miércoles, mayo 01, 2013


Rosario Bersabé: “Poética en Gredos. Primera Antología”,
Alkaid Ediciones, 2013.

Rosario Bersabé participa en la “Primera Antología” de “Poética en Gredos” con una muestra de ocho poemas que la describen como una poeta completa y madura dueña de una voz  propia.
En esta ocasión, esta ecijana afincada en Vila-seca, ahonda en sentimientos profundos y cargados de desazón e, incluso, impotencia. No son poemas fáciles ni alegres los de Rosario sino rotundos y comprometidos con la misma entraña del ser humano, condenado a vivir con más preguntas que respuestas.
Los sueños, las pesadillas, las presencias que palpitan,  el insomnio y ese no saber si se está en plena vigilia o simplemente fuera del mundo, se observan en varios de sus versos:
“Huraño huésped que mi sueño vela
Arrópame con las sombras de la noche”
 “Humedecía con lágrimas sus manos
Mientras dormía”.
 Rosario Bersabé traza los caminos que llevan al centro de su alma. Busca refugios que no sabe ciertos. Añora protección y se siente desvelada e, incluso, perdida. Mujer de una pieza, busca la verdad en lo esencial y no siempre es fácil desdeñar viejas creencias y tópicos que nos rodean, aunque ella afirma:
“No me importa la muerte, ni me importa la vida,
Desterré los demonios del lamento
Y en ángeles no creo”.
Solo le queda seguir su camino, a veces duro, para lograr una recompensa que no siempre es la deseada porque, al fin, el ser humano siempre está solo, por muchas presencias que se tengan alrededor y eso Rosario lo sabe muy bien cuando alerta:
“Y no confíes en las aguas mansas,
Que por la umbría encrucijada del silencio
Se agazapan victoriosos los demonios”.
Los poemas que ha escogido Rosario Bersabé para que el lector la conozca buscan la luz, pero no la hallan. Son poemas que nos hablan de angustia, de demonios personales, de itinerarios inciertos. La vida, al fin, es singular para cada uno y nadie tiene el mapa con el camino trazado:
“Me arrojo al mar sin brújula y sin barca”.
Cierra su colaboración con “Tres sonetos para Isabel”. No podía faltar este metro tratándose de Rosario Bersabé a la que le gusta el soneto y sabe tejerlo de forma impecable. En esta ocasión describen el dolor personal y enorme que provoca la muerte de alguien a quien se quiere y que no debería haberse marchado. De manera bronca, potente y llena de lirismo, asistimos a esta herida que no se cierra.
Rosario Bersabé emplea palabras enormes, cargadas de significado, palabras bien matizadas. Es equilibrada en su verso y, pese a que se impone sus condiciones métricas, sus versos estallan, rompen como cristales en nuestros corazones… Suenan y resuenan y no nos pueden dejar indiferentes.

2 comentarios:

  1. Magnífica reseña, Anabel, Muchísimas gracias. Me has
    emocionado.

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  2. Magnífica resena, sí... y con la que estoy absolutamente de acuerdo. Los poemas de Rosario son así: ella misma.

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