martes, noviembre 19, 2013

Fortuny, 53. Residencia de señoritas,
Mercedes Neuschäfer-Carlón,
Madrid: Ediciones Vitruvio, 2013.

La escritora ovetense afincada en Alemania, Mercedes Neuschäfer-Carlón, cierra con Fortuny, 53. Residencia de señoritas, una trilogía muy ambiciosa, formada por La acera rota y La primavera no reía. Desde la Guerra Civil a nuestros días, a través de la mirada de una joven, Elena, con algunos paralelismos biográficos con la propia autora, seguimos la crónica de un tiempo que se fue y que, pese a todo,  nos ha modelado y sigue haciéndolo.
En esta ocasión, la obra se inicia en Barcelona, a finales del S. XX. Julia, una mujer no muy satisfecha con la vida que lleva, recibe una carta y eso la lleva a recrear su juventud, allá en los años 50.
María de Maeztu, siguiendo la estela de la Residencia de Estudiantes, fundó la llamada Residencia de Señoritas, en Madrid, en la calle Fortuny, 53. De ahí el titulo del libro. Es en ese residencia donde Julia coincide con otras jóvenes que, procedentes de distintos lugares, tanto de España como de Hispanoamérica, llegan a Madrid con la intención de estudiar una carrera o de abrirse paso en la vida. Julia comparte alegrías y penas, entre otras,  con Chelo y con Lena, la Elena que nos sirve de hilo conductor a lo largo de la trilogía y la misma que escribe la carta que desata la evocación nostálgica e histórica.
Con una prosa realista, detallista y muy vivida, Mercedes Neuschäfer-Carlón se adentra en las vidas de estas señoritas para ofrecer un friso de la sociedad de los 50, de las posibilidades que tenían las mujeres de entonces y de las limitaciones que sufrieron.
Estas chicas comparten buenos y malos momentos, se enamoran y construyen castillos en el aire; algunas se desilusionan, otras dudan, algunas sufren la incomprensión de los demás y todas quieren vivir.
Fortuny 53 es una novela fluida, que se lee con ternura y sorpresa porque mucho han cambiado las circunstancias de las mujeres desde esos años. No obstante, la búsqueda de la felicidad sigue presiendo nuestras acciones hoy en día. En eso no se ha cambiado un ápice.
La novela presenta una estructura circular ya que acaba y empieza igual. Quizás el final sea un poco agridulce porque nos sitúa frente a la realidad actual de esas señoritas, mujeres hechas y derechas a finales del S. XX, que se sienten, de alguna manera frustradas en sus expectativas, pero que, pese a todo, se levantan otra vez y proyectan nuevos proyectos.

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