sábado, enero 31, 2015

Emociones con cuento, Ana Isabel Fraga Sánchez - Lucas Domínguez Fraga
Mandala, 2014.

Emociones con cuento es un libro singular y delicioso. Su autora, Ana Isabel Fraga Sánchez, buena conocedora de la disciplina positiva, se acerca a los niños, pero lo hace con una doble perspectiva, la del niño y la del adulto. Es, por así decirlo, un texto que ayudará a padres e hijos a gestionar sus emociones y a crecer juntos.
En la línea de los relatos iniciáticos, tipo El caballero de la armadura oxidada, la autora escoge a un personaje de cuento, el dragón, y le hace vivir distintas aventuras con el objeto de permitir al lector su identificación con las peripecias de Dopi, que así se llama el dragón. Rompiendo los estereotipos de los cuentos de hadas, Ana Isabel Fraga Sánchez nos presenta a un dragón noble y acomplejado por sus lunares. En el primer relato, y la piedra angular de todo el libro, se nos muestra cómo la autoestima de Dopi estaba bajo mínimos y cómo, finalmente, gracias a un dragón sabio y a su familia, descubre que en la diferencia está la hermosura y se acaba aceptando a sí mismo de buen grado.
A partir de este primer cuento, se desgranan los seis siguientes. En cada uno de ellos, Dopi, ya en compañia del viejo dragón sabio que lo instruye y le ayuda en su camino de crecimiento personal, descubre una emoción y aprende a canalizarla. Se tratan el miedo, la tristeza, el enfado, el aburrimiento, los celos y la culpa.
Además de los cuentos, escritos con gracia y soltura, Ana Isabel Fraga incluye, tras cada relato, unas breves notas en las que nos da pistas acerca de cada una de las emociones tratadas y orienta, al adulto, para que sepa  cómo debe explicarlas al niño. De una forma cercana, sin sermones, la autora aconseja qué no debemos hacer y qué es lo correcto. Además, añade algunas pistas que permitirán al adulto entender qué siente el niño ante el miedo o la tristeza; ante el señor miedo, la señora tristeza o el señor enfado.
Cabe añadir que cuando se termina un relato, se formulan, en segunda persona, unas preguntas que permitirán al niño ahondar en esa emoción determinada, empatizar con el dragón y entender qué lo que le ocurre es lo más natural del mundo.
Emociones con cuento es un libro breve en cuanto al formato, pero muy intenso en cuanto al contenido, porque es un libro que hay que leer con atención y paladearlo. Sin duda, podrá acompañar a los más pequeños en su evolución personal y ganará con cada lectura porque, a medida que el niño vaya creciendo y canalizando mejor sus emociones, aprenderá a valorar aún más su contenido.
Es un libro que no debería faltar en los hogares ni en las escuelas o en todos los lugares en los que haya un niño creciendo.
El libro, además, tiene un atractivo añadido: las ilustraciones. El hijo de la autora, Lucas Domínguez Fraga, recoge, con sus pinturas infantiles, todo un mundo de color en donde los lunares son muy vistosos y en donde no existe doblez ni doble sentido.
Como bien dice la autora en el prólogo, que ella titula "Derribando mitos": "Las conductas se corrige, se hablan, se acuerdan, se instauran normas... y se hace con firmeza. Pero es que la fiermeza puede (y debe) ir siempre de la mano del respeto, la amabilidad y el amor". Bienvenidas sean estas emociones... con cuento.

lunes, enero 26, 2015

Historia de Erika,
Ruth Vander Zee - Roberto Innocenti
Kalandraka, 2014.

