Las bolsitas de la Señora T,
Paula Merlán - Mar Blanco,
Amigos de Papel, 2015.
Paula Merlán - Mar Blanco,
Amigos de Papel, 2015.
El "tiempo" es un concepto relativo, que no vivimos con la misma intensidad. Todos coincidimos que no es lo mismo una hora de alegría que una de dolor, que parece que, en el primer caso, los minutos vuelen y, en el segundo, se eternicen. Filósofos y escritores se han centrado en el tiempo y han reflexionado acerca del mismo. Quizá los poetas sean los que han dado más en el clavo a la hora de transmitir los sentimientos y sensaciones que provoca el paso del tiempo. Ya Machado definía su poesía como "palabra en el tiempo",
Estamos hechos de pasado, pendemos de un presente efímero y nos vemos abocados al futuro incierto, esa es la verdad. Hemos acuñado muchas expresiones relativas al hecho temporal. Así, se puede ganar, perder, malbaratar, robar o perder el tiempo. Lo que no podemos es recuperarlo; eso ya no nos corresponde a los mortales.
La señora T, la protagonista del relato de Paula Merlán, está aburrida o triste y el tiempo le pasa muy despacio. Por eso se le ocurren tres ideas peregrinas que la conducen a almacenar el tiempo, su propio tiempo. Guarda en tres bolsitas los segundos, los minutos y las horas que le sobran porque quiere que el día pase rápido. Cuando lo consigue, descubre que hay otras personas necesitadas de tiempo y accede a repartirlo con los demás; aunque eso la deja sin tiempo para ella misma. Cada lector puede hacer su propia interpretación, eso sí. El caso es que la señora T ya no tiene tiempo que recuperar y echa de menos no haber disfrutado más de las pequeñas cosas de la vida que, ahora, le son vedadas. Podría parecer triste, pero no lo es porque, gracias a una sorpresa luminosa de la escritora, la señora T, al fin, tiene toda la eternidad por delante y se encuentra con el señor T.
Podríamos pensar que la señora T es algo excéntrica, quizá, más bien, es una mujer mayor, viuda, que atraviesa por momentos de soledad y no sabe cómo llenarlos, por eso se le ocurre esa idea bizantina de guardar el tiempo. Ese tiempo que a ella le pesa como una losa, ayuda a los demás y ahí la señora T hace un ejercicio de generosidad inmenso.
El relato va destinado a los más pequeños, que quizá no entiendan todos los recovecos del mismo, aunque sí podrán ver que cada uno ha de vivir su propio tiempo y que vale la pena hacerlo.
La experiencia lectora la he realizado con niños de seis años y si bien a todos les ha interesado, solo algunos han ido más lejos y me han preguntado si la señora T se había muerto e, incluso, alguna ha afirmado que T significa tiempo. Es un camino sembrado de preguntas y de crecimiento.
Por lo tanto, es bueno ofrecer a los niños relatos con una buena carga reflexiva que ganan a cada lectura y que les permiten situarse en su propio mundo y establecer su autonomía personal.
Paula Merlán escribe un texto metafórico, lleno de colores y de luz. La señora T no se sentía feliz en su vida, por eso quería acortarla y, cuando lo logró, tuvo un momento para arrepentirse, aunque no hizo falta porque le aguardaba, como ya se ha dicho, "la eternidad".
En el libro también se reflexiona acerca de la prisa cotidiana. Las madres necesitarían que el día fuera mucho más largo para pdoer hacerlo todo. El panadero también va apurado. La maestra lo necesita para corregir y así, sucesivamente. Quizás sería mejor que nos ajustásemos a nuestra propia realidad y aprediéramos a vivir con lo que tenemos, sin pedir más tiempo y sin renegar de él.
Las ilustracions de Mar Blanco son cercanas y harán que el niño capte el matiz metafórico porque aparece la señora T cargada de tiempo y aparecen los segundos, los minutos y las horas personificados. Son ilustraciones cargadas de detalles, con mucho color y que se cierran con la recreación de lo que podríamos identificar como un soberbio paraíso, cargado de vegetación y de posibilidades.
Además, la tipografía juega con las letras y los colores y permite una lectura más cercana y atenta.
En definitiva, un libro para los más pequeños hecho para que los mayores reflexionemos y seamos capaces de decidir que hacemos con nuestro tiempo: ¿lo perseguimos o lo vivimos?
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