miércoles, octubre 02, 2013


La historia de los bonobos con gafas
Adela Turín – Nella Bosnia,

Kalandraka, 2013.

Adela Turín es, sin duda, un referente en la literatura infantil. Hace más de 30 años inició en Italia la colección “Dalla parte delle bambine” que en España fue editada, en Tusquets, con el título “A favor de las niñas”. Sin duda, es una colección clásica básica para la coeducación y la igualdad.

Kalandraka acaba de reeeditar La historia de los bonobos con gafas que, pese al tiempo transcurrido desde su primera edición, sigue siendo un título necesario porque, por desgracia, sigue habiendo desigualdades de género que debieran estar superadas.

De forma metafórica, Adela Turín nos plantea el contraste entre bonobús y bonobas. Mientras los bonobos se permitían no hacer nada, las bonobas eran las que recogían los alimentos y trabajaban. Los bonobos, por su parte, eran ruidosos y jaraneros. Un buen día los cuatro más espabilados se fueron al extranjero y volvieron sabiendo algunas palabras raras y llevando unas gafas oscuras. Eso hizo que hubiera mucho revuelo y que todos quisieran aprender esas palabras sin sentido y llevar gafas negras. Las bonobas, por su parte, tuvieron que alimentar con más exquisitez a estos bonobos iluminados y, en cambio, no se les permitió ni aprender las palabras ni llevar las gafas. Hartas, decidieron marcharse y empezar de nuevo. Las bonobas fueron capaces de crear unas condiciones de vida más amables, más tranquilas, hicieron juguetes para sus hijos, inventaron instrumentos musicales y protegieron sus casas. Mientras, los bonobos descubrieron que ellos por sí solos no sabían hacer nada.

De esta manera, Adela Turín no solo alude a la desigualdad, sino a la importancia de la educación entre iguales. Bonobitos y bonobitas son tratados por igual por sus madres; eso ya es una puerta abierta a la esperanza. Tampoco escatima ironías ni críticas hacia una sociedad que aprecia elementos que no entiende solo por considerarlos superiores y desprecia sus propias costumbres y tradiciones.

El relato está contado de manera metafórica, como un cuento tradicional cuyo final queda abierto porque, por fortuna, no todos los bonobos eran iguales.

Nella Bosnia ilustra el relato y sus dibujos nos siguen fascinando. Los niños, a los que va dirigida la historia, disfrutarán con las ilustraciones de los bonobos y las bonobas. Los simpáticos monos que nos presenta Nella Bosnia reproducen comportamientos humanos y esa es la ironía que quizá no entiendan los niños, pero sí los adultos. Con sus maletas negras y sus gafas y sus palabras en inglés quieren parecer lo que nunca serán. La reflexión siempre viene bien.

Las nuevas generaciones necesitan libros como este con los que crecieron sus padres. Otro gran acierto de Kalandraka.

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