El Reino de Eidos,
Silvia Gosp,
Valencia, Alupa Editorial, 2011.
Tal vez Platón tuviera razón al postular que existía un mundo de formas (eidos) universales más allá de nuestra propia realidad. Ése es el mundo que Lucía ve en sueños y el que peligra ya que está al punto de caer en manos del maligno ya que los Hecatonquiros se están apoderando de él. Esta trama, tan aparentemente abstracta, es la que se narra en El reino de Eidos, de Silvia Gosp. Ahora bien, la narradora reviste el tema de una serie de aspectos tan atractivos que cuando se acaba la última página, el lector no sabe si ha vivido un sueño, una pesadilla o una historia de suspense, pero sí sabe que lo ha vivido al lado de personajes casi reales, como Lucía y Héctor.
No es la primera vez en la literatura, ni será la última, seguro, que un humano mortal viaja al submundo. Ya lo hizo Dante en La Divina Comedia. Y, mucho más recientemente, en la literatura juvenil, lo ha repetido Anne Ursu en su trilogía Las crónicas de Cronos. Silvia Gosp retoma este viaje al más allá y envía al submundo a tres jóvenes adolescentes, Lucía, Héctor y Rosa, quienes, cada uno a su manera, tienen una misión qué cumplir.
Caronte, Cerbero, la Medusa , las Erinias, Sísifo, Hermes y varios personajes mitológicos forman parte de este tejido narrativo que Silvia Gosp nos ofrece en su primera novela.
Lucía es una joven que tiene sueños especiales, casi pesadillas. Sueña invariablemente todos los lunes. Es una chica reservada, ensimismada en su mundo. Su padre decide enviarla una semana a unas colonias de inglés, contra su voluntad. Lucía, que no tiene madre, no ha encontrado su lugar en la vida. En el barco que los llevará al destino, coincide con Héctor, un joven conocedor de la mitología, ya que su abuela, una anciana ciega y sabia, le contaba cada noche un relato de un libro titulado, precisamente, El reino de Eidos. Con Héctor, Lucía, por primera vez, puede mostrarse sin reservas y ser ella misma. También coinciden con Rosa, una compañera de Lucía, bastante engreída, hija de Esther, amiga especial del padre de Lucía.
Lucía es capaz de ver más allá de las apariencias y detecta que algo no marcha bien. Es, por decirlo así, una persona de una sensibilidad clarividente. En las colonias, acaban viviendo su primer descenso al submundo. De vuelta a casa, el padre de Lucía desaparece y ésta acaba descubriendo, gracias a la abuela de Héctor, muchos de los secretos de su pasado. Su padre guardaba, en un libro hueco de Alicia en el país de las maravillas, una clepsidra, que tiene un gran poder si cae en las manos equivocadas. Además, conoce la historia de las Lucías y entiende mejor su misión. Acaban todos en un caserón de Etxalar, en Pamplona, echándole un pulso al maligno y descubriendo aún, más horrorizados, la verdadera identidad de Rosa y su madre y, lo que es peor, del propio padre de Héctor. Encuentran al padre de Lucía y todo parece terminar bien, aunque… la novela, en su último párrafo, adelanta su posible continuación, ya que el mal sigue acechando entre las sombras.
El Reino de Eidos es un relato narrado en tercera persona y escrito de una manera clara, amena y muy directa. Es fácil quedar atrapado en las páginas del relato que, por otra parte, combina imaginación, con suspense, notas de terror y mucha fantasía. No es solamente una novela que emplea la mitología como pretexto, en absoluto, ya que los tres personajes protagonistas viven sus propias existencias y, sin duda, se seguirán desarrollando en próximas entregas porque no dudamos de que ésta sea la primera parte de una posible trilogía. Animamos, si no, a la autora a que continúe la historia.
Por otro lado, el lector joven entenderá muy bien los sentimientos y reacciones de los personajes puesto que son adolescentes como él. Lucía cree que se está volviendo loca a causa de sus sueños y va al psicólogo para tratar de entenderse a sí misma. Héctor arrastra un pasado familiar que lo ha marcado de por vida. Y Rosa es difícil de definir porque ofrece distintas caras. Es un personaje que puede parecer odioso, pero que tal vez no lo sea, ya que su psicología es bastante compleja.
Otros personajes como el de la abuela ciega de Héctor beben directamente en los cuentos tradicionales, ya que esta anciana no necesita ver para entender ni para saber, puesto que su sabiduría irradia del interior.
No faltan objetos mágicos como el peine que la madre de Lucía le legó al morir y que acaba siendo su arma más poderosa contra los que quieren acabar con Eidos. Las mariposas con las que soñó Lucía, los cristales, la pureza de Eidos, la magia, la clepsidra, el paso del tiempo, los enigmas… son elementos que ayudan a que la novela se lea con fruición.
El Reino de Eidos es también una novela iniciática, de maduración, que permite a Lucía entender su verdadera identidad, al tiempo que mostrarle todo el potencial que custodia en su interior. Es, en suma, una novela bien trabada, que ayudará a los jóvenes a entender la mitología, pero que también les permitirá vivir una aventura sin igual.
Primer capítulo
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