miércoles, enero 30, 2019

"El nacimiento del dragón"
Wang Fei
Marie Sellier
Catherine Louis
Kalandraka, 2014

En el día Mundial de la no violencia, bueno es recuperar "El nacimiento del dragón", que fue selección del Ministerio de Educación en Argentina el 2014.
El texto, cuento, leyenda y alegato pacifista, nos narra cómo surgió esta figura legendaria que en Asia es sinónimo de paz. Cuando, en nuestra cultura occidental, evocamos al dragón no siempre tiene connotaciones positivas; es más, a menudo se nos presenta como un ser maligno y agresivo. De ahí que "El nacimiento del dragón" suponga una gran novedad para los niños europeos que aprenderán no solo a no tenerle miedo, sino a entender y a respetar su origen y su simbología.
El texto se inicia, a la manera de un cuento tradicional, con la fórmula "Hace mucho, mucho tiempo...". Va desgranando como los hombres, para sentirse protegidos, escogieron distintos animales que los representasen, según fuera su oficio o su manera de vivir. Estos animales, la serpiente, el caballo, el pez, el búfalo y el pájaro se conviertieron en animales sagrados que iban a proteger a los suyos. No obstante, el hombre es un ser extraño y dado a las polémicas y, en nombre de las diferencias que los separaban, iniciaron la guerra. Fueron los niños los que, cogiendo una parte de cada uno de los animales sagrados, crearon una criatura híbrida, libre, el dragón. Así, el dragón no solo es símbolo de paz sino de unificación de las diferencias, de consenso, de punto de acuerdo y equilibrio. Nos recuerda el texto que, en China, en cada año nuevo, el dragón es objeto de veneración y, por supuesto, motivo de unión y paz.
"El nacimiento del dragón", además, es una obra de arte ilustrada con preciosos trabajos llenos de color y de luz, de fiesta y alegría. Son ilustraciones que recrean la cultura y el sentir chino y que nos aproximan a una forma distinta de entener la vida pero que, sin duda, apuesta por la convivencia. Se añade un atractivo más puesto que "El nacimiento del dragón" se presenta de manera bilingüe, castellano-chino mandarín. La traducción, impecable, al castellano la ha realizado Pedro Almeida.
Los lectores, a partir de 5 años, disfrutarán no solo de una historia que se puede leer en voz alta puesto que mantiene la estructura de una narración tradicional, sino de unas ilustraciones plácidas, de un nuevo idioma por el que pueden sentir curiosidad y de un mural desplegable que explica la técnica de los ideogramas y la escritura china.
En definitiva, un buen libro para celebrar el día Mundial de la no violencia y seguir apostando por la paz y la convivencia entre pueblos. Por muy distintos que seamos siempre hay algo que nos puede unir. Y, si no, hagamos de las diferencias un nuevo ser, como el dragón. Y que nos represente.