De María García Esperón,
Libros&Libros, Bogotà, 2010
Berenice, la sirena es el último libro publicado, hasta la fecha, por la polifacética escritora María García Esperón. Esta vez, sin renunciar a sus raíces, destina el texto a niños y niñas de 10 años en adelante.
Berenice, la sirena transcurre en pleno S. XVII, el Siglo de Oro español, y nos habla de cómo los marqueses de la Laguna tomaron posesión del virreinato de la Nueva España y cómo tuvieron que viajar desde España a México. La aventura es notable y nos sitúa ante una realidad histórica poco frecuente en libros infantiles y que, sin embargo, nos parece importante porque introduce en el complejo mundo que debió ser el del S. XVII, con las costumbres en torno al vestuario femenino, la educación de la mujer, la rigidez en el protocolo y otros aspectos que, de manera lúdica, pero real, aparecen retratados en el libro.
Berenice, que da nombre a la historia, es una pequeña sirena que quiere vivir en una fuente y tocar la guitarra, para ello no duda en aparecerse a Conchita (la hija de los marqueses de la Laguna , con un nombre tan largo y pomposo, que mejor, como hace la autora, la llamamos Conchita). Conchita es una niña espabilada, muy viva y lista que observa todo con atención y que acepta las exigencias de Berenice sin demasiado entusiasmo porque hay que reconocer que Berenice es, haciendo honor a su condición de sirena, un ser algo egoísta, que siempre quiere salirse con la suya, que provoca varios enredos y que resulta ser algo antipática a veces, aunque, eso sí, es hermosa y convincente cuando quiere. Berenice se pega a Conchita, a Elotito (la hija del ama de la niña) y a Nicolás (un joven indígena que quiere estudiar y que demuestra grandes cualidades en la oratoria; tantas que el marqués decide llevárselo para que consiga ingresar en la Universidad de Nueva España). Estos tres niños, de alguna manera, protegen y excusan a Berenice hasta que, cuando son recibidos, con toda la pompa y boato que merecen los marqueses, la pequeña Berenice desparece, aunque no por mucho tiempo, porque, y el lector tendrá que descubrir cómo, consigue su propósito. El caso es que Conchita se acaba encariñando de esta sirena pizpireta, traviesa y juguetona.
El libro está escrito de manera muy directa, ya que la narradora, en tercera persona, continuamente entra y sale del relato, para llamar la atención sobre algo, para ironizar, para acompañar al lector, para jugar de alguna manera con la historia. Como si de una Berenice escritora se tratara, María García Esperón introduce posibles nuevas historias, se divierte lanzando comentarios acerca de unos y otros, explicando que la historia que estudiamos es, a veces, solo el reflejo embellecido de lo que fue en realidad y, en definitiva, realizando un ejercicio metaliterario muy interesante. Los diálogos, por otra parte, entre los tres niños, son chispeantes y llenos de gracia.
Gracias a Berenice, la sirena los pequeños lectores y lectoras se introducirán en un mundo fascinante, seguirán el viaje desde Veracruz a Ciudad de México, se reirán con las costumbres, abrirán los ojos como platos ante un cocodrilo o un jaguar con malas intenciones y, en definitiva, sabrán de plantas carnívoras y de lugares inolvidables. Aparte, de una manera sutil, pero clara, quedan reflejadas las desigualdades sociales que se vivieron en el S. XVII porque, como diría Juan Ramón Jiménez, el niño puede leer de todo “con las consabidas excepciones” que no pasan por edulcorarles la realidad de manera falsa.
El libro está ilustrado por Camilo Sarmiento Prieto con unos dibujos en blanco y negro en los que quiere resaltar los momentos más rocambolescos del relato, aquellos que sorprenden, que causan alborozo en el lector; aunque también nos ofrece la belleza de Berenice y el candor, en los grandes ojos con que las dibuja, de Conchita y Elotito.
Berenice, la sirena permitirá, a los niños de ésta y la otra orilla, hermanarse en una historia que los une y que muestra, a unos y a otros, un momento importante de la historia de México.
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