Historia de Erika,
Ruth Vander Zee - Roberto Innocenti
Kalandraka, 2014.
Casi coincidiendo con el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, que se celebra el 27 de enero, reseñamos un libro estremecedor y siempre oportuno como es La historia de Erika.
Los niños son capaces de entender la realidad y cualquier aspecto que la rodee, siempre que se le explique de una manera clara y adecuada a su edad. No hay que envolver las lecturas infantiles en nubes de algodón o de azúcar ya que los niños pueden -y deben- formar parte del mundo que los rodea. Eso no quiere decir, por supuesto, que no lean textos más lúdicos o imaginativos; al contrario, es bueno conocer todos los géneros y aprender a disfrutar con ellos.
La historia de Erika es un relato certero, hermoso y directo. Erika, ya anciana, le cuenta a la escritora Ruth Vander Zee su vida, la peripecia de una niña que sobrevivió al genocidio gracias a su madre.
A punto de celebrarse el 70 aniversario de la libercación del campo de exterminio de Auschwitz, el testimonio de Erika remueve las conciencias y recuerda que hay episodios de nuestra historia que aún duelen y siguen sangrando y que, por eso, debemos conocerlos, para que no se repitan.
Erika no conoció a sus padres porque estos tuvieron el coraje y la valentía de arrojarla por el tren que los llevaba a la muerte siendo aún un bebé. Alguien la recogió y la crió como hija propia y, cuando Erika pudo entender la realidad, se hizo las preguntas que recoge el libro.
Ruth Vander Zee escribe con frases claras y directas. La poesía de su textos reside, precisamente, en el arte de sugerir, de evocar, de no perderse en datos accesorios y, sin embargo, ser capaz de emocionar al lector. Es un relato que contiene elementos propios de los textos orales y que, poco a poco, nos sumerge en una atmósfera evocadora, cargada de símbolos. No obstante, Historia de Erika no es un relato triste porque Erika considera que, pese a todo, ha logrado enraizar en algún sitio y que su estrella sigue brillando, como la tantos judíos que fueron deportados y exterminados. La estrella de Erika brilla con luz propia y sirve de testimonio.
Roberto Innocenti ilustra el relato con imágenes capaces de mimetizarse con el texto y reproducir los mismos sentimientos. Es como si, mientras Erika narra su historia, las imágenes se proyentasen como una película. Emplea los tonos grises, aunque reserva el color para momentos especiales y muy impactantes, como cuando la bebé que fue Erika es arrojada por el tren y la ropa que la protege se de color rosa, un rosa que destaca entre el gris triste y doloroso de los que viajan en ese tren sin retorno.
Historia de Erika fue libro destacado en Alemania (2004) y está incluido en el Plan Nacional de Lectura de Portugal. Kalandraha lo ofrece en cuatro idiomas, catalán, castellano, gallego y portugués. El libro atrapa, visualmente, desde el primer momento porque, detrás de la solapa que lo envuelve, aparece, nítida, brillante y luminosa, la estrella de David, la estrella de seis puntas que preside todo el relato y que nos recuerda que los seres humanos tenemos los mismos derechos -o deberíamos tenerlos-.
El relato se destina a los lectores desde 10 años, aunque es un texto atemporal que ganará con cada lectura. Es un libro de esos que ayudan a crecer.
En suma, un libro necesario y, como decíamos al principio, siempre oportuno porque no hay que perder la memoria si no queremos perdernos a nosotros mismos.
Ruth Vander Zee - Roberto Innocenti
Kalandraka, 2014.
Casi coincidiendo con el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, que se celebra el 27 de enero, reseñamos un libro estremecedor y siempre oportuno como es La historia de Erika.
Los niños son capaces de entender la realidad y cualquier aspecto que la rodee, siempre que se le explique de una manera clara y adecuada a su edad. No hay que envolver las lecturas infantiles en nubes de algodón o de azúcar ya que los niños pueden -y deben- formar parte del mundo que los rodea. Eso no quiere decir, por supuesto, que no lean textos más lúdicos o imaginativos; al contrario, es bueno conocer todos los géneros y aprender a disfrutar con ellos.
La historia de Erika es un relato certero, hermoso y directo. Erika, ya anciana, le cuenta a la escritora Ruth Vander Zee su vida, la peripecia de una niña que sobrevivió al genocidio gracias a su madre.
A punto de celebrarse el 70 aniversario de la libercación del campo de exterminio de Auschwitz, el testimonio de Erika remueve las conciencias y recuerda que hay episodios de nuestra historia que aún duelen y siguen sangrando y que, por eso, debemos conocerlos, para que no se repitan.
Erika no conoció a sus padres porque estos tuvieron el coraje y la valentía de arrojarla por el tren que los llevaba a la muerte siendo aún un bebé. Alguien la recogió y la crió como hija propia y, cuando Erika pudo entender la realidad, se hizo las preguntas que recoge el libro.
Ruth Vander Zee escribe con frases claras y directas. La poesía de su textos reside, precisamente, en el arte de sugerir, de evocar, de no perderse en datos accesorios y, sin embargo, ser capaz de emocionar al lector. Es un relato que contiene elementos propios de los textos orales y que, poco a poco, nos sumerge en una atmósfera evocadora, cargada de símbolos. No obstante, Historia de Erika no es un relato triste porque Erika considera que, pese a todo, ha logrado enraizar en algún sitio y que su estrella sigue brillando, como la tantos judíos que fueron deportados y exterminados. La estrella de Erika brilla con luz propia y sirve de testimonio.
Roberto Innocenti ilustra el relato con imágenes capaces de mimetizarse con el texto y reproducir los mismos sentimientos. Es como si, mientras Erika narra su historia, las imágenes se proyentasen como una película. Emplea los tonos grises, aunque reserva el color para momentos especiales y muy impactantes, como cuando la bebé que fue Erika es arrojada por el tren y la ropa que la protege se de color rosa, un rosa que destaca entre el gris triste y doloroso de los que viajan en ese tren sin retorno.
Historia de Erika fue libro destacado en Alemania (2004) y está incluido en el Plan Nacional de Lectura de Portugal. Kalandraha lo ofrece en cuatro idiomas, catalán, castellano, gallego y portugués. El libro atrapa, visualmente, desde el primer momento porque, detrás de la solapa que lo envuelve, aparece, nítida, brillante y luminosa, la estrella de David, la estrella de seis puntas que preside todo el relato y que nos recuerda que los seres humanos tenemos los mismos derechos -o deberíamos tenerlos-.
El relato se destina a los lectores desde 10 años, aunque es un texto atemporal que ganará con cada lectura. Es un libro de esos que ayudan a crecer.
En suma, un libro necesario y, como decíamos al principio, siempre oportuno porque no hay que perder la memoria si no queremos perdernos a nosotros mismos.
Sinceramente es la primera vez que escucho y leo el cuento, me resulta muy interesante y lo usaré en mis clases en beneficio de mis alumnos y contribuir a que tales hechos no se vuelvan a repetir. Saludos desde Peru.
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