Casi coincidiendo con el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, que se celebra el 27 de enero, reseñamos un libro estremecedor y siempre oportuno como es La historia de Erika.
Los niños son capaces de entender la realidad y cualquier aspecto que la rodee, siempre que se le explique de una manera clara y adecuada a su edad. No hay que envolver las lecturas infantiles en nubes de algodón o de azúcar ya que los niños pueden -y deben- formar parte del mundo que los rodea. Eso no quiere decir, por supuesto, que no lean textos más lúdicos o imaginativos; al contrario, es bueno conocer todos los géneros y aprender a disfrutar con ellos.
La historia de Erika es un relato certero, hermoso y directo. Erika, ya anciana, le cuenta a la escritora Ruth Vander Zee su vida, la peripecia de una niña que sobrevivió al genocidio gracias a su madre.
A punto de celebrarse el 70 aniversario de la libercación del campo de exterminio de Auschwitz, el testimonio de Erika remueve las conciencias y recuerda que hay episodios de nuestra historia que aún duelen y siguen sangrando y que, por eso, debemos conocerlos, para que no se repitan.
Erika no conoció a sus padres porque estos tuvieron el coraje y la valentía de arrojarla por el tren que los llevaba a la muerte siendo aún un bebé. Alguien la recogió y la crió como hija propia y, cuando Erika pudo entender la realidad, se hizo las preguntas que recoge el libro.
Ruth Vander Zee escribe con frases claras y directas. La poesía de su textos reside, precisamente, en el arte de sugerir, de evocar, de no perderse en datos accesorios y, sin embargo, ser capaz de emocionar al lector. Es un relato que contiene elementos propios de los textos orales y que, poco a poco, nos sumerge en una atmósfera evocadora, cargada de símbolos. No obstante, Historia de Erika no es un relato triste porque Erika considera que, pese a todo, ha logrado enraizar en algún sitio y que su estrella sigue brillando, como la tantos judíos que fueron deportados y exterminados. La estrella de Erika brilla con luz propia y sirve de testimonio.
Roberto Innocenti ilustra el relato con imágenes capaces de mimetizarse con el texto y reproducir los mismos sentimientos. Es como si, mientras Erika narra su historia, las imágenes se proyentasen como una película. Emplea los tonos grises, aunque reserva el color para momentos especiales y muy impactantes, como cuando la bebé que fue Erika es arrojada por el tren y la ropa que la protege se de color rosa, un rosa que destaca entre el gris triste y doloroso de los que viajan en ese tren sin retorno.
Historia de Erika fue libro destacado en Alemania (2004) y está incluido en el Plan Nacional de Lectura de Portugal. Kalandraha lo ofrece en cuatro idiomas, catalán, castellano, gallego y portugués. El libro atrapa, visualmente, desde el primer momento porque, detrás de la solapa que lo envuelve, aparece, nítida, brillante y luminosa, la estrella de David, la estrella de seis puntas que preside todo el relato y que nos recuerda que los seres humanos tenemos los mismos derechos -o deberíamos tenerlos-.
El relato se destina a los lectores desde 10 años, aunque es un texto atemporal que ganará con cada lectura. Es un libro de esos que ayudan a crecer.
En suma, un libro necesario y, como decíamos al principio, siempre oportuno porque no hay que perder la memoria si no queremos perdernos a nosotros mismos.

domingo, enero 25, 2015

Confundiendo historias,
Gianni Rodari - Alessandro Sanna,
Kalandraka, 2014.

Los niños tienen mucha memoria para los pequeños detalles y no permiten que, cuando les contemos cuentos, equivoquen la primera versión; es decir, el adulto que le narre una historia a un niño o niña ha de tener cuidado porque, si no, su forma de contar será cuestionada una y otra vez.
Algo así ocurre en Confundiendo historias, aunque de forma más divertida y caótica. Gianni Rodari observa, como suele hacer en sus textos, de forma lúdica la realidad y la transforma para ofrecer un relato fresco, original y tremedamente creativo. En el cuento, se revisa el texto de "Caperucita Roja" y, de esa revisión, surge un diálogo (muy bien marcado tipográficamente) en que una nieta corrige a su abuelo continuamente y va perdiendo, poco a poco, la paciencia con él. No puede ser que el abuelo confunda el rojo con el verde o añada personajes tan estrambóticos como una jirafa o un caballo. No puede ser que incluya nuevas situaciones para desesperación de la niña que no entiende cómo su abuelo lo confunde todo. De ese diálogo hipercorregido surge una apuesta estética que fomenta la participación del lector y que le permite crear nuevos textos. Finalmente, el abuelo retoma la situación y le ofrece unas monedas para que la niña se compre unas golosinas y él pueda seguir leyendo el periódico con calma.
¿El abuelo no conocía el cuento de "Caperucita roja"? Claro que sí. El abuelo lo que quiere es hacer rabiar, con cariño,  a su nieta, y permitirle que tome las riendas del cuento proponiéndole propuestas arriesgadas y sorprendentes. El diálogo entre la niña y el abuelo está lleno de ternura porque, leemos entre líneas, como la pequeña se esfuerza, creyendo que su abuelo no entiende nada, en hacerlo partícipe de una historia que ella conoce muy bien.
 Confundiendo historias está ilustrado por Alessandro Sanna. El fondo de la página es blanco y resaltan sus dibujos luminosos, como sacados de una chistera de un mago, que irrumpen en la imaginación de la niña y del abuelo.El color rojo, el verde, el violeta... se dan la mano para aguijonear la imaginación y permitir, al lector, seguir ese lío que es cuento de la "Caperucita" a dos veces, aunque un lío, eso sí, muy divertido.
Kalandraka reedita este clásico de la literatura infantil y lo ofrece en castellano, catalán (Un conte embolicat), gallego (Confundindo historias) y portugués (Baralhando histórias). Nos parece un acierto ofrecer a los niños de hoy, a partir de cinco años, esta revisión sugerente de la Caperucita porque no solo pasarán un buen rato, sino que aprenderán que una historia puede contarse de muchas maneras y que eso no es malo, al contrario.
En suma, un cuento lleno de humor que encantará a los primeros lectores.


