su coraje y su manera especial de encarar la vida. Teresa de Jesús vivió una época complicada y, pese a todo, salió victoriosa.
El lector puede acercarse a la Vida, su obra autobiográfica, o dejar, según sea su edad o intereses, que sean otros quienes la hayan adaptatado; en ese sentido una de las mejores adaptaciones es la que ha hecho la Dra. Rosa Navarro Durán para Edebé.
No obstante, en esta ocasión, no se trata de adaptar, sino de imaginar cómo fue la infancia de Teresa, el momento en que se fraguan todos los destinos. Ramón García Domínguez imagina un diario de Teresa y le pone fecha, desde sus 10 años recién cumplidos hasta los 14. No era Teresa una mujer de mucho método, más bien se dejaba llevar por la intuición y el momento, como ella misma decía "escribo como hablo" y eso ha plasmado muy bien el autor del "Cuaderno secreto de la niña Teresa de Jesús".
El libro, dirigido a lectores desde los 8 años, se divide en 23 estampas que vienen a ser los 23 días que Teresa se dedicó a plasmar en su cuaderno. Hay un trabajo psicológico importante porque nos olvidamos del autor y pensamos que es, de verdad, Teresa quien escribe ya que reproduce ese estilo especial de la santa, muy cercano a la oralidad.
Teresa escribe e introduce sus reflexiones, se burla de ella misma, se da ánimos, se regaña cuando se equivoca y va hacia adelante y hacia atrás con mucho desparpajo. Además, se reproducen expresiones propias de la época ("harto", por ejemplo), con lo cual nos parece que estamos en la Ávila de hace 500 años. Teresa escribe acerca de sus padres, del cariño que la profesan; habla de sus hermanos, en especial de Rodrigo, pero también de los juegos y de los amigos que podría haber tenido y no olvida mencionar sus anhelos, sus secretos porque Teresa también pudo haber sentido el amor de pequeña. ¿Quién nos lo impide creer? Comenta su afición por la lectura de novelas, que compartía con su madre, y el deseo de ser santa de forma temprana, que compartía con Rodrigo (de ahí el episodio de su huida a tierra conquistada para morir como mártires).
Además, Teresa de Jesús, fue una mujer fuerte que se dolió de la poca importancia que se daba a las mujeres en su época, como se ve, también, en este libro. Mujer adelantada a sus tiempos, pudo haberlo sido, al menos en sus reflexiones, desde la infancia.
El texto es emocionante en todo momento, pero sobre todo cuando describe como su madre, a quien tanto ama, va perdiendo fuerza y como, por fin, muere, para desolación de la niña que se siente huérfana de madre y necesita acudir a la Virgen María para que sea ella, a partir de ese momento, su madre.
Para siempre recoge los intereses de Teresa, su afición a la escritura, a escribir versos (el título del libro es un ejemplo) y esa especial manera de ver la vida, propia de una niña, que no entiende de cristianos viejos ni nuevos, pero sabe que su padre guarda un secreto y eso la entristece.
Las ilustraciones, de Albert Asensio, son muy realistas y, a la vez, evocadoras.
Es, en definitiva, un buen texto para que los más pequeños entiendan quién fue Teresa de Jesús y, puedan, de alguna manera, trasladarse al S. XVI.
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