Nougumbi,
Dolors Todolí Bofí,
Amigos de Papel, 2012.
Nougumbi, de Dolors Todolí Bofí, es el título más reciente de Amigos de Papel. El libro, cuidadísimo en todos sus aspectos, combina emoción, lirismo, ternura y algunas nociones de historia y nos congracia con nuestros orígenes. La autora, de la mano de un niño, Nougumbi, se adentra en la vida de los hombres de las cavernas y trata de acercárselos a los más pequeños y hacerlos cotidianos y, sobre todo, reales. Nougumbi no puede ir a cazar, porque no tiene la edad, pero sí sabe observar y, sobre todo, sabe escuchar. Para él todos los sonidos son nuevos y distintos. Nougumbi descubre el ritmo y la armonía a su alrededor, en el sonido de las bramaderas, en la extraña cadencia de los huesos cuando entrechocan, en el golpear de las piedras…
Así, de esta manera tan sencilla y, a la vez, poética, Dolors Todolí imagina cuándo pudo haber aparecido la música en las vidas de nuestros más primitivos antepasados. Desde el momento en que Nougumbi se llevó una primitiva flauta a los labios y comenzó a silbar, desde el momento en que los demás se pararon a oír ese sonido, desde ese momento, con seguridad, el ser humano comenzó a ser, de verdad, humano.
El cuento está escrito de manera progresiva y acompaña a Nougumbi en su desarrollo personal. El niño crece y, con él, su curiosidad y su asombro por las cosas que lo rodean. Así, no es ajeno a las pinturas rupestres –de las que se nutre la portada del libro y las portadillas-, ni a la belleza de las estalactitas y las estalagmitas ni al sonido que se extrae de un enorme caracol cuando se le copla.
Nougumbi vive la fascinación de la infancia, que es también es la fascinación de la evolución de la especie porque no para de descubrir, de sorprenderse ni de imaginar. Poco a poco, averigua que, de su improvisada flauta, salen sonidos “suaves como un suspiro” y otros “frescos como el agua”.
El texto acompaña al relato en todo momento, ya que las letras parecen bailar también, se acurrucan, cambian de color, de forma, se ondulan, se vuelven melódicas conforme Nougumbi va progresando en su fascinante descubrimiento.
El color marrón es el dominante en las ilustraciones, color de tierra, de orígenes, de firmeza; color de piedra, de roca, de caverna, de piel. Dolors Todolí es también la ilustradora y llena sus dibujos de alegría, acompaña a Nougumbi en ese proceso y va con él de aquí para allá, muy cerca del fuego, muy cerca del sol, muy cerca de los árboles, muy cerca del cielo porque Nougumbi vive de manera sencilla, muy pendiente de los ciclos de la naturaleza, pero fascinado por los cambios de la misma.
Nougumbi, en suma, es un libro hermoso. Irradia luz, magia y alegría de vivir. Es un libro que permitirá a sus pequeños grandes lectores descubrir la importancia de los sueños y las ilusiones.
Moltes gràcies Anabel. Faré un enllaç al meu blog...
ResponderEliminarDolors
¡Qué hermosa reseña!¡Felicitaciones a todas las involucradas en esto tan auspicioso!
ResponderEliminarGran reseña, ahora hagamos que Nougumbi camine de la mano de los niños para adentrarlos en esa etapa mágica. Julio Jiménez
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