sábado, enero 24, 2015





El secreto del Galeón,
Ana Alcolea,
Madrid, Anaya, 2014.


 Ana Alcolea afirma que un libro lo empieza a escribir su autor, pero no lo termina. Puede resultar una paradoja, pero tiene razón, porque un libro tiene tantas lecturas y tantos finales como lectores. Los textos de Ana Alcolea requieren un lector activo, que esté muy atento porque son innumerables los guiños al lector. Su última novela, El secreto del galeón, en este sentido, no nos defrauda. Sí abandona un escenario muy querido por la autora, Noruega, pero no deja de presentarnos a personajes en continua evolución ni de rodearlos de símbolos y objetos mágicos.
No es la primera vez que Ana Alcolea nos plantea un encuentro con el pasado. Ya en la Noche más oscura, apelaba al sueño para lograrlo e, incluso, en otros textos, ha empleado un diario, por ejemplo. Aquí, la narración se hace más compleja porque la autora aragonesa inicia un doble relato. Por un lado, el pasado y, por el otro el presente. En el pasado nos encontramos con Mariana, una joven, que regresa a España con su familia y su esclava Ramira en un galeón. En el presente, está Carlos, hijo de dos arqueólogos que, precisamente, están investigando los restos del galeón. El S. XIX y el S. XXI se dan la mano gracias a algunos de estos restos: un broche con la imagen de una mujer, una estatuilla de origen africano y una caja de música. Hay también restos humanos y mucho misterio.
La joven del broche es idéntica a Elena, una compañera de instituto de Carlos por la que él siente algo cercano al amor. Poco a poco, Ana Alcolea va tejiendo una red en donde las casualidades acaban siendo explicadas; aunque no todas. De ahí lo que decíamos al principio de los lectores activos. El lector debe contestar a algunas preguntas que se plantean en el relato y saber dar respuesta a ciertos enigmas.
El secreto del galeón es una novela muy bien documentada y muy bien escrita. Podríamos decir que está escrita con mimo, porque Ana Alcolea emplea diversos registros, desde el registro más lírico y evocador, relacionado con el mar y sus misterios más profundos; hasta el registro cotidiano, como pueden ser las clases del instituto o las alusiones a la alimentación de los personajes. 
Varios son los temas que aparecen en la novela. Sin duda, el origen de Ramira, la esclava de la familia Guzmán, nos hace estremecer. Ramira es un personaje potente, el personaje que relaciona, seguramente, los dos mundos y los dos tiempos. Ella sabía de la magia ancestral y es ella quien reza todas las noches a sus dos estatuas. Ella es también quien escoge morir cuando el galeón se hunde para salvar al resto de la tripulación. El personaje de Ramira, insistimos, es el más rotundo de todos los que describe Ana Alcolea.
Por otro lado, encontramos a los padres de Carlos, una pareja separada, que aún no ha decidido del todo su futuro. El padre es una especie de aventurero que no para quieto en ningún sitio y la madre se muestra como una mujer independiente, aunque necesitada aún del que sigue siendo su marido. Los padres de Elena aparecen más desdibujados, pero también tienen su interés, sobre todo el padre, un coreógrafo reputado, descendiente de la joven Marina. Muchos más son los personajes que se asoman a las páginas del relato, como Marcelo, el marino que se enamora de Marina o la propia madre de esta, una mujer educada muy a la antigua, que siempre esconde sus emociones.
Y dejamos para el final a los tres jóvenes protagonistas. Marina es una chica de 14 años que no aspira a casarse como sus hermanas, sino que tiene otros sueños, quiere convertirse en marinero, algo del todo imposible en su época -e incluso en esta-. Hay algo muy profundo que une a Marina con su esclava que solo el lector más atento logrará desentrañar. Carlos y Elena son los dos adolescentes del S. XXI. Carlos tiene sus vaivenes emocionales, pero es un joven que está creciendo bien, al que le gusta el judo y que sabe apreciar las pequeñas cosas. Elena es una joven desorientada, que nunca ha enraizado en ningún sitio y que vive por y para el ballet. Entre Marina y Elena hay un lazo de unión muy potente, como también descubrirá el lector.
Ana Alcolea maneja con soltura las descripciones y nos sumerge en un ambiente evocador, cuando nos traslada a alta mar, a bordo del galeón; mientras que sabe como rodear de misterio unos restos del pasado por los que los arqueólogos sienten gran respeto. Si no aprendemos a respetar el pasado, parecen decirnos, no sabremos como respetar el presente y nos perderemos sin remedio.
El secreto del galeón ahonda en los sentimientos, en las emociones, en las contradicciones de los seres humanos, en los sueños y una especie de hilo invisible que nos une a nuestros antepasados, porque, como diría Azorín: "Vivir es ver, volver". Y es que el tiempo es, posiblemente, el auténtico protagonista del relato, con sus cambios y caprichos. No es una casualidad que el padre de Elena herede, del suyo fallecido, un reloj, que perteneció al primer Guzmán. No es una casualidad, en absoluto. Tampoco es casualidad que se halle una caja de música en el fondo del mar y que otra caja de música esté en poder de la familia de Elena y que ella misma solo se sienta feliz bailando... como la bailarina que no aparece en esas cajas.
Hay, además, como decíamos al principio de este comentario, múltiples guiños al lector. Uno lo encontramos, por ejemplo, en la página 158, cuando la narradora nos explica que Elena leía un libro para poder dormirse. Pues bien, sin decir el título, ese libro es La noche más oscura, de la propia autora. Hay también alusiones a la Divina comedia, de Dante, un libro apreciado por Ana Alcolea.
David Guirao es el encargado de ilustrar la portada y lo hace con una imagen evocadora y enigmática, en donde el azul es el color dominante y las estrellas, como un rosario de luz, marcan un camino.
En definitiva, El secreto del galeón es un libro para disfrutar de la lectura que nos hará reflexionar, que nos conmoverá y que nos permitirá crecer un poco más.

