Empatía,
Rosario Bersabé Montes
Círculo Rojo Editorial, 2016
"Empatía" es un libro que contiene una selección de poemas que Rosario Bersabé escribió entre 2006 y 2016 llevada por la conmoción que sentía al leer o escuchar, en las noticias referencias a malos tratos o muerte, incluso, de mujeres a manos de sus parejas. Es, por lo tanto, un libro serio, conmocionado y muy ligado, por desgracia, con la actualidad que vivimos en torno a las llamadas cuestiones de género. Rosario, nos dice que “Si con mis escritos lograra que al menos una mujer aprendiera a decir basta sentiría que mis pensamientos no cayeron en terreno baldío”. Ojalá cumpla ese propósito. Son poemas especiales, con una entidad propia, con cuerpo y personalidad. Poemas que rezuman angustia, que causan desazón, que ponen el dedo en la llaga, que hieren, pero que también construyen y buscan puentes de esperanza.
De Rosario Bersabé se podrían decir muchas palabras, por ejemplo que nació en Écija en 1944 y que lleva a su pueblo en su corazón y en su alma, aunque vive felizmente en Cataluña desde hace mucho tiempo. Tardó años en darse cuenta de que la poesía la rondaba. Se preparó con prudencia y tesón y con mucha curiosidad porque Rosario es una mujer siempre en continuo aprendizaje. No fue hasta 2008 en que publicó su primer poemario, De roca y yerbabuena. Le siguieron publicaciones conjuntas y varios premios y menciones. La cruz del verbo de 2010 y El baúl de los sueños de 2013 son sus siguientes obras, aunque esta escritora astigitana no ha dejado de escribir, de crear, de tejer palabras detrás de otras. Es pudorosa con lo que escribe y no lo comparte hasta que no ha pasado por la criba de su propia auto exigencia. Empatía es, hasta la fecha, su último título publicado, aunque, conociéndola, seguro que algo nos está preparando ya.
A Rosario le preocupan algunos grandes temas, como se ve en su poesía, la memoria, el paso del tiempo, la soledad, las dudas, la tierra, el trabajo, las ausencias, el desamor, las injusticias y, sobre todo, el valor esencial de la palabra. La palabra como bálsamo para las heridas, como cura, como principio y fin de todo. La palabra. En este sentido, Rosario no solo escribe poesía adulta, sino que también se interna en la poesía infantil, como vemos en El baúl de los sueños. Lleva el ritmo en el alma, eso que Lorca llamaba duende, y es capaz de componer una décima impecable o un soneto e, incluso, alguna estrofa de aire más popular con la que requiebra a su familia o a sus amigos porque Rosario es en extremo generosa en sus poemas.
Si hasta ahora, ya nos anunciaba su sensibilidad hacia los que sufren, en Empatía, observamos un paso más, un cambio de registro por así decirlo, porque la poeta deja atrás su tono sobrio, de intimidad, y abre la puerta al grito, al espanto, al horror que le causan los malos tratos. Su poesía se convierte así en una denuncia, aunque, pese a la enormidad del tema y al compromiso que requiere, sus versos no pierden, en ningún momento, calidad poética.
Los poemas que forman el volumen van desde el verso amplio, casi libre, al arte mayor sin olvidar una estrofa que no tiene secretos para ella, el soneto. La palabra está al servicio de la denuncia, del testimonio. Son palabras duras, afiladas que se nos clavan como dardos en nuestra conciencia.
Los personajes del libro son dos, la mujer frente al maltratador. La debilidad frente a la prepotencia. Y aún hay otra voz, la de quien observa, la de quien denuncia, la voz de nuestra conciencia. A veces no existe el negro ni el blanco, solo el gris y eso la poeta lo sabe y, con extrema sensibilidad, nos ofrece una historia que va de la noche al día.
El libro se divide en cuatro partes, Amargor entre los labios (centrados en cómo se siente la persona maltratada), Todos los silencios (ahonda en el miedo en el que se instalan las personas maltratadas), Sonetos del desamor (que repasan el paisaje físico y psíquico de la persona maltratada) y Resurgir (que, como anuncia la palabra, se centra en la idea de que es posible salir adelante y empezar de nuevo).
Empatía es un poemario de coraje, valiente, honesto, que no soslaya la dureza del tema, que se convierte en un vigía que denuncia y clama a los cuatro vientos dando voz a los débiles y vulnerables y clamando con ellos. Sin duda, a nadie dejará indiferente el libro.
Gracias, Anabel. Ayer fue un día hermoso e inolvidable.
ResponderEliminar