Maya Papaya, Ángeles González-Sinde
Ilustraciones. Laura Klamburg
Edebé, 2015.
Los primeros lectores están de enhorabuena ya que, estas Navidades, podrán recibir como regalo las nuevas aventuras de esta niña despierta y sensible que se llama Maya Papaya.
Maya Papaya es una pequeña muy observadora que aprende, poco a poco, a entender el mundo y a canalizar sus emociones. A menudo parte de una confusión, de una duda o de un deseo que, poco a poco, gracias a su entorno, va tomando forma y llegando a buen puerto.
En esta ocasión, por ejemplo, la encontramos enfuruñada porque su madre no la deja jugar, entre semana, con un juego de pantallas. Tanto porfía que su propia madre le propone que escoja otra madre que se ajuste más a sus deseos y, juntas, salen a la calle. Maya Papaya reconoce a otras madres que están en su barrio y que ella conoce (la frutera, la cartera, la policía...), pero descubre que, entre su madre y ella, hay un vínculo especial y decide, por supuesto, dejar de porfiar y ponerse a jugar con sus juguetes. Eso ocurre en Maya Papaya quiere cambiar de madre.
A Maya Papaya le sucede lo que a muchos niños: tiene miedo de la oscuridad. Su padre le cuenta cada noche los cuentos que ella quiere, pero, al final, hay que apagar la luz. En Maya Papaya mira debajo de la cama encontramos una solución imaginativa y luminosa para mitigar estos miedos. Resulta que no hay seres malos debajo de la cama, sino una ogresa que teje bufandas atrapasueños para que a los niños no se les "olviden los sueños más bonitos".
Los niños, como los adutos, han de aprender a desprenderse de aquello que o no sirve o se les ha quedado pequeño o, incluso, ya no es acorde con su edad. A Maya Papaya no le gustaría dejar ni un juguete cuando se van a mudar, en Maya Papaya está de mudanza, aunque esté roto. Le causa desazón pensar que debe desprenderse de cosas que a ella le gustaban, pero debe hacerlo. Además aquello que no sirve se recicla y se reconvierte, por ejemplo, en una casa para un pájaro, que es el regalo que está esperando a Maya Papaya en su nueva casa. Un pájaro al que la niña llama Futuro.
Los cuentos, escritos por Ángeles González-Sinde, se ajustan mucho al universo infantil y se adentran en aspectos cotidianos, en momentos propios de los niños y niñas que aprenden, despacio, a ser autónomos y a tener criterios propios. Sin didactismos ni valoraciones personales, la autora muestra la evolución de una niña que aprende a escoger y a entender que, en la vida, puede haber muchas respuestas a una sola pregunta. En los textos, escritos en tercera persona, son muy importantes los diálogos que propician un intercambio de sentimientos y una reflexión posterior a cargo de la protagonista.
Las ilustraciones, por su parte, Laura Klamburg, se centran en los momentos puntuales, en los gestos, en las actitudes, en aquello que rodea a Maya Papaya y conforma su pequeño-gran universo. Son ilustraciones que ahondan en los detalles, que se centran en los pequeños objetos, en aquello que, de verdad, inquieta o alegra a un niño.
En definitiva, son historias muy apropiadas para los primeros lectores e, ideales, como decíamos al principio, como regalos estas Navidades... y siempre. Además, el formato es muy manejable y cómodo para las manos infantiles.
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