domingo, enero 18, 2015






Deseo de chocolate,
Care Santos,
Círculo de Lectores, 2015.

Deseo de chocolate, de Care Santos, fue premiada con el Ramon Llull 2014. La novela, amplia y muy bien documentada, se lee de un tirón y deja al lector con la intriga de saber más acerca de los personajes que tan bien retrata la autora.
El texto nos cuenta la historia de tres mujeres, que vivieron en tiempos y lugares dispares, pero que están unidas por un objeto tan delicado como puede ser una chocolatera de porcelana y por una afición al chocolate. Estas tres mujeres protagonizan las tres partes en que se estructura el relato. La particularidad es que se inicia en los tiempos actuales (Barcelona 2014) y se acaba en el mismo origen de la chocolatera, en pleno S. XVIII.
La chocolatera es un objeto valioso en el que caben solo tres tacitas de chocolate y pertenece, como dice en su base, a Madame Adelaïde, que no es otra que la sexta hija de Luis XV.
Si nos centramos en las historias, observaremos que los personajes femeninos que describe Care Santos están perfectamente definidos y se caraterizan por su fortaleza. Todas ellas, de alguna manera, tienen que ver con el negocio del chocolate y todas ellas acaban tomando las riendas de su vida.
La primera es Sara Rovira, una mujer que recuerda los días de su primera juventud en compañía de Max, con quien se casó, y de Oriol, con el que siempre mantuvo una relación tormentosa. La noche en que, escondida, espía la conversación de estos dos hombres, se rompe su preciada chocolatera. El libro se inicia con un preludio en el que Max pega, con esmero, todos los pedacitos de tan preciada pieza. Deseo de chocolate, por así decirlo, es como un puzzle en el que todas las piezas, de la mano de la chocolatera, acaban encajando.
La segunda mujer es Aurora, en la Barcelona de 1854. Autroa está muy lejos de poder tomar chocolate, aunque lo hace a escondidas, porque es sirvienta y trabaja para los Turull. De alguna manera, la suerte se alía con Aurora y le permite pasar de sirvienta a señora y obtener, casi sin ella quererlo, el privilegio del chocolate.
La tercera es Mariana, en la Barcelona de 1777. Gracias a los escritos del secretario de Madame Adelaïde conocemos la historia. Una delegación francesa llega a Barcelona para hacer negocios con el maestro mastelero inventor de una máquina revolucionara. El maestro es el marido de Mariana y ha muerto, aunque pocos lo saben. En un gremio dominado por hombres, Mariana se va abriendo paso.
A lo largo de las páginas de Deseo de chocolate conocemos a muchos personajes, algunos históricos y otros inventados por Care Santos. Todos están abocados a un destino relacionado con el chocolate y todos, como ya se ha dicho, acaban con la chocolatera en las manos. Esa chocolatera deviene en una especie de objeto mágico, gracias al cual descubrimos las trastiendas de Barcelona desde el S. XVIII al S. XXI.
Amor, música, afán de grandeza, rencores, obsesiones, vidas pequeñas y grandes se van dando la mano para crear una obra emocionante, llena de sorpresas que plasma, con ojo crítico, irónico y, a veces, tierno, las miserias y, por qué no, las grandezas humanas.
Deseo de chocolate es, en fin, una novela dulce y amarca a la vez. Como la vida.

domingo, enero 04, 2015

El senyor No,
Antònia Farré - Agustí Farré,
Arola Editors, 2014.

El senyor No és, en primer lloc, un conte deliciós. És un conte per ser llegit, evidentment, però, sobretot, per ser escoltat. El seu origen, espero no equivocar-me, va ser oral. M`imagino a la seva autora, Antònia Farré, explicant, als seus fills, quan eren més petits, aquesta paràbola que és El senyor No. Si més no, ha triat, i no és per casualitat, els mateixos noms dels fills, Berta i Jaume, per identificar als nens protagonistes del relat.

L`Antònia Farré s`ha decidit a escriure el conte gràcies al treball de recerca de la Berta Salvat, elaborat durant el curs escolar 2013-2014 i supervisat per la professora Fina Masdeu. Així, ens hem de felicitar d`aquest fet, perquè, insistim, és un conte ple de referències i amb un contingut adreçat als infants, però que no deixarà indiferent als adults.

L`excusa per escriure el conte parteix dels elements del seguici festiu de Reus, els gegants, els nanos i la Mulassa. Són elements de forta identificació local, però que els podem aplicar a qualsevol altre indret, perquè el missatge, ja ho veurem, és universal. Un bon dia el tal senyor No arriba amb la intenció de manar, no sabem qui l`autoritzat, però ho fa amb tot el despotisme propi d`una persona que es creu en poder de la veritat. Els nens del lloc, veient que la seva festa més estimada perilla, li van a demanar clemència, però el senyor No ni els escolta; a més decideix que s`han de cremar tots. Això no pot ser i els elements festius es salven gràcies a les persones anònimes. El senyor Non acaba sent víctima de la seva intransigència i acaba molt malament. Per altra banda, la festa es celebra amb més alegria que mai.

Podem llegir el conte seguint dos nivells. El real, que és el que acabem de resumir i el simbòlic que ens porta a fer una reflexió més profunda. Avui en dia, per desgràcia, estem envoltats de molts senyors No que decideixen en nom seu, sense pensar en els demés, i que ens han portat a la crisi que estem patint. Cal pensar que aquest senyor No no és un bon representant del poble ni molt menys. Per altra banda, els nens i nenes del conte donen una lliçó de civisme i democràcia que es podria aplicar també a moltes situacions actuals. Així, doncs, més ens val decidir si volem ser como el senyor No, que no és gens aconsellable o com els nens que creuen en el diàleg i en la tolerància.

El conte, per altra banda, està escrit d`una forma directa i fresca. L`Antònia sap molt bé com atrapar al lector i fa servir adjectius significatius i expressions vives. No perd tampoc de vista una certa ironia i un humor molt fi que li serveix per tractar amb gràcia aquesta figura, poc atractiva, del senyor No.

El conte, a més,  ens parla de les tradicions, dels trets que ens identifiquen i que ens fan ser com són i que, sense oblidar que les diferències ens ajuden a ser millors, marquen la nostra forma d`entendre el món.

Cal afegir que la tipografia  ajuda molt perquè les paraules augmenten o es remarquen més per senyalar els canvis emocionals i per acompanyar la peripècia del senyor No, del pobre senyor No que s`estima més estar sol i manar, que ser feliç i està a gust amb la seva consciència.

Les il·lustracions són de l`Agustí Farré i venen marcades pels colors i per la caracterització dels personatges. Les mirades i les boques del senyor No, dels nens i, fins i tot dels gegants, van canviant a mida que el relat avança. Son il·lustracions que s`integren molt bé amb el text i que ajuden a llegir-lo i, més encara, a viure la festa de Reus.

Els “No, no, no...” del senyor No s`apaguen gràcies a la voluntat, al diàleg, a la determinació i a l`escolta. Ara bé, malgrat els valors del llibre, no és un text avorrit ni ple de didactismes obsolets, sinó fresc, directe i molt actual